ANÁLISIS: Sanders, en un sorprendente primer lugar en Iowa, se topa con la política de género en el debate
El Senador Bernie Sanders, brevemente marginado por un ataque al corazón y constantemente subestimado por sus rivales, se ha abierto camino hasta una posición que sorprende a muchos - a corta distancia de ganar las asambleas electorales demócratas en Iowa y de tomar un impulso inicial crucial en la competencia de nominación para el 2020.
Pero su posición es tan frágil que, a medida que se acercan las asambleas electorales del 3 de febrero, Sanders ha tratado de solidificar su posición intensificando los ataques a sus rivales.
En el debate del martes por la noche, eso significó dos grandes momentos: una confrontación con el ex vicepresidente Joe Biden sobre política exterior y comercio y un encuentro mucho más tenso con la senadora Elizabeth Warren sobre la política de género.
En ambos, Sanders intentó equilibrar la necesidad de trazar fuertes contrastes con los rivales y motivar a sus partidarios contra el riesgo de provocar una reacción contra las campañas negativas en un estado donde los electores pueden votar hacia cualquier lado.
Los demócratas de Iowa recuerdan los riesgos de ser negativo: El senador John Kerry se alzó con la victoria en las asambleas electorales de Iowa en 2004 después de que los líderes, Howard Dean y Richard A. Gephardt, hicieran una amarga campaña negativa, un episodio llamado su “asesinato-suicidio” político.
En los últimos días, el copresidente de la campaña de Sanders ha afirmado que el historial de Biden en materia de raza “traicionó a los votantes negros” y Sanders ha calificado de mentirosos a algunos de los asesores de Warren.
En cambio, el tono del senador de Vermont en el escenario del debate fue moderado.
“Joe y yo tenemos un desacuerdo fundamental aquí, en caso de que no lo hayan notado”, dijo Sanders, refiriéndose a Biden mientras discutían sobre la política comercial, pero se mantuvo mayormente alejado de los ataques que pudieran parecer personales.
El intercambio de palabras con Warren resultó mucho más difícil.
Cuando se le preguntó directamente sobre la explosiva afirmación de que le dijo a la senadora de Massachusetts en una reunión privada en 2018 que no creía que una mujer pudiera ganar la presidencia, parecía claramente ansioso por reducir las hostilidades.
“De hecho, no lo dije”, expresó Sanders. “No quiero perder mucho tiempo en esto, porque esto es lo que Donald Trump y algunos medios de comunicación quieren”.
Warren no estaba dispuesta a dejar que Sanders saliera libre del problema, y su respuesta condujo al intercambio más memorable de la noche.
Mientras que Sanders había insistido en que todo el mundo sabe que una mujer puede vencer a Trump, Warren dijo que el sexismo persistente es innegable.
“Bernie es mi amigo, y no estoy aquí para tratar de pelear con él”, dijo. “Pero, miren, esta pregunta sobre si una mujer puede ser presidente o no ha sido planteada, y es hora de que la ataquemos de frente”.
“Y creo que la mejor manera de hablar de quién puede ganar es mirando el historial de victorias de los aquí presentes. Miren a los hombres en este escenario. Colectivamente, han perdido 10 elecciones. Las únicas personas en este escenario que han ganado todas las elecciones en las que han participado son las mujeres. Amy Klobuchar y yo”.
La relación entre estos dos amigos y aliados de larga data en las causas progresistas del país, no parecen haber sido reparadas: No se dieron la mano al final del debate y parecieron intercambiar palabras que denotaban disgusto en ambas partes.
La tensión entre ambos era, quizá, inevitable. Las esperanzas de Sanders de consolidar el apoyo del ala izquierda del partido dependen en última instancia de ganar a los votantes que actualmente apoyan a Warren. Él tiene sólo una cantidad limitada de tiempo para lograr esa meta porque el camino de Sanders hacia la nominación depende en gran medida de una fuerte actuación en Iowa y New Hampshire.
Después de que esos dos estados voten a principios de febrero, la competencia se traslada al estado donde Biden es más fuerte: Nevada y especialmente Carolina del Sur.
