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Familiares preparan funeral virtual de periodista hondureña sin dejar que el coronavirus los paralice

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La sonrisa y la solidaridad de la periodista hondureña Mirna Yolanda Mena, conocida como Mirta, quedó inerte en la mente de su familia, que todavía no sale del asombro de cómo el coronavirus se las arrebató en Nueva York. Y ahora solo esperan recibir sus restos para darle una despedida virtual.

“Es terrible perder a un familiar, lo más feo es que hasta este día no hemos podido obtener el cuerpo”, se lamentó Sara Mena, residente en Los Ángeles, sobre lo ocurrido con su hermana. “Quería irme a Nueva York y estar con mi familia, pero no se puede; no podemos estar juntos”, añadió con pesar.

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En este momento de dolor, la familia ha estado en constante comunicación por teléfono. Y, al mismo tiempo, avanzan en los preparativos para tener un servicio fúnebre por medio de la aplicación Zoom.

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“Vamos a hacer un servicio memorial virtual”, afirmó, revelando que el cuerpo apenas lo van a cremar el martes venidero y luego van a darle el último adiós por internet.

“Se hizo una biografía, yo me encargué de traducirla al español; el video ya casi está listo, las fotos ya están”, detalló Mena sobre los avances para honrar la difunta reportera, que laboró por 20 años en el periódico comunitario bilingüe El Clarín, dirigido a la comunidad dominicana en la ciudad de Haverstraw.

Hasta el momento, la idea plasmada del servicio fúnebre es que después de mostrar el video y las imágenes, le van a dar la palabra a los familiares.

“Cada uno va a hablar un poco de lo que significaba para nuestra vida”, indicó.

Mirta, egresada de Ramapo College, estuvo vinculada al periodismo y al servicio comunitario. Era originaria de Puerto Cortés, en la costa caribeña de Honduras. Cuando tenía 15 años se fue a vivir a Nueva York.

“Mi hermana era muy caritativa, a ella le encantaba estar ayudando”, contó Mena, recordando que en 1998 a raíz del desastre ocasionado por el huracán Mitch en suelo hondureño, Mirta envió varios furgones con donaciones para las familias damnificadas. “Ella siempre fue así”, indicó.

Esa pasión por servir a los demás es algo de familia.

A principios de abril, poco después de que se expandiera el contagio por coronavirus en Honduras, Mena y su esposo, Maynor Sandoval, recibieron mensajes de amigos pidiéndoles ayuda.

“No tenemos nada”, recuerda Mena que le dijo una uróloga que trabaja en el hospital Mario Catarino Rivas, en San Pedro Sula.

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Esta pareja de hondureños dirige la Fundación Juguetes por Sonrisas, en Los Ángeles, por eso su vocación de servicio y altruismo ha cruzado fronteras.

Al ver la necesidad, entre los profesionales de la primer línea, con fondos propios enviaron, el 11 de abril, 100 mascarillas para médicos y enfermeras que no tenían esos insumos en el referido nosocomio público.

La entrega ocurrió cuatro días después de que Mirta fuera hospitalizada, en Nueva York.

Sandoval, originario de El Progreso, en el departamento de Yoro, explica que en Estados Unidos se tienen bancos de comida y los que poseen un seguro social califican al seguro por desempleo. Sin embargo, en su lugar de origen la ayuda no está llegando a todos los rincones del país.

De esa forma, se solidarizaron con familias de escasos recursos y enviaron fondos para entregar bolsas de alimentos a más de una treintena de hogares, cuya distribución se realizó el 24 de abril.

“Creo que aunque estemos escasos, siempre que tengamos que comer, aquí vamos a salir adelante; pero en nuestro país, es más difícil”, valoró Sandoval, asegurando que van a realizar otra entrega de comida en Puerto Cortés y San Pedro Sula.

Antes de que se coordinaran estas actividades altruistas en Los Ángeles, Mirta comenzó a sentirse mal de salud en Nueva York. Desde hace un tiempo, ella padecía de asma. Cada dos meses, era internada en el hospital.

De acuerdo a la familia, pasó por lo menos dos días con problemas para respirar. No distinguían si era por el asma o por el coronavirus. Hasta que el 7 de abril fue ingresada a un nosocomio, la última vez que la vieron.

“Este maldito coronavirus nos está llevando los mejores seres humanos”, escribió Félix Díaz en Facebook. “Mi amiga Mirta Mena que Dios te tenga en el lugar perfecto de descanso eterno”.

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En la misma red social, Elizabeth Rosa Santiago describió a Mirta como una activista comprometida, quien no solo representó una gran pérdida para la comunidad afrolatina “sino que todo el condado de Rockland perdió a una de las personas más orientadas a la comunidad de todos los tiempos”.

Hasta su fallecimiento, el pasado 17 de abril, esta periodista residía en el condado de Rockland. Mirta, de 48 años, era de ascendencia garífuna.

“Ella era de mis hermanas más cercanas”, indicó Mena, originaria de Puerto Cortés, quien antes de moverse a Los Ángeles, entre el 2004 y el 2009, vivió con su hermana en la Costa Este.

El epicentro del coronavirus en Estados Unidos es Nueva York. En este momento, las funerarias tienen una larga lista de espera para cremar a los fallecidos.

“La idea era hacer el servicio el sábado (pasado), pero ahora depende de la entrega del cuerpo”, dijo Mena, enfatizando que, mientras tanto, seguirán realizando actividades solidarias porque no van a permitir que el coronavirus los paralice.

“Estamos honrando la memoria de ella”, concluyó.

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