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Lady Gaga, Gwen Stefani… y ¡Beto O’Rourke! ¿se une ahora al desfile de estrellas en Las Vegas?

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Las residencias en Las Vegas, un lugar vibrante y lleno de vida, donde artistas de renombre se asientan en la ciudad, a menudo para brindar una docena o más de espectáculos al año. Lady Gaga, Gwen Stefani y Aerosmith se encuentran entre las grandes estrellas que tienen concertadas presentaciones para este año.

Pero también hay otra residencia, no oficial, que se está arraigando en el estado: los candidatos que intentan asegurar la nominación presidencial del partido demócrata para 2020.

Bernie Sanders, Cory Booker, Kamala Harris y Elizabeth Warren ya han hecho varias paradas en Nevada mientras intentan atraer votantes antes de la asamblea estatal del 22 de febrero. También lo han hecho Jay Inslee, Tulsi Gabbard y Julián Castro. Este último ha marcado el ritmo con cinco visitas, según el partido demócrata de Nevada.

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Este fin de semana, sin embargo, el estado vio el debut de una de las estrellas más importantes del partido: Beto O’Rourke.

El tejano de 46 años de edad captó la atención nacional gracias a su enérgica contienda contra el senador Ted Cruz, el año pasado, en la cual quedó fuera por un escaso margen. Ello supuso una pequeña victoria moral para los demócratas, en un estado que no ha elegido uno de los suyos para una banca del Senado desde Lloyd Bentsen, en 1988.

Después de la derrota de O’Rourke -y de un proceso de decisión un tanto prolongado, que incluyó una súplica de Oprah Winfrey para que se postule a la presidencia- se lanzó a la contienda general este mes. Viajó a Iowa porque, como señalan rápidamente sus habitantes, es el primer estado de los caucus.

Fue a New Hampshire y South Carolina, los cuales tienen elecciones primarias tempranas. Nevada era el siguiente paso lógico; allí aterrizó el pasado sábado por la tarde y se dirigió a una casa en el oeste de Las Vegas, donde se realizaba una fiesta de bienvenida, organizada por Artie Blanco.

Blanco, que se presenta como agente política y de datos, expresó que no está acostumbrada a planear fiestas para candidatos. “Soy una persona que más bien se mueve detrás de la escena”, afirmó. Tampoco manifestó apoyo a ningún candidato en particular.

Pero O’Rourke es de Texas y también lo es Blanco. Él es oriundo de El Paso, mientras que ella es de Houston, pero se mudó a Las Vegas hace más de una década, así que O’Rourke, tuvo una bienvenida de Texas.

“Somos personas orgullosas sin importar de qué parte de Texas somos”, expuso. “Y después de todo, sé que esta es una oportunidad para nosotros. Es el momento de devolverle el poder a la gente”.

O’Rourke entró en la concurrida sala de estar y se puso de pie en una silla plegable; su cuerpo alto quedaba tan próximo al ventilador del techo, que debió pedir que no lo encendieran. Cuando comenzó a hablar, los concurrentes alzaron sus teléfonos celulares para grabar, fotografiar y transmitir en vivo las ideas del candidato sobre la reforma migratoria, un mejor sistema educativo y un salario digno para los docentes, para que no deban pensar en un segundo trabajo. Poco después, O’Rourke respondió preguntas y posó para fotografías.

Ed Cantillo afirmó que ningún candidato presidencial había pasado por su vecindario antes. A sus 69 años, recordó haber viajado para ver a los demócratas, Jimmy Carter y Jerry Brown, cuando se postularon para la presidencia, en 1976. A ambos, contó, les estrechó las manos.

Cantillo observaba a la gente acercarse a O’Rourke para hablar sobre sus esperanzas para el futuro y posar para las fotos y esperaba su turno pacientemente. Cuando una mujer estaba a punto de finalizar su charla con el candidato, Cantillo extendió su mano para acercarse, pero una joven se adelantó y lo obligó a dar un paso atrás.

El hombre escuchó a la chica decirle a O’Rourke que le gustaría ser presidenta algún día. El candidato le respondió que, si él estuviera vivo en ese momento, votaría por ella. Hubo más fotos; las cámaras de televisión comenzaban a retirarse. Blanco instó a la gente a llevarse comida antes de partir.

De repente, en una fracción de segundo se abrió un espacio y Cantillo aprovechó el momento. O’Rourke lo vio con su mano extendida y los dos se saludaron. Cantillo sonrió.

Al siguiente día, en domingo, O’Rourke volvió a encontrarse con votantes, esta vez en el norte de Las Vegas, en Arandas Taquería. “¡Está conduciendo él mismo!”, gritó alguien en la multitud cuando O’Rourke llegó. El candidato estrechó más manos y se puso de pie en el patio, con un micrófono inalámbrico. Habló en español, luego en inglés y después de nuevo en español.

Cuando ingresó a la taquería, quienes habían quedado afuera presionaban sus rostros contra la ventana para ver mejor. El candidato se puso de pie en una silla otra vez, mientras que la multitud de más de 100 personas permanecía sentada en las mesas y paradas en los pasillos. Un hombre gritó que había conducido toda la noche desde Long Beach para verlo.

Anita Allen, de 73 años, expuso que había apoyado a Sanders en 2016 y que O’Rourke era el primer candidato que veía en este ciclo electoral. La mujer afirmó que disfruta del poder de Nevada para atraer candidatos y planea ver varios más antes de decidirse por uno.

Afuera, apoyada en una muleta, Tracy Trolle, de 45 años, ya se había decidido por O’Rourke. Le gusta el mensaje del candidato, de tratar a las personas con dignidad, una palabra que sazonó su discurso en la taquería y luego en la atestada cafetería Pour Coffee Shop. Algunos partidarios del presidente Trump lo insultaron y le gritaron que se fuera a su casa; también usaron apelativos para describir a los inmigrantes que viven en el país sin autorización.

“Hay intolerancia y racismo... por parte de uno de los presidentes más racistas y descorteses que hemos tenido”, expuso O’Rourke, parado sobre un vehículo, a varios metros de los fanáticos de Trump, mientras hablaba con la multitud. “La manera de enfrentar ese desafío es no sucumbir a la mezquindad, a la pequeñez, a la intolerancia”.

La multitud cantaba su nombre mientras él ingresaba para hablar. Allí reprendió a Trump, le dijo a un adolescente que estaba abierto a la idea de reducir la edad para votar a 16 años, y pidió leyes más estrictas sobre las armas de fuego. Después se marchó.

Angela Shimel, de 44 años, estaba en la parte trasera de una camioneta con su familia y afirmó que el candidato le recuerda a Robert Kennedy. Ella apoya incondicionalmente a O’Rourke. “Creo que Beto puede devolvernos Camelot”, (llamada así por los norteamericanos para referirse a la época en que John F. Kennedy fue presidente, los Kennedy y su reino de Camelot) afirmó, Shimel.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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