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Opinión: Ocurrencias que perjudican a los mexicanos en Estados Unidos

Las embajadas, consulados y otros inmuebles en el extranjero propiedad de la Secretaría de Relaciones Exteriores, es patrimonio de todos los mexicanos y no deberían ser puestos a la venta como sugirió AMLO

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Hace apenas unos días, AMLO declaró en una de sus conferencias matutinas que se estaba haciendo un análisis de las propiedades que México tiene en el extranjero para determinar cuáles pueden venderse y “devolverle al pueblo esos recursos”.

La afirmación no fue precisa ni proporcionó datos adicionales, pero conociendo cómo se las gasta el presidente mexicano y cómo sus colaboradores se esmeran en interpretarlo, el tema es altamente preocupante y refleja un entendimiento muy pobre del papel que juegan esas propiedades que México tiene en el exterior y que por lo general se trata de oficinas de consulados, embajadas y residencias oficiales.

Se trata de recursos que en la abrumadora mayoría de los casos funcionan para atender a mexicanos en otros países, particularmente en Estados Unidos y afirmar que el producto de la venta se devolverá al pueblo, como si en algún momento se le hubieran quitado o robado, es un despropósito. Es tanto como vender las oficinas de la Secretaría de Educación Pública y “devolver al pueblo” el producto de esta venta.

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México cuenta con más de 150 representaciones en el exterior, 80 embajadas y 67 consulados, de los cuales 50 están en Estados Unidos. Entre oficinas y residencias oficiales ocupan 255 inmuebles, de estos 176 son rentados, 75 propios y el resto tiene otro tipo de figura administrativa.

Tomemos el caso de Estados Unidos y de los consulados. Cuando un consulado ocupa locales rentados, se somete al mercado, a los aumentos de renta, a no poder hacer obras que mejoren la atención a los paisanos y eventualmente a mudarse, lo cual es caro y complicado. Bien se ve que el presidente mexicano no ha hecho filas en el frío, el calor extremo, la nieve o la lluvia para realizar algún trámite en un consulado.

Me consta que hay cónsules que, incluso por la vía de donaciones, querrían instalar techos o sistemas de calefacción, pero el arrendador no se los permite. Cuando la renta resulta impagable o el local insuficiente y hay que buscar otras oficinas en renta, entonces el cónsul se transforma en agente inmobiliario, descuida sus funciones y mientras dura el cambio se deja de atender a los mexicanos.

Además, ¿qué sentido tiene pagar renta en ciudades en donde México tendrá una representación siempre? De los 50 consulados en Estados Unidos en por lo menos 40 de las ciudades correspondientes, México requiere una representación constante.

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Feb. 10, 2020

¿No es en esos casos una mejor solución adquirir un inmueble y adecuarlo a las necesidades de atención a los mexicanos? Incluso, al menos en el caso estadounidense, existen muchas opciones de arrendamiento financiero, para adquirir un inmueble e irlo pagando como renta. ¿No es eso más conveniente?

El mensaje de vender los inmuebles que se tienen es equivocado y debiera ser exactamente al revés. México debería dar estabilidad y futuro a las oficinas de atención a los mexicanos y se tendrían locales propiedad de México, dignos, que proporcionen la mejor atención a los paisanos y no locales rentados que por sus características son temporales.

La frase de “devolver al pueblo” ya sabemos lo que significa para AMLO y deja ver la estrategia que el presidente ha usado con éxito comunicacional en otros temas como la ex residencia oficial de Los Pinos o el avión presidencial. Presenta implícitamente como actos de corrupción y frivolidad tener bienes inmuebles en el exterior y agarra parejo, mete a todos los inmuebles en el mismo saco. Me parece un exceso.

En cuanto a las residencias oficiales de embajadores y de algunos cónsules, si se venden, entonces habrá que pagar renta de vivienda, el tema sale más caro y se perderán espacios de relaciones públicas de México en otros países. Y luego nos preguntamos por qué baja la inversión extranjera.

Ciertamente hay residencias de embajadores que son espacios de frivolidad. Recordemos la lujosa residencia que se adquirió para la representación de México ante la OCDE en el sexenio de Vicente Fox.

Ni siquiera se puede usar para eventos oficiales de promoción de México porque está lejos de París. Y no dudo que haya por ahí algún otro caso.

Eso hay que corregirlo, pero meter a todos los inmuebles en el exterior en ese saco es improcedente y el enfoque de “devolver al pueblo” no ayuda y sesga negativamente la forma en que se abordará el tema. Ya sabemos cómo funcionan, el presidente tiene la ocurrencia y sus “colaboradores” se dedicarán entonces a buscar esquemas de venta o rifa y para variar los únicos perjudicados serán los paisanos.

¿Qué no será mejor hacer un diagnóstico independiente y objetivo y al contrario, promover la compra de bienes inmuebles para atender mejor a los mexicanos en el exterior?

El doctor Jorge Santibáñez es presidente de Mexa Institute

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