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Los casos de COVID-19 aumentan, pero la tasa de muertes es menor; esta es la causa

Janil Wise, izquierda, y Melinda Gruman, enfermeras del Providence Holy Cross Medical Center
Janil Wise (i) y Melinda Gruman, enfermeras del Providence Holy Cross Medical Center, revisan la historia clínica de un paciente.
(Brian van der Brug / Los Angeles Times)

Incluso con el número de muertos de California por COVID-19 superando los 10.000, está surgiendo alguna esperanza: Los médicos están mejorando en salvar a los pacientes

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Cuando la cantidad de personas enviadas al hospital con COVID-19 comenzó a crecer en el condado de Los Ángeles, a principios de este verano, las autoridades advirtieron que un incremento importante de muertes era inevitable. Un número récord de casos podría derivar en una cifra histórica de decesos, predijeron.

Pero casi dos meses después, eso no ha ocurrido. El coronavirus continúa matando a cientos de personas cada semana en el condado de Los Ángeles, pero el número de defunciones se mantiene más bajo de lo esperado.

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La tendencia se debe, en parte, a que se enferman personas más jóvenes, así como a un mejor control sobre la propagación de la enfermedad en entornos de alto riesgo, como los hogares de ancianos. Pero los médicos agregan que hay otro factor que impulsa las tasas de supervivencia: mejores tratamientos.

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“Era tan sombrío al principio”, comentó el Dr. Armand Dorian, médico de urgencias y director médico de Verdugo Hills Hospital, de USC. “Ahora tenemos regímenes de tratamientos que sí ayudan... Desde el principio, digamos, de febrero hasta ahora, hemos aprendido mucho”.

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Las tendencias no se limitan al condado de L.A., en California, el 3.6% de las personas diagnosticadas con COVID-19 entre marzo y mayo perecieron a causa de la enfermedad. Para los diagnosticados entre el 1º de junio y el 3 de agosto, esa cifra se redujo al 1.2%, según un análisis de The Times de datos estatales. La ampliación de los exámenes, los cambios demográficos de los pacientes y una mejor atención jugaron un papel importante en esa caída, señalan los expertos.

La estadística es lo que los epidemiólogos llaman tasa de letalidad: el número de muertes dividido por la cantidad de casos. Esto mide qué tan mortal es la enfermedad una vez que la gente la contrae; en otras palabras, la posibilidad de sobrevivir. Si bien la pandemia sigue siendo sombría, la reducción de la tasa de letalidad es un rayo de progreso, opinan los expertos.

Mientras los casos de coronavirus aumentan en el Valle Central rural de California, una autodeclarada “ciudad santuario para los negocios” es desafiante, incluso cuando el estado amenaza con retirar la financiación. En ambos lados del debate, todos están de acuerdo: Es político.

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La tasa de letalidad existe junto con otra estadística: el índice de mortalidad (fallecimientos divididos por la población total), que refleja la propagación de la enfermedad dentro de la población.

En una entrevista con Axios que se dio a conocer la semana pasada, el presidente Trump desestimó la tasa de mortalidad de la nación, que es peor que la de la mayoría de los demás países, y elogió la de letalidad, que es mejor que la mayor parte de las naciones.

Pero una mejor tasa de letalidad no puede compensar la gran propagación del mortal virus, advierten los expertos. La tasa de mortalidad de California está aumentando a medida que la cifra de decesos por COVID-19 en el estado superó los 10.000 el jueves pasado. Si muchas personas siguen enfermando, una gran cantidad morirá, incluso con mejoras en las tasas de supervivencia.

El Dr. Tim Brewer, especialista en enfermedades infecciosas y epidemiólogo de UCLA, afirmó que incluso las mejoras médicas podrían anularse si el número de pacientes continúa creciendo. Un sistema de salud abrumado podría impedir que los médicos puedan brindar cuidados que salvan vidas, dijo. “Hemos adquirido una enorme cantidad de información en los últimos siete meses, que ha sido útil. Solo necesitamos que todos reconozcan que el virus no ha desaparecido”, comentó Brewer.

Cuando los pacientes de COVID-19 comenzaron a aparecer en los hospitales, en la primavera (boreal), los médicos no sabían qué medicamentos o tratamientos serían efectivos. Poco se sabía sobre cómo se transmitía el virus o cuál era la mejor forma de proteger al personal. Dorian, de USC, describió a los trabajadores de la salud que enfrentan esa crisis sin precedentes como “atónitos”.

Pero eso cambió rápidamente a medida que los médicos de todo el mundo estudian y tratan el coronavirus. Los resultados de las investigaciones en un país pueden convertirse en pautas clínicas para otro, en pocos días.

“La colaboración entre médicos de todo el mundo sobre cómo tratar mejor el COVID-19 ha sido bastante extraordinaria”, reflexionó el Dr. Bilal Naseer, médico de cuidados intensivos en Sacramento, perteneciente al CommonSpirit Health, un gran sistema hospitalario sin fines de lucro. “Creo que el nivel de confianza de los doctores y los equipos de atención es muy alto ahora: cómo identificar temprano a los pacientes con COVID-19 y cómo prevenir enfermedades graves se comprende mucho mejor”.

