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OPINIÓN: AMLO no está listo para Biden

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El presidente mexicano sigue sin reconocer el triunfo de Joe Biden. AMLO se resiste a aceptar que se equivocó con Trump, no solo al haberle concedido todo, hasta lo que Trump no esperaba, sino por el apoyo casi explícito a su candidatura.

Lo que pasó después es aún peor, no reconocer el triunfo de Biden raya en el insulto, y seguir negociando “favores” con la administración saliente, como la liberación del exsecretario de defensa mexicano, solo lo aleja más de la inminente nueva administración.

Desafortunadamente, todo eso es historia, no la que le gusta al presidente mexicano, sino historia reciente, con implicaciones directas e inmediatas. Mientras otros presidentes ya están buscando formas de trabajo conjuntas, el gobierno mexicano sigue encerrado en una muy selectiva aplicación de principios de no intervencionismo -como si reconocer al triunfador en una elección, fuera a veces si y a veces no intervenir en los asuntos de otro país-.

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Cuando empiece a hablar con el gobierno de Biden será tarde y en condiciones adversas. Una vez que tenga que reconocerlo como el próximo presidente de Estados Unidos, AMLO declarará en sus conferencias mañaneras que su estrategia fue correcta, que actuamos de acuerdo con nuestros principios y que la relación con el nuevo gobierno de EE.UU es excelente. Insistirá en que lo conoce y que se entrevistó con él hace 8 años.

Desafortunadamente esos argumentos, solo se los comprarán sus seguidores habituales. El equipo de Biden no creerá ni una coma. Para ellos se trata de un gobierno que apoyó a Trump en contra de Biden y esas facturas se pagan.

Con Biden, todos los analistas coinciden que la relación será muy diferente a la que AMLO construyó con Trump. Ya no se tratará de una relación personal entre líderes absolutos y autoritarios. Biden, además de la oposición, tiene en su propio partido y equipo cercano contrapesos. Tendrá que ser más respetuoso de las instituciones y funcionará alrededor de una agenda y no de sus impulsos. Esta nueva lógica para AMLO es mucho más difícil, por la sencilla razón de que él no funciona así.

Varios de los temas que son trascendentes en la agenda de Biden requieren de acciones en México y no parece que se esté haciendo mucho. Para el próximo presidente de Estados Unidos el modelo de gestión ambiental es totalmente opuesto al que impulsa AMLO. A la administración Biden le importará mucho más la frontera común que la frontera sur de México y está demostrado que AMLO solo ve hacia el sur del país. El T-MEC y las reformas laborales tendrán ahora una vigilancia mucho mayor por parte de las fuerzas progresistas que están alrededor de Biden.

Incluso en aquellos temas en los que naturalmente México resultaría ampliamente beneficiado, el gobierno mexicano manda señales equivocadas.

Biden ha declarado que impulsaría una reforma migratoria. Si no tiene mayoría en el Senado, algo que aún no se ha definido, una reforma migratoria amplia será difícil, sin embargo, algo hará por los inmigrantes, particularmente por los latinos que en su gran mayoría son mexicanos. Habrá muchas presiones para ello. Primero sus promesas de campaña. Segundo porque liderazgos importantes en su entorno son pro-inmigrantes y tercero porque sabe que a los latinos les debe en algunos estados los votos del Colegio Electoral que lo hicieron presidente.

Una de las salidas más inmediatas son los llamados DACA -inmigrantes indocumentados, en su mayoría mexicanos, que siendo niños fueron llevados por sus padres a Estados Unidos-. No solo es altamente probable que reestablezca plenamente el programa que autoriza su presencia en EE.UU, sino que lo amplié a su entorno familiar directo. Una especie de DACA+ que Obama ya había propuesto.

Está demostrado que para que los mexicanos aprovechen este programa se requiere la promoción, ayuda, asesoría y gestión de documentos de los consulados mexicanos en Estados Unidos. La demanda de esos servicios puede ser masiva y el gobierno de AMLO debilita sistemáticamente a los consulados, les reduce el presupuesto y elimina a los empleados locales.

México es sin la menor duda, muy importante para Estados Unidos, pero eso no garantiza una buena relación. Quizá lo más grave no es que el gobierno mexicano no esté listo para el nuevo gobierno en EE.UU, sino que ni siquiera se da cuenta que no está listo, que debe cambiar de estrategia.

Jorge Santibáñez es presidente de Mexa Institute

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