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Estrategias para apoyar el aprendizaje social y emocional de su hijo desde el hogar

Samuel Rodas, de 40 años, juega con su hijo Adrian y su hija Karla en el Día del Padre en Griffith Park.
Samuel Rodas, de 40 años, juega con su hijo Adrián y su hija Karla en el Día del Padre en Griffith Park. Los padres pueden ayudar con el aprendizaje social y emocional de sus hijos mientras la escolarización sigue siendo remota.
(Francine Orr / Los Angeles Times)
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Los números se pueden multiplicar, restar y cuadrar en el vacío, solo en una habitación. Los libros, también, sobre casi cualquier tema, se pueden procesar de forma independiente.

Las emociones, por otro lado, suelen experimentarse, y aprenderse, en contexto, entre las personas, en un entorno social.

Por eso a algunos padres de California les preocupa que el aprendizaje virtual, obligatorio en áreas donde se ha visto un aumento en los casos de coronavirus, pueda impedir el aprendizaje social y emocional de sus hijos en edad escolar. Además de, o incluso más, que su crecimiento académico.

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Los expertos están de acuerdo en que no es algo para tomar a la ligera.

“Para los niños, incluso desde el preescolar, el compromiso social con sus compañeros es crucial para que desarrollen un sentido de sí mismos. Y su mundo”, según Macy Grim, una psicoterapeuta que se especializa en trabajar con niños pequeños.

Pero hay formas en que los padres pueden facilitar el desarrollo integral de sus hijos desde el hogar, según varios expertos.

“Los niños se desarrollarán social y emocionalmente en muchos contextos diferentes. La escuela no es la única forma, aunque es una manera importante, de aprender habilidades sociales y emocionales”, dijo Justina Schlund, directora de aprendizaje de campo de la Colaboración para el Aprendizaje Académico, Social y Emocional, o CASEL, por sus siglas en inglés.

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¿Qué es el aprendizaje social y emocional?

El aprendizaje social y emocional abarca varios conceptos complejos.

Es un proceso de toda la vida “de aprender acerca de quién eres, incluyendo tus emociones y tu identidad, y también sobre cómo encajas en el mundo más grande y amplio”, expuso Schlund.

Añadió que es útil pensar en ello en términos de cinco competencias básicas:

  1. Concienciación de sí mismo.
  2. Autogestión.
  3. Conciencia social.
  4. Toma de decisiones responsables.
  5. Habilidades de relación.

Es clave distinguirlo del bienestar social y emocional, que está relacionado pero es distinto, señaló Schlund.

Si la mera amplitud del concepto induce al estrés, respire profundamente. Como muchos aspectos de nuestras vidas durante la pandemia, está bien apuntar a lo que es realista, en lugar de perfecto.

Dadas las circunstancias, es posible que un niño “no alcance lo que se considera típico, pero si vemos algún crecimiento, eso es algo de lo que hay que alegrarse”, dijo Kahlila Lawrence, instructora del programa de psicología escolar de la Universidad del Sur de Florida.

El bienestar de los padres importa

Aprender a manejar su propio estado emocional es crucial, dijeron varios expertos.

Piense en las instrucciones de seguridad de los aviones que aconsejan a los padres que se coloquen una mascarilla de oxígeno antes que a sus hijos. Es difícil ayudar a alguien cuando se está jadeando por aire, literal o metafóricamente.

Cuando “los padres están ansiosos y emiten esa energía, los niños son muy sensibles a eso y lo van a percibir”, dijo Grim, instructora de psicología clínica de la Universidad de Pepperdine.

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Modelado

Sin compañeros para corregir el comportamiento y adultos fuera del hogar para modelarlo, los padres podrían tener que ser más conscientes de su estatus como modelos a seguir.

“Los padres están constantemente enseñando a sus hijos, todo el tiempo”, dijo Lawrence. “Ahora estamos hablando de padres que dicen, ‘Esta bien, pero ¿cómo puedo participar en tipos de actividades con más propósito?’”

Para los niños más pequeños, los padres pueden simular las interacciones que estos podrían tener con niños de su misma edad para enseñarles conceptos sociales importantes, como compartir y aprender a jugar de manera justa, según Lawrence. Ofreció el ejemplo de aprender a compartir crayones. Su hijo puede dibujar un poco antes de que usted le pregunte si puede tomar el crayón, y asegúrese de darle las gracias si lo deja amablemente.

Compruebe como están

Muchos maestros de todo el país comienzan el día con reuniones matutinas, según Lawrence. “Es sólo una manera de saber cómo están de forma regular”.

Los padres pueden hacer lo mismo hablando constantemente con sus hijos para asegurarse de que tengan una salida para expresar sus miedos, frustraciones y alegrías. Schlund indicó que es importante convertir esto en una rutina confiable. No tiene que ser por la mañana, pero debería ser a una hora similar del día, dijo.

Las preguntas y el estilo serán diferentes según la edad del niño “porque los mayores pueden mirarlo como: ‘Está bien, mamá, te dije que estoy bien. Déjame en paz’”, expuso Lawrence. A veces esas conversaciones serán breves.

“En algunas ocasiones puede conseguir algo como: ‘Estoy molesto porque no puedo ver a mis amigos. Estoy cansado de esto’, y eso puede llevar a conversaciones adicionales”, añadió Lawrence.

También puede ser un lugar para ofrecer ayuda de manera proactiva, dijo Schlund. Además de preguntar a los niños cómo están, puede preguntarles qué necesitan específicamente para que el día sea bueno.

