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Julio Salgado, ‘queer’ e indocumentado, impone su arte por todo lo alto

El mexicano Julio Salgado posa frente al cuadro que se exhibe en el Museo Smithsoniano.
El mexicano Julio Salgado posa frente al cuadro que se exhibe en el Museo Smithsoniano.
(Cortesía Beto Soto)
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El hecho de no contar con los documentos necesarios para garantizar una vida sin sobresaltos constantes en los Estados Unidos no ha impedido que Julio Salgado avance en su carrera como artista y que sea incluso reconocido en los ámbitos mayores, como lo demuestra la participación de una de sus obras en una muestra llevada a cabo en la instalación principal del reputado Museo Smithsoniano.

“Me siento todavía sorprendido, porque esto no fue planeado”, nos dijo el pintor desde su casa en Long Beach, California. “Me ha gustado dibujar desde que era chico, y lo hago porque es la única manera en que me pudo expresar como persona indocumentada que vive en este país. Hay cosas que no están bajo mi control, pero el arte sí”.

Para él, lo que crea sobre el papel es una especie de terapia que, además, le ha permitido conectarse con muchas otras personas que se encuentran en la misma situación legal. “Hay muchos indocumentados que me han dicho que sienten que alguien se está dando cuenta de su existencia después de ver mis obras”, recordó. “Lo del Smithsonian es como un ‘cherry on top’ [cereza en el pastel’]”.

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Si lo que hace ha logrado establecer esta conexión es porque se trata de un arte con carácter activista que no se limita a la comunidad indocumentada, sino que se extienda también a la LGBTQ+, porque Salgado se define como ‘queer’. “Las personas que están trabajando en el museo se interesaron en mí en y otros creadores que no hacen necesariamente arte tradicional”, afirmó él mismo antes de referirse al trabajo que presentó, y cuya reproducción se encontraba justamente a sus espaldas durante la charla por Zoom que tuvimos.

“Es una pieza basada en ‘Las dos Fridas’, a las que tengo tatuadas”, agregó, mientras giraba las manos y nos mostraba el resultado en sus muñecas. “Como mexicano, es como un cliché decir que eres fan de Frida, pero yo llegué a este país desde Ensenada, Baja California, en el ’95, cuando tenía 12 años, y una de las primeras cosas que hice fue tomar una clase de arte”.

“La maestra [en esa clase] me dijo que me iba a gustar el arte de esta persona, y así fue”, prosiguió. “Frida hacía arte de lo que sentía; no era considerada necesariamente hermosa, pero no le importaba lo que pensara la gente. A esa edad, y en mi situación, fue como una guía espiritual para mí”.

El artista precisó que realizó esta pieza, titulada “Quiero Mis Queerce”, cuando cumplió los 30 años, y que presenta en ella una imagen ficticia e idealizada de lo que hubieran debido ser sus dos eventos de quince años. “Habla de crecer en una sociedad muy machista, cuando a veces tenemos partes que son masculinas y otras que son femeninas”, comentó. “Los del Smithsonian la eligieron cuando fueron a visitarme al apartamento que tenía entonces en Boyle Heights”.

Una experiencia memorable

La exhibición colectiva, que se titula “¡Printing the Revolution!”, incluye más de cien de obras que van desde los años ’60 hasta la actualidad, lo que le da espacio a varios exponentes de la “nueva ola digital” a la que pertenece Salgado. Y aunque la muestra tuvo que cerrar sus puertas de manera temporal debido a la pandemia, existe ahora una forma ideal de recrear la experiencia que tuvo nuestro entrevistado al poder verla debido a la incorporación gratuita en YouTube de un cortometraje documental que se titula “My Name Is Julio: A Short Film By His Best Friend Jesús Iñiguez”.

“Cuando esto se dio, Jesús me dijo ‘tenemos que grabar este momento’”, retomó nuestro interlocutor. “Mis papás siempre han ido a mis shows, pero esta vez no pudieron, porque fue en medio de la pandemia y en [Washintong] DC [donde se encuentra el museo]. Ellos como indocumentados no pueden volar, y hacer este video también fue para ellos. Para mí, la decisión de ir hasta allá tampoco fue fácil, pero se tenía que hacer, porque no sabíamos cuándo iba a poder estar de nuevo en un show tan espectacular”.