Como demostró en su carrera de hace cuatro años contra Hillary Clinton, Sanders no tiene miedo de dibujar un fuerte contraste. A medida que avanzaba el debate, dirigió a Biden palabras más duras, especialmente sobre el comercio. El exvicepresidente ha apoyado los acuerdos comerciales con las naciones asiáticas, China y el original Tratado de Libre Comercio de América del Norte, a los que Sanders se opuso.
Esos “acuerdos comerciales fueron escritos por una sola razón, y es para aumentar las ganancias de las grandes corporaciones multinacionales”, le dijo a Biden. Nos “costaron unos 4 millones de empleos”.
Los dos también estuvieron en desacuerdo sobre la política exterior, que adquirió una nueva importancia tras el asesinato del general iraní Qassem Suleimani, los ataques con misiles de represalia iraníes y el derribo de un avión comercial por parte del Irán.
Como lo ha hecho con creciente urgencia en su campaña electoral, Sanders apeló al cansancio de los votantes con los enredos extranjeros.
“El pueblo estadounidense está harto de guerras interminables que nos han costado billones de dólares”, dijo.
Sanders cuestionó a Biden por su voto en el 2002 para autorizar al Presidente George W. Bush a usar la fuerza militar en Irak en los términos más personales que ha utilizado en el escenario del debate. Se refirió a la información que el Senado y la Cámara de Representantes recibieron del vicepresidente Dick Cheney y del secretario de Defensa Donald Rumsfeld sobre el hecho de que Irak tenía armas de destrucción masiva, que resultó ser falsa.
“Joe y yo escuchamos lo que Dick Cheney, George Bush y Rumsfeld tenían que decir. Pensé que estaban mintiendo. No les creí ni por un momento”, dijo Sanders. “Tomé la palabra [de la Cámara]. Hice todo lo que pude para evitar esa guerra”. Joe lo vio de otra manera”.
Calificando las guerras de Irak y Vietnam como “grandes desastres políticos”, Sanders dijo: “Ambas guerras se basaron en mentiras”. “Ahora mismo, lo que temo es que tengamos un presidente que está mintiendo de nuevo”.
Los dos también discutieron en lo que puede ser la mayor diferencia entre ellos: sus opiniones opuestas sobre lo que se necesita para vencer a Trump.
Biden dice que para ganar se necesita alguien con su experiencia y que apele a un amplio espectro ideológico.
Sanders ve esto como un retroceso que llevará a la derrota del partido.
“La única manera de vencer a Trump es con una campaña de energía y entusiasmo y una campaña que tiene, con mucho, la mayor participación de votantes en la historia de este país”, dijo Sanders en el debate. “Y creo que mi campaña tiene el movimiento de base más fuerte”.
De hecho, esa energía de base ha puesto a favor de Sanders directamente en medio de la lucha. La encuesta de Des Moines Register/CNN publicada el viernes lo encontró por poco escaso margen en el primer lugar. Ese es un lugar notable para un candidato que inicialmente fue descartado por otros como una figura de la izquierda marginal, ridiculizado después de su campaña de 2016, criticado como demasiado viejo para un Partido Demócrata que busca un cambio generacional, y desestimado generalmente por sus rivales como poco probable para ganar la nominación.
En cambio, ha demostrado ser notablemente resistente. Ha sido el principal recaudador de fondos en todos los trimestres menos uno. Se recuperó rápidamente de su ataque al corazón y se ganó el ansiado respaldo de la representante Alexandria Ocasio Cortez de Nueva York.
Además, sus seguidores han demostrado ser muy comprometidos. La pregunta sigue siendo si ha llegado a un tope o si puede aumentar su apoyo. Las tres semanas que faltan hasta la votación en Iowa proporcionarán una respuesta decisiva.
Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí
Suscríbase al Kiosco Digital
Encuentre noticias sobre su comunidad, entretenimiento, eventos locales y todo lo que desea saber del mundo del deporte y de sus equipos preferidos.
Ocasionalmente, puede recibir contenido promocional del Los Angeles Times en Español.
