Republicanos ven señales de peligro después de pérdidas en varios estados
Las pérdidas de los republicanos en Kentucky, Virginia y Pensilvania demostraron que los votantes suburbanos se están alejando cada vez más de Trump y del Partido Republicano a medida que el presidente se dirige a su carrera por la reelección.
Los resultados de las elecciones en tres estados clave - Pensilvania, Virginia y Kentucky - sirven como una luz roja intermitente de advertencia para los republicanos preocupados de que la profunda impopularidad del presidente Trump fuera de las áreas rurales pueda amenazar su control de la Casa Blanca, el Senado y numerosas legislaturas estatales.
Pero en Washington, donde se espera que los republicanos defiendan ardientemente a Trump cuando se abran las primeras audiencias públicas en la investigación del juicio político la próxima semana, es poco probable que los legisladores republicanos alteren su enfoque, al menos en el corto plazo.
Las competencias estatales del martes reflejaron inevitablemente a los candidatos y las condiciones locales. Pero varias carreras atrajeron a activistas de alto perfil, millones de dólares en contribuciones de fuera del estado, y fueron ampliamente vistas como una prueba del entusiasmo de los votantes y el ímpetu del partido un año antes de las elecciones de 2020.
En muchos casos, reflejaron las luchas republicanas en las áreas suburbanas que alguna vez fueron cruciales para los avances del partido.
Los demócratas de la Cámara de Representantes acusarán al presidente Trump de al menos dos cargos para su impugnación: abuso de poder y obstrucción del Congreso, anunciaron los líderes demócratas el martes por la mañana.
“Hay algunos canarios en la mina de carbón en este momento y nosotros en el partido nos haríamos un favor si prestáramos atención”, dijo Jim Merrill, un consultor republicano radicado en New Hampshire, donde los demócratas también lograron avances significativos en las contiendas locales. Algunas encuestas muestran que los índices de aprobación de Trump han caído en un estado en el que perdió por un 0.4% en 2016.
Los republicanos buscaron explicar la aparente pérdida del puesto de gobernador en Kentucky - el republicano Matt Bevin, como un dato atípico, el resultado de un titular profundamente impopular que hizo una mala campaña electoral. Los republicanos ganaron otras contiendas estatales allí, señalan.
Pero la elección también mostró los límites de la creciente dependencia del Partido Republicano del presidente. El lunes, Trump celebró una ruidosa manifestación electoral con Bevin en Lexington, Kentucky, y trató de nacionalizar la contienda por la gobernación como un referéndum sobre la batalla por el juicio político que asola a Washington, y sobre el propio mandatario.
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Trump dijo a sus seguidores que una derrota de Bevin enviaría “un mensaje realmente malo”, y suplicó: “No pueden permitir que eso me suceda a mí”. Buscó salvar el cuello el miércoles, diciendo en Twitter que la manifestación le había dado a Bevin “al menos 15 puntos”, una afirmación que no concuerda con las encuestas estatales.
Para la propia carrera de reelección del presidente -y para los republicanos que miran hacia adelante- los resultados en Virginia y Pensilvania fueron más alarmantes. Trump perdió Virginia en 2016, pero dio la sorpresa en Pensilvania, que durante mucho tiempo fue un bastión demócrata.
A pesar de un escándalo en Richmond la primavera pasada que casi obligó a renunciar al gobernador demócrata, los demócratas de Virginia ganaron el control el martes de ambas cámaras de la legislatura estatal, marcando la primera vez desde 1993 que el partido controlará la gubernatura y la rama legislativa.
Y en los vastos condados suburbanos de Filadelfia, los demócratas tomaron el control del gobierno local en varios bastiones republicanos de larga data, incluyendo el condado de Delaware, que los demócratas no han controlado desde la Guerra Civil, y el condado de Chester, que nunca ha tenido un consejo dirigido por los demócratas en su historia.
Josh Holmes, un estratega republicano en Washington que trabajó durante una década como jefe de personal para el líder de la mayoría del Senado Mitch McConnell (R-Ky.), ve esos resultados como “grandes advertencias” para los republicanos.
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“Lo que hemos visto en la era Trump es que los republicanos suburbanos son un voto republicano menos confiable que los demócratas rurales, y uno puede salirse con la suya en estados como Kentucky”, dijo. “Pero es muy difícil ganar en estados como Pensilvania, donde hay una gran cantidad de población que no puede ser superada por las áreas rurales”.
Estos votantes indecisos tienden a ser moderados, y Trump aún podría recuperarlos si logra pintar a su oponente como un extremista que no refleja sus valores.
“No hay ni un solo socialista entre ellos y probablemente están horrorizados por gente como Elizabeth Warren”, agregó Holmes. Pero muchos son votantes de altos ingresos, altamente educados y bien informados “que obviamente tienen un gran problema con el Partido Republicano en este momento”.
Algunos analistas dijeron que los candidatos que forjan sus propias identidades sin repudiar a Trump -un equilibrio delicado- están en mejor posición para ganar en los estados indecisos, donde una gran manifestación del presidente puede no importar tanto.
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