Sujétese a un horario

Los expertos subrayaron unánimemente los beneficios de crear una rutina. Crea una sensación de normalidad y de seguridad emocional, según Schlund.

Eso significa no dormir más a diferentes horas cada noche y pasar la mitad del día en pijama, cosas que algunos padres informaron que sucedió en la primavera cuando el aprendizaje a distancia se impuso a sus familias en medio de la pandemia de coronavirus.

Si bien la pandemia ha obligado a la flexibilidad en muchos aspectos, Lawrence enfatizó: “Los niños necesitan rutinas. Eso es muy importante”.

Probablemente ayudará que este otoño el Distrito Escolar Unificado de Los Ángeles, el distrito escolar más grande del estado, seguirá un horario predecible que de alguna manera refleja un día escolar tradicional.

Los factores estresantes vendrán; planifique con anticipación

Los padres no tienen que esperar hasta que sus hijos estén angustiados para tratar de encontrar una solución, dijo Schlund.

En cambio, pueden pensar de antemano en estrategias que sus hijos pueden trabajar y practicar con ellos.

Schlund recomienda crear una lista de cosas que pueden hacer cuando se sienten estresados, como salir a correr o jugar con un hermano. Comentó que esto puede ayudar a los niños a aprender maneras efectivas de manejar sus emociones, un aspecto central del aprendizaje social y emocional.

Formas creativas de conectarse

Sólo porque sus hijos no puedan jugar al fútbol con la pandilla o abrazar a la abuela no significa que no puedan mantener relaciones de alguna forma.

Las pantallas, la pesadilla de la existencia de algunos padres antes de COVID, pueden ser una puerta de entrada a lugares de reunión virtuales que permiten a los niños estar conectados con sus compañeros y parientes que viven fuera del hogar. Algunos padres podrían considerar la posibilidad de ampliar su burbuja de cuarentena para incluir a otra familia que esté siguiendo precauciones de salud similares.

También existen métodos de conexión fuera de lo común. Jesyka Lueck, psicoterapeuta de Torrance, dijo que recientemente invitó a un vecino a leerle cuentos a su hijo de 4 años, Edison, a través de una ventana de vidrio. Edison, quien tiene una condición médica subyacente que puede hacerlo susceptible a un caso grave de COVID-19, ha estado en gran parte aislado desde la primavera.

El juego como terapia

Grim se especializa en un tipo de terapia infantil conocida como terapia de juego. Es un medio para enseñar a los niños pequeños a reconocer, identificar, etiquetar y regular sus emociones mediante el juego.

“Si un adulto entra en la habitación y se sienta en el sofá, puede hablar de sus sentimientos y sus emociones. Los niños no necesariamente pueden hacer eso”, expuso Grim. “Nunca se puede sentar a un niño de 3 años en un sofá y preguntarle sobre sus sentimientos. Así que usas los medios de juego y metáforas y juguetes para hablar su lenguaje”.

Los padres con suficiente tiempo y dinero pueden aprender los fundamentos de la terapia de juego a través de algo llamado terapia filial, dijo Grim. Reconociendo que se requiere un privilegio significativo para acceder, señaló que los padres pueden aprender mucho a través de libros y recursos en línea (consulte la lista de lecturas recomendadas por Grim a continuación), que cuestan mucho menos que la terapia privada y que se pueden abordar en cualquier momento en que el padre tenga un poco de tiempo libre.

Lawrence señaló los beneficios más directos de la descompresión al alentar a los niños mayores a tomar descansos durante el día escolar. Agregó que no obligaría a un niño a trabajar durante más de una hora en una sola actividad.

Cuándo preocuparse

Los cambios de humor, el comportamiento perturbador, los déficits de atención y algunas quejas físicas (por ejemplo, dolores de cabeza, dolores de estómago, alteraciones del sueño) son señales potenciales de que un niño está teniendo dificultades y podría necesitar apoyo adicional, señalaron varios expertos.

Diferencias individuales

Hay normas de desarrollo que hay que tener en cuenta: los niños tienden a aprender habilidades sociales y emocionales en una cierta trayectoria o línea de tiempo. Sin embargo, las circunstancias individuales, incluyendo los estilos de crianza, los factores socioeconómicos y el temperamento y la capacidad del pequeño, pueden tener un gran impacto en el crecimiento social y emocional. Algunos niños se desarrollarán inevitablemente más rápido o más lento de lo normal.

Apóyese en los expertos: los educadores

No tiene que hacerlo solo. Lawrence instó a los padres a contactarse con profesores y otros profesionales de la educación. Ellos pueden aconsejar en general sobre lo que es apropiado para el desarrollo, así como potencialmente proporcionar alguna orientación más personalizada.

Los maestros de sus hijos también los aman, dijo Lawrence. “Son recursos para ayudar a trabajar y hablar sobre las circunstancias individuales de su hogar. Y lo animan a usted también”.

Los padres pueden acercarse para saber qué programas sociales y emocionales ofrece su escuela y potencialmente presionar para obtener más, recomendó Schlund. Agregó: “Es muy importante abogar y pedir”.

Otras lecturas

Aquí hay algunos libros recomendados por la psicoterapeuta infantil Macy Grim:

  • “The Whole Brain Child”, (padres de niños de 3 a 10 años) por Dan Siegel
  • “Brainstorm”, (padres de adolescentes de 12 años en adelante) por Dan Siegel
  • “Siblings Without Rivalry”, de Adele Faber y Elaine Mazlish
  • “How to Talk So Kids Will Listen”, por Adele Faber y Elaine Mazlish
  • “Positive Parenting”, por Rebecca Eanes

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