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Ante una larga espera en Tijuana algunos migrantes encuentran trabajo

Gerson Paredes, de 20 años, trabaja para suavizar el borde de una acera en una fábrica que se está construyendo en las afueras del sureste de Tijuana. Paredes llegó a Tijuana en noviembre de 2018 con una gran caravana de centroamericanos.
(Wendy Fry / San Diego Union-Tribune)

Un pequeño porcentaje de solicitantes de asilo obtiene permisos de trabajo

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Casi un año después de que una caravana gigante de migrantes centroamericanos llegara a Tijuana con la intención de cruzar a los Estados Unidos, algunos optaron por establecerse en esta ciudad fronteriza, donde hay mucho trabajo y departamentos baratos.

Gerson Paredes, un hondureño de 20 años, llegó a Tijuana en noviembre con alrededor de 6.000 migrantes, en su mayoría de América Central. Se quedó en un refugio improvisado en el campo Benito Juárez hasta que las lluvias destruyeron las tiendas de campaña y el equipo para dormir, lo que lo obligó a moverse.

Luego, se mudó a El Barretal, un refugio administrado por el gobierno federal en el lado este de Tijuana. Allí, hizo amigos, acudió a una feria de trabajo e inmediatamente comenzó a laborar en trabajos de construcción.

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Julio Viaje, de 30 años, hace unos días almorzó en un restaurante haitiano en Tijuana, viendo un partido de futbol europeo con amigos mientras esperaba que diera la hora para su turno como barman.

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“Al principio, las cosas eran muy, muy difíciles cuando llegamos. Había tantos problemas, estaba muy tenso”, dijo Paredes. “Pero, en este momento, no. Estamos bien aquí”.

Actualmente Paredes tiene un trabajo estable de ocho horas al día ayudando a construir fábricas en las afueras del sudeste de Tijuana. Él y dos amigos alquilan un departamento cerca de Barretal por 1.500 pesos al mes, o alrededor de 75 dólares.

Tiene una hora de almuerzo y sale con amigos a Las Pulgas, un popular club para bailar, los fines de semana.

“Me gusta Tijuana”, dijo Paredes. “El trabajo aquí es bueno. Nos tratan y nos pagan bien. Todavía espero ir a Estados Unidos algún día, pero por ahora, estoy bien aquí”.

Mi objetivo después de viajar a la frontera México-Estados Unidos era conseguir asilo en Estados Unidos.

Ene. 13, 2019

Paredes dijo que le pagan alrededor de 2.000 pesos o 100 dólares por semana por cinco turnos de ocho horas, pero a menudo opta por trabajar el doble para poder enviar dinero a su familia en Honduras.

Jesús Alejandro Ruiz Uribe, el delegado federal en Baja California, que trabaja como enlace entre el presidente y el gobierno local en asuntos de migrantes, dijo que a muchos centroamericanos se les han otorgado permisos de trabajo y se están uniendo rápidamente a la economía de Baja California.

“La mayoría de los migrantes quieren trabajar, y nosotros tenemos trabajo aquí”, dijo Ruiz, y agregó que Tijuana tiene una larga historia de proporcionar buenos empleos a personas que vienen de todo el mundo. “Esta es la ‘ciudad de los migrantes’”.

Pero Paredes y sus amigos están entre los pocos afortunados que han podido encontrar un trabajo estable y construir una vida en Tijuana.

Julia Roberts es embajadora de la buena voluntad de UNICEF, que fueron quienes la invitaron al lugar, no se planificó nada. Jugó con los niños dos horas.

Ago. 15, 2019

Los números muestran que sólo un pequeño porcentaje de los migrantes que esperan en Baja California bajo la política Permanecer en México están empleados.

Bajo la nueva política, también conocida como Protocolos de Protección de Migrantes, a estos se les prometió trabajo y refugio mientras esperan en México sus audiencias de asilo en Estados Unidos. Antes, habrían aguardado en Estados Unidos sus procesos de inmigración.