“Fuimos en noviembre, el fin de semana que se abrió, y al siguiente lunes ya tuvieron que cerrar; pero están haciendo muchos eventos virtuales”, prosiguió. “Yo voy a estar con ellos el 13 de mayo, en una conversación con Claudia Zapata y Michael Menchaca. Y si visitan [en línea] ‘¡Printing the Revolution!’, hay fotos, videos y conversaciones con los artistas que han sido parte del show. Además, [la exhibición] se va a reabrir muy pronto, o sea que hay que seguir ‘checando’ la página”.

Pese a que Salgado empezó por casualidad su carrera con arte de contenido político a solicitud de las publicaciones de la universidad en la que estudiaba Periodismo, no se atrevió realmente a dar la cara públicamente como indocumentado hasta conocer a la generación más reciente de ‘dreamers’, que no tuvo temor a mostrarse abiertamente ante los medios con el fin de exigir el tan ansiado ajuste de estatus.

“Técnicamente, soy un ‘dreamer’, porque tengo DACA [Acción Diferida para los Llegados en la Infancia], pero no me identifico como ‘dreamer’ porque cuando pienso en ellos veo a los jóvenes que acaban de salir de la ‘high school’, mientras que yo tengo 37 años”, precisó el artista. “Si pasa el Dream Act, quizás me beneficiaría. Pero para mí es importante hablar de todos los inmigrantes, porque normalmente nos enfocamos en los más jóvenes, cuando hay gente mucho mayor que no se ha beneficiado con las medidas actuales y que tampoco se beneficiaría con las que se aprobarían”.

“El Dream Act salió en el 2001; llevamos 20 años tratando de que se apruebe, y la verdad es que, con todo lo que ha pasado, yo desconfío de todas las administraciones”, señaló. “Por otro lado, cuando estaba en la universidad e iba a las marchas, veía que mucha gente en el movimiento era religiosa, y cuando yo hablaba de mi identidad [sexual] y de los que son transgénero, me decían que ese era ‘otro tema’. Me parece algo hipócrita, porque ignorarlo tiene efecto en las políticas del gobierno y termina por afectar a los demás”.

Mucho más que simplemente aumentar la diversidad, la tarea que queda por delante consistirá en repensar las mismas formas en que se gobiernan los museos.

Nov. 1, 2020

‘Banda’ y esperanza

Curiosamente, cuando le preguntamos por sus principales influencias como artista aparte de Frida, Salgado mencionó en primer lugar a una cantante: la ya desaparecida Jenni Rivera, conocida también como ‘La Diva de la Banda’ y oriunda de Long Beach, ciudad en la que el dibujante ha pasado la mayor parte de su vida.

“La música para mí siempre ha sido esencial, y la escucho cada vez que dibujo”, afirmó. “Yo admiraba mucho a Jenni, porque ella estaba en un género musical que era casi exclusivo de los hombres, y la criticaban también por su peso. Le valía todo, y las personas así, que no siguen las reglas y no aceptan que las metan en una cajita, me parecen realmente importantes”.

Salgado respeta también a otros pintores indocumentados, como Bryan Herrera, de Chicago, y Carla Rosas, de Nueva Orleans. “Y admiro mucho a mi mentora Favianna Rodríguez, que nació aquí, que fue parte de esta exhibición y que vive en Oakland”, detalló. “Ella usa su arte para hablar de cosas que siguen siendo un tabú en nuestras comunidades”.

“Favianna fundó hace varios años, en su propio apartamento, una organización llamada Center for Cultural Power, y me invitó a que la ayudara”, añadió. “Seguimos trabajando con otros artistas, haciendo programas, como uno que es para que la gente que quiere escribir en Hollywood aprenda métodos para cambiar el modo en que se cuentan nuestras historias en esa gran industria, donde no hay suficientes escritores indocumentados ni transgénero”.

Finalmente, pese a que nació en el seno de una familia latina, Salgado tiene la suerte de no haber sufrido el rechazo de sus seres más cercanos debido a su identidad sexual. “Desde que notaron mi interés en ser artista, mis padres dijeron que, si eso era lo que me hacía feliz, lo hiciera”, recordó. “Para mí ha sido muy importante tener ese apoyo, porque sé que muchos jóvenes no lo tienen”.

“En ese sentido, tengo que agradecer a mi tío Chicho, que ya falleció, y que era gay”, dijo. “Él abrió las puertas para poder ser quien soy. Tener un familiar que inició esa conversación durante los tiempos del VHI y el Sida ha ayudado mucho, aunque tiene que haber sido difícil. Ahora veo que hasta en las telenovelas hay personajes de esta comunidad, y hay gente que busca esas historias para poder hablar con sus familiares del tema”.

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