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Restaurantes y bares implementan sus propias políticas de salud, mientras aumentan los casos de la variante Delta

A woman holds out a card as a man's hand grasps it
El oficial de seguridad Don McClaren verifica el estado de vacunación de los clientes antes de que puedan ingresar al bar dentro de Permanent Records Roadhouse.
(Mariah Tauger / Los Angeles Times)

Restaurantes y bares implementan sus propias políticas de salud, mientras aumentan los casos de la variante Delta

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Primero llegó una publicación de Instagram, después un discurso de odio y llamadas telefónicas anónimas. Aún así, Lance Barresi dice que lo volvería a hacer.

El 18 de julio, el propietario de Permanent Records Roadhouse, ese bar-tienda de discos-local de música en vivo en Cypress Park, compartió por Instagram la nueva política contra el COVID-19 de su establecimiento: para ingresar, los clientes ahora deben presentar un comprobante de vacunación o una prueba negativa fechada dentro de las últimas 72 horas antes de la entrada, además de una identificación.

Eso abrió las compuertas.

Según Barresi, su personal inmediatamente comenzó a recibir comentarios, mensajes directos y llamadas telefónicas donde algunos los tildaban de nazis y comunistas, y les decían -en un caso, gritaron- que el bar está violando la HIPAA, la ley federal de privacidad de la atención médica (una afirmación falsa).

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“Hemos tratado de tener conversaciones serenas para explicar la situación, pero ellos no desean escucharlas”, comentó. “Solo quieren ser una voz fuerte por encima de la nuestra, criticando la decisión. Sin embargo, nadie viene en persona; eso es lo que me dijeron otros dueños de bares que implementaron la misma política. Hay mucho alboroto en Internet”.

Permanent Records Roadhouse es parte de un grupo creciente de restaurantes y bares del área de Los Ángeles que implementaron sus propias restricciones por el COVID, mientras la muy transmisible variante Delta genera un aumento de las tasas de infección en la región, así como en muchas partes del país. Con la reapertura de California, el 15 de junio, el estado abandonó su sistema de niveles codificado por colores y, con él, las pautas para el espaciado de las mesas, los límites de capacidad y los mandatos de uso de mascarilla.

Por un breve lapso, la industria hotelera no tuvo mucha orientación. Luego, a mediados de julio, el condado de Los Ángeles ordenó volver al uso de mascarilla en ambientes interiores, independientemente del estatus de vacunación. La semana pasada, los funcionarios de salud instaron a los californianos completamente vacunados a reanudar el uso de cubierta facial en entornos públicos cerrados, y los CDC recomendaron su uso en entornos públicos, incluso para los estadounidenses inoculados, en lugares que experimentan tasas de transmisión de coronavirus “sustanciales” o “altas”.

Algunos propietarios de restaurantes y bares sienten que el regreso al uso de cubiertas faciales en interiores es suficiente después de 16 meses de ventas diezmadas, un mercado de contratación despiadado y, en ocasiones, regulaciones ambiguas y cambiantes para los sitios de comida. Otros están tomando las pautas de salud en sus propias manos, al exigir vacunas al personal, prueba de inoculación a los clientes o exámenes negativos de COVID, así como prohibir de manera preventiva las comidas en el lugar, en un intento por frenar la rápida propagación de la variante Delta.

La decisión de exigir tarjetas de vacunas o resultados negativos de las pruebas, comentó Barresi, fue impulsada por una política similar implementada en el bar Gold-Diggers, de East Hollywood, que se anunció el 15 de julio. El empresario gastronómico lo compara con alinear una serie de dominós dentro de Los Ángeles para que se extienda, idealmente, en todo el país: si suficientes pequeñas empresas locales se alinean para hacer cumplir el requisito de vacunación para ingresar, la reacción en cadena podría motivar a millones a inscribirse.

Las autoridades del condado de Los Ángeles afirman que, ante el aumento de los casos de COVID-19 y de las hospitalizaciones, esperan que el restablecimiento del uso de mascarilla como norma social ayude a reducir la transmisión de la enfermedad.

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En Los Ángeles, un número creciente de bares y restaurantes anunciaron políticas de tarjetas de vacunación o resultados de pruebas, incluidos Osteria La Buca, Akbar, Short Stop, Gigi’s y Tramp Stamp Granny’s.

