Anuncio

Mientras California concluye su etapa de contención, Nueva York envía la Guardia Nacional

Los miembros de los medios de comunicación llevan máscaras mientras filman fuera de una sinagoga en New Rochelle, N.Y., el martes, donde se estableció una zona de contención de una milla con la esperanza de frenar el coronavirus.
(AFP)
Share

En Nueva York, el gobernador Andrew Cuomo envió a la Guardia Nacional a un enclave suburbano al noreste de la ciudad de Nueva York para evitar que COVID-19 infectara a más personas allí, después de que 108 residentes dieran positivo en los últimos días.

En Santa Clara, donde California está experimentando su mayor brote del virus con 45 casos positivos confirmados, los funcionarios de salud continuaron ordenando a los residentes que no se congreguen, tras la prohibición de grandes eventos a principios de esta semana.

En Sacramento, el funcionario de salud del Condado anunció que no habría más cuarentenas y que el rastreo sería mínimo para determinar cómo los que dieran positivo en las pruebas del nuevo coronavirus contrajeron la mortal enfermedad de evolución rápida. Aquellos con síntomas sólo se enfrentan a restricciones voluntarias para mezclarse en la comunidad.

Anuncio

“El virus ya está en la calle”, manifestó Peter Beilenson, director de salud del condado de Sacramento. “La propagación en la comunidad ya se ha producido”.

El director de salud hizo sus comentarios antes de que el Condado revelara el martes que una mujer de 90 años había muerto de COVID-19 en una casa de vivienda asistida al sur de Sacramento, convirtiéndola en el tercer caso confirmado de una californiana que moría de la enfermedad.

Fue una prueba más, como muchos funcionarios de salud argumentan, que el nuevo coronavirus no será fácilmente contenido. Desde el uso del poder militar hasta una actitud aparentemente de no intervención, los estados y municipios más afectados esperan frenar la propagación de un contagio que amenaza vidas y puede abrumar los sistemas de salud si demasiados casos llegan a la vez.

Esta semana, a medida que el número de personas que dan positivo comienza a crecer diariamente, los funcionarios de salud de Estados Unidos están adoptando diversas tácticas para pasar de la contención a la mitigación, una transición que, según algunos expertos, se debe en parte a que no se encontraron casos antes, ya que las pruebas se retrasaron por la falta de acceso a los botiquines, un problema que, según muchos, sigue obstaculizando los esfuerzos.

Marc Lipsitch, profesor de epidemiología de la Escuela de Salud Pública de Harvard, dijo: “Hemos fallado en la detección de casos hasta tal punto que probablemente hay muchos, muchos casos que se están propagando sin ser detectados y la única manera de tratar ese problema son medidas como el distanciamiento social que no requieren el rastreo individualizado de los casos”.

El aspecto de esta nueva fase de la lucha contra el coronavirus varía bastante a medida que los funcionarios de salud se esfuerzan por mantener a las personas alejadas unas de otras, una perspectiva desalentadora cuando una gran cantidad de estadounidenses desconocen, o son escépticos, de los riesgos reales de la enfermedad. Los mensajes confusos de las autoridades federales, estatales y locales han confundido a muchos acerca de las precauciones sugeridas que deben tomar, expuso Lipstich.

“No creo que la gente esté entendiendo que es algo serio en este momento”, declaró el epidemiólogo de Harvard Michael Mina. “Y pienso que ahora mismo es nuestra última oportunidad de prevenir un número masivo de casos”.

El presidente Trump ha pasado de sonar escéptico sobre el virus a afirmar que el contagio está en gran medida bajo control.

“Creo que estamos haciendo un muy buen trabajo”, manifestó Trump el martes después de una reunión con los líderes republicanos en el Capitolio. “Los gobernadores demócratas dicen que hemos hecho un trabajo fantástico... Gavin Newsom dijo que no hay nada de lo que ha pedido que no hayamos podido conseguirlo”.

Pero el mismo día, el Cirujano General Jerome Adams declaró en una sesión informativa de la Casa Blanca que, “Veremos más casos. Desafortunadamente, es probable que haya más muertes. Aún no hemos visto el pico de esta epidemia”.

Las estrategias de mitigación intentan minimizar el impacto del virus en la comunidad en general, especialmente en las poblaciones vulnerables, mediante acciones comunitarias, en lugar de centrarse en los individuos expuestos.

Pero esto conlleva sus propios costos. Cuando las autoridades instan a las empresas y a los gobiernos a retrasar eventos como el de Coachella, como ocurrió el martes, se mitigan los riesgos pero también se afecta a los trabajadores de bajos ingresos, que están perdiendo sus empleos, contribuyendo a la posibilidad de que la nación caiga en una recesión.

“En la mayoría de los empleos de este país, no se puede trabajar desde un ordenador portátil en el sofá”, dijo Adriane Casalotti, la jefa de gobierno y asuntos públicos de la Asociación Nacional de Funcionarios de Salud de Condados y Ciudades.

Los funcionarios de salud pública de los condados de Placer y Yolo, que son vecinos de Sacramento al noreste y al oeste, también anunciaron el martes un cambio de actitud, pasando de tratar de contener el COVID-19 a aceptar que la enfermedad se está propagando demasiado rápido como para que se apliquen medidas de cuarentena generalizadas. Siete personas en el condado de Placer han dado positivo para COVID-19, incluyendo un hombre de Rocklin que murió la semana pasada. El condado de Yolo tiene un caso confirmado.

