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Adultos mayores con hambre: cómo California se ha olvidado de sus ancianos

Carolyn Gruber, 91 años, habla con la coordinadora de nutrición Jane Bozan durante una entrega de "Meals on Wheels" de la Oficina para el Envejecimiento del Condado de Sullivan, NY. Gruber, al igual que cientos de personas mayores confinadas en sus hogares con movilidad limitada en el condado rural del norte del estado de Nueva York, depende del servicio gubernamental, que le entrega comidas calientes diarias a su casa. El programa de nutrición está financiado por subvenciones federales, estatales y del condado. (Foto de John Moore/Getty Images)
(John Moore/Getty Images)

Uno de cada 12 californianos mayores tiene dificultades para...

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En los vecindarios alrededor de San José, más de 1 de cada nueve adultos mayores lucha por tener suficiente comida.

Están entre los millones de adultos mayores en todo el país que pasan hambre en silencio, mientras la red de seguridad diseñada para ayudarlos se desmembra. En 2017, cerca del 8% de los estadounidenses de 60 años y más vivían en una situación de “inseguridad alimenticia”, según un reciente estudio del grupo Feeding America, que lucha contra el hambre.

Esto significa 5.5 millones de personas mayores que no tienen un acceso consistente a suficientes alimentos para una vida saludable, una cifra que se ha más que duplicado desde 2001, y que se espera siga aumentando a medida que crece la población de mayor edad.

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Feb. 8, 2018

En general, la tasa de California ronda el 8.4%, peor que el promedio nacional. En el área metropolitana de San José es del 11.5%, y en Riverside no está muy por debajo de eso.

Mientras la crítica situación de niños que pasan hambre genera apoyo y puede abordarse en las escuelas, la difícil realidad de los adultos mayores está marcada por el aislamiento y el orgullo de una generación.

Uno de los principales programas federales para ayudar a los adultos mayores está muriéndose por falta de dinero. El Older Americans Act, aprobado hace más de medio siglo como parte de las reformas sociales promovidas por el presidente Lyndon Johnson fue enmendada en 1972 con la meta de que todos los adultos de 60 años y más recibieran comida a domicilio o en grupo. Pero sus fondos quedaron muy relegados ante una población mayor en crecimiento, y por la inflación económica.

La nueva regla frenaría la capacidad de los estados para inscribir a los beneficiarios que ganan más del 130% de las pautas federales de pobreza - en la mayoría de los casos limitando la elegibilidad a un ingreso anual de $32.640 para una familia de cuatro personas.

Jul. 23, 2019

Las comidas a domicilio y grupales han disminuido en casi 21 millones desde 2005, según un análisis de datos federales de Kaiser Health News. Sólo una fracción de los que viven con inseguridad alimenticia recibe servicios de comidas bajo el acta; un informe de la U.S Government Accountability Office que analizó datos de 2013 halló que el 83% no recibe nada.

Con el acta a punto de expirar el 30 de septiembre, el Congreso está ahora mismo considerando su reautorización y cuánto gastar de ahora en adelante.

Mientras tanto, según el Departamento de Agricultura, sólo 45% de los adultos de 60 años y más que son elegibles se han inscripto para recibir otro tipo de ayuda federal, como SNAP, el programa de cupones de alimentos para los estadounidenses más pobres.

Todos los estadounidenses deben sentirse alarmados ante las noticias de que cientos de hogares de ancianos con un “registro persistente de atención deficiente” fueron mantenidos en secreto por las autoridades gubernamentales.

Jun. 12, 2019

Por ahora, millones de adultos mayores, especialmente los de bajos ingresos, no tienen nada. Alrededor del país, las esperas para recibir las comidas de Meals on Wheels, una red de 5.000 programas basados en la comunidad y un proveedor crucial de comidas para adultos mayores, son frecuentes.

“Es realmente triste porque una comida no es algo costoso”, dijo Sally Jones Heinz, presidenta y CEO de la Metropolitan Inter-Faith Association, que provee comidas a domicilio en el área de Memphis. “Así no es como deberían ser las cosas en 2019”.

En el condado de Santa Clara, en California, donde está San José, el número de adultos mayores que reciben comidas gratis o a bajo precio bajó 7.4% del año fiscal 2015-16 al de 2017-2018, según un informe del condado sobre el programa nutricional de $9.1 millones.

James Ramoni, quien dirige los servicios del condado para adultos mayores, dijo que ahora está preocupado que algunas personas mayores pueden estar renunciando a las comidas por temor a que el hecho de contar con asistencia financiada con fondos públicos pueda poner en peligro su estatus migratorio.

Una regla de la administración Trump lanzada recientemente, que ha impactado en las comunidades de inmigrantes desde que se propuso por primera vez el otoño pasado, permite a los funcionarios federales negar la residencia permanente (green card o tarjeta verde) y visas a las personas que reciben ayuda alimenticia, cupones de vivienda o beneficios de Medicaid durante más de 12 meses en cualquier período de tres años.

