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Editorial: ¿Plomo en los lápices labiales y mercurio en el rímel? Es momento de decir basta

La Legislatura de California considera un proyecto de ley que prohibiría una lista de materiales tóxicos en cosméticos y otros artículos de consumo.
(Kirk McCoy / Los Angeles Times)

La prohibición de la venta de productos para el cuidado del cuerpo si contienen sustancias químicas que se sabe son peligrosas para los seres humanos se estancó el año pasado en la Legislatura de California

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El año pasado, la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU (FDA) anunció que había encontrado contaminación por asbesto en productos como sombras de ojos, polvos faciales y purpurina vendidos en Claire’s y Justice, dos minoristas populares entre adolescentes y mujeres jóvenes.

El asbesto es un mineral natural que se puede encontrar en el talco. Pero si se inhala, podría alojarse en los pulmones y generar daños permanentes, incluso causar mesotelioma maligno y otras formas de cáncer. No hace falta decir que es una sustancia que uno no desearía tener en forma de polvo cerca de la nariz o la boca.

Cuando la FDA anunció los resultados de las pruebas, que confirmaron los hallazgos de laboratorios independientes dos años antes, Claire’s y Justice habían retirado la mayoría de los productos contaminados de los estantes, pero sólo después de la presión de los medios y los defensores de la seguridad.

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Es bueno que hayan quitado los artículos voluntariamente, porque la ley no otorga a los reguladores la autoridad para sacar del mercado productos de cuidado personal y cosméticos, incluso cuando están contaminados con productos químicos peligrosos.

Eso podría sorprender a los consumidores. Sin duda, muchos suponen que el gobierno está facultado para asegurarse de que los lápices labiales, las lociones y las cremas que se usan todos los días no incluyan cosas que hagan daño. Sin embargo, no es así.

Aunque la Ley Federal de Alimentos, Medicamentos y Cosméticos, que data de 1938, otorgó a la FDA la supervisión de cosméticos y productos de cuidado personal, como champú y pasta de dientes, y prohibió que esos artículos contengan ingredientes que sean “peligrosos y perjudiciales”, no le dio a la agencia las mismas herramientas de control que tiene para garantizar la seguridad de los alimentos y los medicamentos. No tiene poder de retiro de la venta.

Tampoco hay ninguna revisión de seguridad por parte de la FDA antes de que se comercialicen las mercancías. Los consumidores pueden demandar al fabricante si son perjudicados por un producto defectuoso, pero el gobierno no lo hará por ellos.

Este fue un punto importante en una declaración del entonces comisionado de la FDA, Scott Gottlieb, y Susan Mayne, directora del Centro de Seguridad Alimentaria y Nutrición Aplicada, que explicaron por qué su respuesta a los productos contaminados con asbesto fue preguntar a todos los fabricantes de cosméticos y productos para el cuidado corporal que registren voluntariamente sus artículos y citen sus ingredientes.

“La FDA tiene herramientas limitadas para garantizar la seguridad de los cosméticos”, escribieron.

En otras palabras, cuando se trata de la seguridad de los muchos productos de belleza y cuidado corporal que los estadounidenses utilizan o aplican en sus cuerpos todos los días -y a menudo, durante muchos años-, los consumidores están a merced de los fabricantes.

El ejemplo del asbesto no es la única aberración; los productos químicos tóxicos se encuentran en una variedad importante de productos de cuidado personal, desde tintes para el cabello hasta esmaltes de uñas y lociones para bebés.

El Congreso debería revisar las leyes que regulan los cosméticos y los productos de cuidado corporal, para que sean al menos tan estrictas como las de la Unión Europea. Pero dado el entusiasmo de la administración Trump para eliminar regulaciones, en lugar de agregarlas, tiene sentido que California llene ese vacío al aprobar el Proyecto de Ley 495 de la Asamblea, o la Ley de Cosméticos Libres de Tóxicos.

El proyecto se estancó el año pasado ante el fuerte cabildeo de la industria del cuidado personal, antes de su primera votación en el comité.

Desde entonces, su autor, el asambleísta Al Muratsuchi (D-Rolling Hills Estates) y sus patrocinadores han revisado la propuesta, en respuesta a algunas quejas de la industria -por ejemplo, limitaron la lista de artículos químicos prohibidos a los que ya están vedados por la UE- y dicen que permanecen abiertos a abordar otras preocupaciones de la industria.

Según una versión recientemente modificada del proyecto, el estado prohibiría la venta de productos cosméticos o para el cuidado del cuerpo que contengan cualquiera de los 13 químicos conocidos por causar efectos adversos para la salud ante una exposición regular.

La lista incluye asbesto, plomo y mercurio, así como ftalatos, que alteran el sistema endocrino y se usan en el pegamento para pestañas postizas, e isobutilparabeno, un conservante utilizado en productos para el cuidado de la piel. En la lista también hay químicos altamente fluorados que se usan en cosméticos a prueba de agua y cremas antienvejecimiento, los cuales están vinculados con el cáncer y la infertilidad.

A los oponentes, como el Consejo de Productos de Cuidado Personal y el Consejo Estadounidense de Química, todavía no les gusta el AB 495, y probablemente no les agrade de ninguna forma. Argumentan que va demasiado lejos y que podría derivar en la prohibición de miles de productos que no representan riesgos para la salud de los consumidores.

Es comprensible que una industria acostumbrada a regularse a sí misma se resista a las reglas, pero seguramente hay espacio para una ley que simplemente prohíba los peores ingredientes tóxicos.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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