Anuncio

Estudio: ¿La batalla de los sexos inicia en el útero?

The Philadelphia Inquirer

Un nuevo estudio determinó que las mujeres que compartieron útero con un hermano gemelo tienen menos probabilidades de graduarse de la preparatoria o la universidad, pueden ganar menos dinero y tendrán tasas más bajas de matrimonios y fertilidad que las mellizas mujeres.

¿Un posible culpable? Échele la culpa a la hormona masculina, la testosterona, que se abre camino en las bolsas amnióticas de las gemelas.

Investigadores de la Universidad Northwestern y la Escuela de Economía de Noruega analizaron los datos de aproximadamente 13,800 gemelos nacidos en Noruega desde 1967 hasta 1978 y rastrearon sus vidas durante tres décadas.

Anuncio

“Nadie ha podido estudiar cómo los gemelos varones impactan a sus hermanas gemelas a una escala tan grande”, señaló el economista Krzysztof Karbownik, autor del estudio e investigador asociado del Instituto de Investigación de Políticas de Northwestern.

“Este es el primer estudio que hace un seguimiento de las personas durante más de 30 años, desde el nacimiento hasta la escuela y la edad adulta, para demostrar que estar expuesto en el útero a un gemelo masculino influye en resultados importantes para la hermana”.

Los hallazgos publicados la semana pasada en la revista Proceedings de la Academia Nacional de Ciencias (PNAS), muestran que las niñas con un gemelo tienen aproximadamente 15% menos probabilidades de graduarse de la preparatoria que una niña con otra hermana gemela y casi 4% menos propensas a completar la universidad

Las mujeres con gemelos varones también tenían en promedio casi 9% menos de ingresos a los 30 años que las gemelas con hermanas, 6% más bajas en las tasas de fertilidad y 12% más bajas en tasas de matrimonio.

No se encontró ningún impacto negativo a largo plazo en los gemelos masculinos como resultado de compartir el espacio con una gemela.

La tasa de nacimientos de gemelos en EEUU casi se duplicó desde 1980, un desarrollo atribuido a las mujeres que tienen bebés más tarde en la vida y una mayor dependencia de la fertilización in vitro.

Karbownik indicó que se sabe por otros estudios que una vez que los testículos de un feto masculino comienzan a desarrollarse, hay un aumento en la testosterona en su saco de amnióticos y parte de eso va a parar a la de su hermana.

Además, Karbownik destacó que las mujeres embarazadas con un hijo varón tienen un nivel más alto de testosterona en la sangre que las mujeres que llevan una niña o mellizas.

Según Karbownik, lo que no se incluye en el estudio inicial es qué tanto de los resultados de la vida posterior se deben al efecto biológico de la testosterona y cuánto se debe a cómo socializa la niña.

Para tener una mejor idea del impacto de la testosterona prenatal, el equipo repitió su estudio y se centró en las mellizas cuyos hermanos gemelos, ya sea una hermana o un hermano, murieron poco después del nacimiento.

Los resultados fueron los mismos que para los gemelos criados con sus hermanos.

Para los investigadores, eso era una clara evidencia de que los efectos a largo plazo documentados por el estudio se debían a la exposición prenatal a la testosterona, en lugar de a la socialización postnatal.

Karbownik agregó que cree que el tema de la exposición prenatal en lugar de la socialización postnatal merece un estudio más a fondo.

El siguiente paso, detalla el autor, podría ser observar si los resultados son consistentes en diferentes culturas y plazos.

“El hecho de que podamos distinguir entre la exposición prenatal y postnatal no significa que los canales postnatales no sean responsables de algunos que observamos”, concluyó Karbownik.

“Sólo significa que crecer con un hermano no es responsable de esto”.

Anuncio