Los programas de nutrición para personas mayores están excluidos de esta regla de “carga pública”, pero los temores son difíciles de contrarrestar.

Los adultos mayores sin una provisión de comida consistente y nutritiva, pueden terminar en hospitales porque la malnutrición exacerba enfermedades y evita la sanación. Esto eleva los costos de Medicare y Medicaid, impactando en los que pagan impuestos con cuentas más altas. Un análisis reciente del Bipartisan Policy Center encontró que Medicare podría ahorrar $1.57 por cada dólar gastado en comidas entregadas a domicilio en adultos mayores con enfermedades crónicas después de una hospitalización.

La mayoría de los hospitales no refieren a los adultos mayores a Meals on Wheels, y sus defensores dicen que muy pocas aseguradoras se involucran para asegurar que los seniors tengan suficiente comida para mantenerse saludables.

Edwin Walker, secretario asistente adjunto de la U.S. Administration on Aging, reconoce que las esperas prolongadas son un problema de larga data, pero dijo que 2.4 millones de adultos mayores al año se benefician de las comidas a domicilio o grupales del Older Americans Act, permitiéndoles mantenerse independientes y saludables.

Aún así, algunos se escapan por las grietas. Robert Mukes, viudo de 71 años, murió de hambre en un frío día de diciembre de 2016, sólo, en su apartamento de Cincinnati.

El forense calificó la causa principal de muerte como “inanición de etiología desconocida”; los registros de defunción muestran que el hombre de 5 pies 7 pulgadas pesaba sólo 100.5 libras.

Un asesino lento

James Ziliak, investigador sobre pobreza de la Universidad de Kentucky, quien lideró el estudio de Feeding America, dijo que la inseguridad alimenticia comenzó a aumentar con la gran recesión de 2000, tuvo su pico en 2014, y no muestra señales de volver a los niveles previos a la recesión.

Mientras que adultos mayores de todos los niveles de ingresos pueden caer en el hambre, las tasas son más altas entre los adultos mayores pobres. Y más del 17% de los mayores de raza negra y el 16% de los hispanos (de todas las razas) viven con inseguridad alimenticia, comparado con menos del 7% de los adultos mayores de raza blanca.

Una serie de problemas se combinan para poner a esas personas mayores en una espiral descendente, dijo Lauri Wright, nutricionista certificada, quien preside el Departamento de Nutrición y Dietética de la Universidad del Norte de Florida. Las visitas a los mercados se vuelven más difíciles si no pueden conducir. Los medicamentos caros dejan menos dinero para la comida. Los problemas crónicos de salud física y mental debilitan la resistencia y dificultan cocinar. Poco a poco, las personas mayores hambrientas se van deteriorando.

Incluso, si no mata directamente, el hambre puede complicar una enfermedad y matar lentamente.

La desnutrición debilita la inmunidad, que tiende a decaer naturalmente a medida que las personas envejecen. Una vez que comienzan a perder peso, es probable que se vuelvan más frágiles y mueran en un año, dijo el doctor John Morley, director de medicina geriátrica de la Universidad de Saint Louis.

En junio, la Cámara Baja aprobó un aumento de $93 millones para los programas de nutrición del Older American’s Act, aumentando el financiamiento total en aproximadamente un 10% a $1.000 millones en el próximo año fiscal. En dólares ajustados a la inflación, eso es menos que en 2009. Además, todavía tiene que votarse en el Senado controlado por los republicanos, donde el aumento propuesto enfrenta barreras.

La representante Suzanne Bonamici (demócrata de Oregon), quien preside el Subcomité de Derechos Civiles y Servicios Humanos, espera que el panel aborde la legislación para la reautorización de la ley pronto.

“Estoy segura que la Cámara aprobará pronto un proyecto de ley sólido”, dijo, “y espero que el Senado también se mueva rápidamente para que podamos satisfacer mejor las necesidades de nuestros mayores”.

Mientras tanto, la necesidad de comidas a domicilio sigue aumentando cada año, aseguró Lorena Fernández, quien dirige un programa de entrega de comidas en Yakima, Washington.

Para Kim Daugherty, directora ejecutiva de la Aging Commission of the Mid-South, una llamada que recibió ejemplifica lo devastador del problema. La mujer en la línea le dijo a Daugherty que había estado en la lista de espera para recibir comida por más de un año.

“Señora, hay varios cientos de personas delante de usted”, le explicó Daugherty.

“Sólo necesito que todos lo recuerden”, fue la respuesta inquietante de la mujer: “tengo hambre y necesito comer”.

Esta historia fue producida por Kaiser Health News, un programa editorialmente independiente de la Kaiser Family Foundation que no está relacionado con Kaiser Permanente.

La corresponsal senior de Kaiser Health News Barbara Feder Ostrov colaboró con este informe.

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