En Tijuana, hay cerca de 12 mil solicitantes de asilo a Estados Unidos. Ruiz dijo que el gobierno federal ha emitido 2.000 códigos de registro especiales, llamados CURP, a migrantes que necesitan trabajar. El CURP es un documento obligatorio, similar a lo que representa en Estados Unidos el número de Seguro Social, que los migrantes deben presentar a un empleador para completar el proceso de contratación.

Según la información del Secretario de Trabajo de Baja California, sólo 700 migrantes trabajan en el estado.

Ruiz dijo en días pasados que el esfuerzo para ayudar a los migrantes a encontrar empleo se está acelerando. Afirmó que se está reuniendo con líderes de la industria maquiladora, fábricas en México dirigidas por países extranjeros que exportan sus productos, que ya han dado trabajo a muchos migrantes.

“Todos los migrantes que regresan son elegibles para trabajar. Las maquiladoras ya tienen mucha gente trabajando allí, y estamos dando entre 100 y 130 CURPs por día”, dijo Ruiz.

Debido a que algunos encuentran trabajo informal, como en trabajos de construcción no oficiales como Paredes cuando llegó por primera vez, los números pueden no reflejar el alcance total de cuántos inmigrantes han podido ganarse la vida en Tijuana.

El pastor Albert Rivera, quien dirige el refugio Agape Misión Mundial en Tijuana, dijo que todos los días, pasan por su albergue camiones que buscan hombres aptos, recogiendo migrantes para trabajar durante el día.

“Diría que al menos el 40 por ciento de los migrantes que se quedan aquí se levantan y van a trabajar todos los días. Sólo los que tienen niños pequeños se quedan. Ellos (los empleadores) vienen en camiones y dicen ‘¡Vengan!’”, dijo Rivera.

Algunos propietarios de fábricas de Tijuana dijeron que están ansiosos por poner a trabajar a los migrantes, pero debido a las estrictas regulaciones gubernamentales, ha habido demoras para llenar sus vacantes.

Salvador Díaz, presidente de la Asociación Industrial Mesa de Otay, una organización paraguas para las fábricas de Tijuana, dijo que se les prometió que el gobierno federal comenzará a emitir visas de trabajo y CURPs más rápidamente, para que las fábricas puedan poner a más inmigrantes a trabajar.

Díaz dijo que espera que se abra un refugio para migrantes en Tijuana, para que las personas que regresan de los Estados Unidos puedan tener una ubicación central para conectarse con los servicios y los empleadores puedan contactarse con ellos para encontrar trabajadores.

“Estamos listos para emplearlos tan pronto como tengan esos documentos”, dijo Díaz.

Ruiz dijo que un gran refugio para migrantes con capacidad para 5.000 personas está programado para abrir en septiembre, pero es una promesa que el gobierno ha hecho antes y retrasado.

Paredes, que ha podido encontrar múltiples trabajos de construcción en Tijuana, dijo que le molesta cuando escucha que la gente dice que los hondureños quieren depender del gobierno, ya sea en los Estados Unidos o en México.

“Estamos esperando una oportunidad”, dijo Paredes, descansando a la sombra después de horas lijando una acera en un clima de 80 grados.

Su compañero de trabajo y de cuarto, José Trullio, un hondureño de 30 años, dijo que estaba sorprendido por la cantidad de trabajo que ha podido encontrar en Tijuana.

“Para nosotros, trabajar es la forma en que somos valorados”, dijo Trullio. “Lo que quiero decir es que para nosotros, trabajar es la vida”.

Trullio dijo que tenía trabajos similares en la construcción en Honduras, pero a veces pasaba hambre porque la paga no era tan buena.

“Puedes trabajar durante toda la semana y sólo te alcanzaba para comprar un pollo para comer durante siete días”, dijo. “Y si no podías permitírtelo, entonces pasabas hambre”.

Trullio y Paredes dijeron que saben que el trabajo paga mejor en Estados Unidos, por eso quieren tener la oportunidad de cruzar la frontera.

“Por ahora, mientras haya trabajo aquí, Tijuana también está bien”, dijo Paredes.

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