El martes, Estados Unidos superó los 1.000 casos de coronavirus, la mayoría en los estados de Washingon, Nueva York y California. Hasta el martes, California tenía 157 casos confirmados de COVID-19, con más de 1.075 californianos hasta ahora examinados para el coronavirus en 18 laboratorios en todo el estado, reveló el gobernador.

Según las nuevas recomendaciones en los condados de Placer y Yolo, que están en vigor hasta el 31 de marzo, las personas que hayan estado en contacto con un caso confirmado o sospechoso de COVID-19 ya no tendrán que estar en cuarentena durante 14 días. En su lugar, se le pide a la gente con síntomas similares a los del resfriado, independientemente de que tengan el coronavirus o la gripe, que se pongan en autocuarentena y que controlen sus síntomas con medicamentos de venta libre.

Los condados también dijeron que las pruebas para el COVID-19, se reservarán para aquellos con síntomas más graves, ya que los síntomas leves se tratan de la misma manera independientemente del diagnóstico. Los condados instaron a las empresas a permitir que los empleados trabajen a distancia en la medida de lo posible y que los grandes eventos se pospongan o cancelen.

Aimee Sisson, directora de salud pública del condado de Placer, dijo que el Condado continuará haciendo un seguimiento de quiénes estuvieron en contacto con COVID-19, pero sólo para detectar situaciones de alto riesgo, como una persona que visitó un asilo de ancianos o estuvo en contacto con un individuo con problemas inmunológicos.

Las medidas de cuarentena generalizadas no se pueden mantener, dijo Sisson, especialmente para los trabajadores de la salud. California ya está agobiada por la escasez de proveedores médicos, y forzar las cuarentenas en el personal de primera línea es una carga que el sistema no puede soportar a medida que el virus se propaga.

Si los condados siguen poniendo en cuarentena a los trabajadores sanitarios por una posible exposición, “no nos quedaría ningún trabajador sanitario”, expuso.

Sisson añadió que el Condado no tiene la capacidad de continuar rastreando cada contacto porque carece de la mano de obra, incluso con una oferta del estado para ayuda adicional.

“Incluso un puñado de casos puso a prueba nuestra capacidad”, señaló.

Casalotti dijo que además de rastrear los contactos, los funcionarios de salud se sentían agobiados por la contención porque requería cuidar de los que estaban aislados, una perspectiva costosa y que requería mucho trabajo. Los trabajadores de la salud a menudo entregan comestibles para mantener a los pacientes alejados de los espacios públicos concurridos donde podrían transmitir el virus, por ejemplo.

“Es un trabajo duro, especialmente cuando las cifras se cuentan por centenares”, precisó John Auerbach, director ejecutivo de Trust for America’s Health.

Pero el Dr. Stanley Perlman, un microbiólogo de la Universidad de Iowa que estudia los coronavirus, señaló que las medidas drásticas en Wuhan parecen haber frenado significativamente la propagación del virus. La cuarentena masiva de China fue un experimento de salud pública nunca antes visto.

“Ciertamente lo que hicieron parece haber funcionado”, manifestó Perlman.

Un estudio publicado la semana pasada en la revista Science modeló los efectos que la cuarentena de Wuhan tuvo en el resto del mundo. Aunque el estudio encontró un impacto mínimo en detener la propagación de COVID-19 al resto de China, los investigadores encontraron que hubo un 77% menos de casos importados a otras partes del mundo hasta mediados de febrero debido a las restricciones.

Debido a su éxito, se ha convertido en la guía de cómo combatir estos brotes. Italia cerró la nación de 60 millones de personas esta semana.

Pero Perlman dijo que es difícil pensar que los americanos sigan tales órdenes - el desafío que los oficiales de salud enfrentarán mientras elaboran sus planes.

“Esto no es un interruptor de encendido y apagado. Es un regulador de intensidad”, manifestó el lunes la Dra. Nancy Messonnier, directora del Centro Nacional de Inmunización y Enfermedades Respiratorias de los CDC, sobre los esfuerzos para cambiar las estrategias.

No obstante, los funcionarios de la Organización Mundial de la Salud han advertido que los países no deben renunciar por completo a las estrategias de contención.

El director de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, dijo que varios países de Asia han demostrado que incluso los lugares con grandes brotes pueden controlar la propagación de la enfermedad. Señaló que los líderes de los gobiernos tienen la responsabilidad de actuar rápidamente, especialmente en países con grandes brotes.

Tedros dijo que se siente alentado por las medidas agresivas de Italia para contener el virus.

“La conclusión es que no estamos a merced del virus”, precisó. “Nunca es demasiado tarde para revertir la marea del virus”.

Tedros indicó que los países con comunidades dispersas necesitan mitigación, incluyendo la consideración de acciones drásticas, como el cierre de escuelas e iglesias y la cancelación de reuniones masivas. Pero, añadió, todos los países necesitan también hacer un seguimiento de los contagios.

“No hay bandera blanca. No nos damos por vencidos. Luchamos para proteger a nuestros niños, para proteger a nuestros ancianos”, manifestó. “Un enfoque integral, un enfoque mixto, un enfoque que pueda ayudar a contenerlo es muy importante porque la tasa de mortalidad por este brote es alta”.

Los escritores Chris Megerian, Thomas Curwen y Taryn Luna contribuyeron a este informe.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí

Anuncio