Al principio del brote, los trabajadores de la salud, con pánico, administraban varios medicamentos a los enfermos para tratar de salvarlos, sin saber cuál podría ayudar. Pero esa estrategia dificultaba el conocer qué funcionaba y qué no, por lo cual los médicos no podían realmente entender qué utilizar para tratar a los siguientes pacientes.

“Los médicos de todo el mundo, y en Los Ángeles básicamente, trataban con todo lo que podían a estos pacientes”, comentó Brewer. “Necesitábamos bajar un poco nuestro nivel de pánico y hacer investigaciones, ensayos y estudios”.

Uno de esos estudios, realizado por científicos británicos, derivó en un hallazgo sorprendente. Para otros coronavirus mortales, como el SARS y el MERS, se ha demostrado que los esteroides empeoran los síntomas.

Pero los investigadores de Reino Unido encontraron que la Dexametasona, un esteroide común y de bajo costo, reducía la mortalidad de los pacientes con asistencia respiratoria en un tercio, y en un quinto para los que requieren oxígeno, según el estudio, publicado en junio.

Los médicos ya habían comenzado a administrar Remdesivir, un medicamento antiviral desarrollado por Gilead Sciences, que demostró que acorta el tiempo de recuperación de los pacientes. Ambos medicamentos ahora son recetados regularmente por los doctores que tratan a personas con COVID-19, dicen. “Estamos a millas de tener curas reales, como vacunas y medicamentos más específicos”, señaló Dorian. “Pero tenemos algo. Se siente bien decir: ‘¿Por qué no le damos Remdesivir?’”.

Un epidemiólogo de la Universidad Estatal de San Diego, Eyal Oren, señaló que muchas personas que se enferman quizá no mueran, pero aún así sufrirán consecuencias de salud a largo plazo. Advirtió que observar pequeñas mejoras en las tasas de supervivencia puede eludir la realidad de que miles continúan falleciendo por COVID-19, particularmente la gente de color. “¿Por qué tenemos tantos casos y tantas muertes?”, se preguntó. “¿Cuál es el panorama general?”

Para otros, las mejores tasas de supervivencia son una pizca de esperanza.

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Antes de la última ola de pacientes en el condado de Los Ángeles, la mayoría de las personas hospitalizadas con COVID-19 en el condado en un momento dado era de poco más de 1.950, a fines de abril. Ese récord fue superado en julio, cuando más de 2.200 individuos estaban hospitalizados debido a la infección.

Sin embargo, el promedio de muertes nunca excedió el alcanzado en la primavera. La tasa de letalidad del condado por COVID-19 cayó del 4% en mayo al 2% ahora, según datos oficiales. “Para mí, eso probablemente significa que estamos recibiendo una mejor atención”, remarcó el Dr. Jeffrey Gunzenhauser, del Departamento de Salud Pública del condado de Los Ángeles.

Gunzenhauser agregó que la disminución probablemente también se deba a cambios en quién se enferma. Las infecciones en los hogares de adultos mayores -cuyos residentes son particularmente vulnerables al virus- descendieron, al tiempo que han aumentado entre los jóvenes, que son más saludables y tienen más probabilidades de sobrevivir, expuso.

Dexamethasone has helped reduce deaths among COVID-19 patients.
La Dexametasona es un esteroide barato y ampliamente disponible, que redujo las muertes entre los pacientes hospitalizados con COVID-19 gravemente enfermos.
(Associated Press)

Cuando los pacientes terminan en el hospital, los médicos tienen nuevos protocolos para mejorar sus probabilidades de supervivencia. Al principio de la pandemia, los especialistas se apresuraban a ponerlos en asistencia respiratoria cuando tenían dificultades para oxigenarse.

Pero ahora tienen claro que tal vez no es necesario intubar a esos pacientes, lo cual puede exponerlos a otras complicaciones que, en realidad, disminuyen sus posibilidades de supervivencia.

En la actualidad, los médicos acuestan a los pacientes boca abajo para permitir que entre más oxígeno en sus pulmones y darles oxígeno a través de tubos que se insertan en la nariz. Los respiradores son el último recurso, aseguran los médicos.

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“Estábamos muy dispuestos a poner a la gente en asistencia respiratoria al comienzo de la epidemia”, comentó Bradley Pollock, presidente del departamento de ciencias de la salud pública de UC Davis. “Si parecía que disminuía la oxigenación de alguien, lo poníamos inmediatamente en un respirador; eso fue un error, en retrospectiva”.

Los médicos también han aprendido que el COVID-19 tiende a espesar la sangre de los pacientes y a formar coágulos, que pueden causar accidentes cerebrovasculares y ataques cardíacos. En algunos hospitales de EE.UU, se informó que los coágulos eran la causa del 40% de las muertes por COVID. Ahora se suele administrar anticoagulantes para prevenir ese cuadro.

El conocimiento adquirido durante los últimos meses ha mejorado la atención simplemente al hacer que el personal tenga más confianza, agregó Dorian. Los pacientes se benefician cuando los trabajadores de la salud no están estresados y pueden tomarse su tiempo con ellos y escuchar sus necesidades, afirmó.

“Eso es lo que mejora a la gente. No es solo la medicina, en realidad”, declaró.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.

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