Rafael Inclán participa en la última película de ‘La India María’ mientras cimenta su propia leyenda
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Los Ángeles — Hace cuatro meses, la noticia de la muerte de María Elena Velasco, conocida por su extensa interpretación de “La India María” -uno de los personajes más entrañables de la comedia mexicana-, causó tristeza entre los innumerables seguidores de una artista que, a lo largo de cinco décadas, entretuvo a varias generaciones de espectadores, incluso cuando se encontraba en la mira de quienes cuestionaban la propuesta sencilla y popular de sus producciones.
Ahora, los inmigrantes latinos en Estados Unidos que crecieron con esta figura o que accedieron a ella gracias a sus familiares tendrán oportunidad de rendirle tributo a la fallecida a través de “La hija de Moctezuma”, el último largometraje hecho por Velasco, cuyos derechos televisivos han sido adquiridos por CineLatino y que tendrá un pre-estreno especial el 16 de septiembre, en consonancia con la celebración de las Fiestas Patrias, para estrenarse luego de modo oficial en el mismo canal el 20 del mismo mes.
En la cinta, la actriz interpreta nuevamente a su personaje habitual, es decir, una campesina de vestimentas coloridas y de lenguaje particular que se enfrenta a los abusos de los poderosos y que, en esta ocasión, debe recuperar un objeto antiguo con el fin de evitar “la destrucción de México”, bajo pedido expreso de Moctezuma, el último gobernante del imperio azteca, quien es encarnado por Rafael Inclán, otra gloria del entretenimiento fabricado en el país vecino, con una extensa trayectoria que va desde el también polémico ‘cine de ficheras’ hasta las telenovelas, pasando por innumerables obras teatrales y cintas de prestigio (Arturo Ripstein lo convocó dos veces).
Inclán, quien tiene una personalidad enorme, conversó con HOY mientras desafiaba el tráfico del DF para hablar de este filme, que lo reunió con Velasco cerca de cuatro décadas después de su primera colaboración cinematográfica a raíz de “La Comadrita”. “Ojalá que esto puede ser revalidado por allá, porque a pesar de que es una muestra del legado incuestionable [de ‘La India’], no tuvo suerte en mi país, donde se estrenó en medio de dos éxitos de taquilla y fue catalogado como una película ochentera, quitándole todo el respeto que se merece la señora Velasco por haber sido una de las estrellas de su estilo”, nos dijo el veterano intérprete.
Siguiendo la línea establecida en todos los trabajos de esta actriz, “La hija de Moctezuma” no es una obra maestra ni un producto de enormes ambiciones, pero sí una comedia tremendamente divertida en la que no faltan los comentarios sociales y críticos, como pudimos notarlo al verla. Además, el mismo Inclán no estuvo libre de desafíos, ya que todos los diálogos de su Moctezuma eran en náhuatl, un idioma ‘mexica’ que no sabía hablar.
“Me puse a estudiar con un ‘coach’ y creo que eso se nota en la película, porque hablo náhuatl sin hacerme el chistoso, es decir, sin fingir que lo estoy haciendo o jugar con las terminaciones”, dijo Inclán. “Claro que ya se me olvidó lo que aprendí, pero lo hice en el momento que se requería, tratando además de mantener la majestuosidad del personaje en medio del humor típico de ‘La India’, que era medio ‘botado’”.
“No hay que olvidar que, a lo largo de su carrera, [Velasco] nunca dejó de lado la crítica social, porque siempre aparecía defendiéndose de la policía y de los malandrines, aunque lo hiciera siempre desde el punto de vista de su personaje”, agregó. De hecho, según algunos analistas, este detalle le dio un carácter menos complaciente que el de la figura de ‘Cantinflas’, quien terminó de un modo u otro aliándose al ‘status quo’.
Para Inclán, el humor tiene la obligación de marcar lo que otros no pueden o no quieren decir, pero lo hace empleando la risa para no tener luego que someterse a la censura. “Al final, ‘Cantinflas’ sí se puso un poco al lado de la demagogia, pero ‘La India’ siempre era atacada y tuvo que defenderse; y lo hizo maravillosamente bien”, precisó.
El mismo Inclán puede haber sido objeto de críticas debido a su participación en proyectos del pasado que fueron cuestionados por los defensores del “buen gusto”, aunque la llegada de la modernidad y de términos como el ‘kitsch’ le han dado un nuevo sentido a esa clase de producciones. “Todo es válido y todo es cíclico; es importante que haya géneros completamente críticos, pero también otros más ligeros, para ofrecerle diversidad al espectador”, insistió. “En ese sentido, el humor es una espada verbal, como el albur, que puede pegar muy duro mientras te divierte”.
A su modo, Inclán, que grabó recientemente las voces en películas animadas como “La leyenda de La Llorona” y “La leyenda de las Momias de Guanajuato”, ha desarrollado un carácter legendario que le permite mantenerse vigente no sólo en el mundo del espectáculo, sino también en el del amor, porque tras dos matrimonios y dos divorcios, mantiene una duradera relación de pareja con una mujer cuarenta años menor que él (el actor ya cumplió los 74, aunque su vitalidad dicte lo contrario).
Además, se encuentra plenamente activo en el teatro a causa de “Hecho en México”, un montaje que viene presentándose a lo largo de dos años y medio en la capital. “Cuando uno es actor, tiene que subirse al escenario cada vez como si se tratara de la primera, y hay que andar siempre despierto”, enfatizó. “La leyenda no hace la función”.
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