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La leyenda de la guitarra mexicana Javier Batiz, mentor de Carlos Santana, sigue con todo a los 77 años

Javier Bátiz
“Mi vida gira en torno a mis guitarras, mi mujer y yo”, dice el pionero músico de Tijuana Javier Bátiz. “Toco todas las noches y la guitarra es como mi tercer brazo”.
(Robert Gauthier / Los Angeles Times)

Con decenas de álbumes en su haber, y uno nuevo en camino, el tijuanense se dispone a dar un concierto benéfico el 1 de mayo en San Diego en favor de los veteranos militares estadounidenses deportados que no pueden regresar a Estados Unidos desde México.

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El pionero del rock ‘n’ roll mexicano, Javier Bátiz, cree que la intervención divina le llevó a empezar a tocar la guitarra en 1956, a la edad de 12 años, poco antes de lanzar su innovadora banda de Tijuana, Los TJ’s. Ahora, a sus 77 años, Bátiz cita la misma fuerza mayor para su longevidad.

“Lo que me hace seguir adelante es la bendición de Dios, que me dio el talento y la energía para seguir adelante, porque nadie me impide ser lo que soy”, dijo el veterano músico, que actúa con su banda actual el domingo en Winstons, en Ocean Beach.

Divino o no, el impacto de Bátiz a lo largo de las décadas ha sido formidable para muchos oyentes en México, y para el conjunto de notables músicos de los que ha sido mentor. Este último grupo incluye al batería de Canned Heat, Fito de la Parra (que está previsto que participe en el espectáculo del domingo en Winstons), al gran bajista Abraham Laboriel y un guitarrista llamado Carlos Santana.

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“Supe que iba a ser músico desde una edad muy temprana en Tijuana, donde vi a Javier Bátiz”, recordó Santana en una entrevista con el Union-Tribune en 2013.

“Mucha gente de Tijuana que lee esto se alegrará mucho de que se le reconozca. Se parecía a Little Richard y tocaba la guitarra como B.B. King. Había muchos otros guitarristas de Tijuana con ese sonido, pero cuando le escuché supe que sería músico el resto de mi vida.”

Hablando por teléfono recientemente desde la casa de Tijuana donde nació y aún vive, Bátiz se rió con alegría cuando le leyeron la cita de Santana.

“¡Ese es mi hermano pequeño, ese es Carlos!”, dijo, aunque su entrevistador aún no había identificado a Santana como la fuente de la cita.

“Carlos llevó mi música, mi forma de tocar, por todo el mundo y se hizo muy famoso y aceptado. Me siento muy afortunado de que lo hiciera”.

MUSEO HISTORIA DE TIJUANA
El Museo de Historia de Tijuana es uno de los museos de México que cuenta la historia del pionero guitarrista y cantante de rock de la ciudad, Javier Bátiz.
(Tania Navarro / San Diego Union-Tribune Español)

La guitarra es como mi tercer brazo

Santana empezó a recibir clases de guitarra de Bátiz cuando tenía 12 años y luego se convirtió en el bajista de Los TJ’s. En los años sesenta, Santana se trasladó a San Francisco, mientras que su mentor, Bátiz, se trasladó a la Ciudad de México.

El hecho de que Santana se convirtiera en una estrella internacional está tan bien documentado como el hecho de que Bátiz siga siendo “el padre del rock ‘n’ roll mexicano”.

Un compromiso laboral impidió a Bátiz actuar en Avándaro, el festival de 1971 anunciado como el Woodstock mexicano. Pero su carrera ha sido documentada en libros y honrada en exposiciones en museos. La calle en la que vive Bátiz en Tijuana lleva su nombre.

“Mi vida gira en torno a mis guitarras, mi mujer y yo”, dijo Bátiz, cuya última banda cuenta a veces con su esposa de 32 años, Claudia, en la batería. “Toco todas las noches y la guitarra es como mi tercer brazo”.

Bátiz y su mujer, Claudia Madrid, contrajeron el COVID-19 el año pasado, dijo, a pesar de estar vacunados.

“Fue leve”, recordó Bátiz. “Pero la pandemia fue estupenda para nosotros: pasamos un año y medio juntos en nuestra casa”.

Como ha hecho durante décadas en la misma casa de Tijuana, Bátiz vuelve a dar clases de guitarra. Actualmente tiene unos 14 alumnos. Sus edades oscilan entre los 7 y los 22 años.

“Les enseño a tocar el blues”, dijo Bátiz con sencillez.

La recaudación de su concierto del domingo en Winstons se destinará a los veteranos militares estadounidenses deportados que viven en Tijuana, pero que no pueden regresar a este país por diversos motivos legales.

“Los echaron de los Estados Unidos porque no tenían los papeles correctos o lo que sea”, dijo Bátiz. “Fueron a la guerra como soldados estadounidenses, volvieron y los echaron. Así que intentamos ayudarles”.

¿Se retirará alguna vez este incansable guitarrista?

“No lo creo”, dijo su mujer, Claudia Madrid. “Si no toca, se morirá. Siempre me ha dicho que quiere morir, en el escenario, tocando su guitarra”.

Bátiz estuvo de acuerdo.

“Dentro de un mes cumpliré 78 años. Pero si me ves, parece que tengo 39”, dijo.

“No bebo alcohol, no fumo, como muy sano y no me gusta ir a los bares ni a los partidos de futbol. Toco música, como buena comida y veo la televisión con mi mujer, mis hijos y mis nietos.

“Cuando toco música, canto, grito y te llevo a Marte. Estoy tan enamorado de la música que no quiero perderme ni un segundo. Quiero morir en el escenario”.

Javier Bátiz, abre Sol Sacrifice

Cuándo: Domingo 1 de mayo, a las 4 p.m.

Dónde: Winstons Beach Club, 1921 Bacon St., Ocean Beach

Boletos: $20 (debes ser mayor de 21 años para asistir)

Teléfono: (619) 222-6822

En internet: winstonsob.com

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