No es una situación ideal, admite Barresi, pero su guardia de seguridad, parado frente a la puerta durante los shows en vivo y los fines de semana, ahora verifica los requisitos de COVID del bar además de pedir una identificación. Las otras noches, los miembros del personal detrás de la barra asumen la tarea. El equipo está preocupado por las tarjetas de vacunación falsas tanto como por las identificaciones apócrifas, pero admite que no hay mucho que puedan hacer si encuentran una, más allá de prohibir la entrada.

Los espectáculos en vivo, por el momento, se realizan al aire libre; se proporcionan fundas de micrófono desechables para los artistas, que se cambian entre cantantes junto con la desinfección del equipo. Cuando los clientes compran discos, en lugar de sentarse en el bar, necesitan colocarse su mascarilla.

“Siento que nos vimos forzados a hacerlo porque no hubo suficiente guía”, remarcó Barresi. “Creo que, lamentablemente, el papel de un político, o al menos parte de él, es ser reelegido, y tomar decisiones impopulares o cambios de políticas... Es algo que tratan de evitar, en general, lo cual es realmente desafortunado. Eso nos coloca en la posición en que estamos: porque las pautas no vienen de arriba hacia abajo”.

Valerie Gordon, pastelera, panadera y propietaria de un café, nunca volvió a una política interior libre de mascarillas para su personal o los clientes de Valerie Echo Park. Ella y su esposo, el pastelero y copropietario Stan Weightman Jr., consultaron con su equipo, y la respuesta fue casi unánime: todos, incluidos los clientes vacunados, deben dejarse su cubrebocas puesto.

El café del vecindario permaneció abierto durante gran parte de los últimos 16 meses con comida para llevar, impulsado por el servicio nacional de envío de chocolates de la confitería. El local reabrió sus puertas el fin de semana del Día del Padre, para cenar al aire libre en el lugar, al tiempo que requería que los invitados usaran mascarilla en el interior, tanto mostrando la política en una pizarra del menú en el frente, como poniendo cubrebocas desechables a disposición de los invitados en la puerta.

“Realmente vimos hacia donde se dirigía la situación, y pensamos: ‘Adelantémonos a esto’”, expresó Gordon. “Lo que nunca hemos hecho es esperar a que la gente se enferme para tomar una decisión. Se trata de una amenaza potencial; tenemos un niño de nueve años en casa, que no está vacunado. Tenemos empleados con hijos que no están inoculados, un montón de clientes que vienen con niños que no están vacunados. Como madre, eso es lo que realmente me preocupa”.

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Los clientes han entendido la regla, mayormente, pero justo antes del regreso del condado de Los Ángeles al uso de cubiertas faciales en interiores, alguien supuestamente vacunado se negó a usarla, a pesar de los múltiples pedidos del personal y de la propia Gordon. “Él comentó: ‘¿Me está diciendo que no puedo estar aquí sin una mascarilla?’ Respondí: ‘Eso es exactamente lo que le estoy diciendo; puede retirarse si no desea usarla’”, recordó Gordon. “‘Esto es indignante’, agregó él. “Le reiteré que estaba bien, pero que debía marcharse si no lo hacía. Entonces amenazó con hacer público el tema. ‘¡Por favor, hágalo!’, le contesté”.

El cliente procedió a tomar varias fotos del restaurante y su letrero. “Salí rápidamente con él, porque quise estar segura de que tuviera mi nombre completo, para citarme”, agregó ella.

A fines de julio, cuando Gordon y Weightman vieron cómo la variante Delta ganaba impulso, Valerie Echo Park dejó de servir en el lugar temporalmente, y regresaron a los pedidos para llevar.

Para Gordon, permanecer abierto para cenar ahora era como jugar a la “ruleta rusa”. Están reevaluando las cifras del COVID en el condado de Los Ángeles y sus operaciones cada semana, y agradecen que sus pedidos de dulces para envíos proporcionen otra fuente de ingresos.

La decisión de implementar estrictas pautas internas de salud y seguridad se extiende mucho más allá de Los Ángeles. La semana pasada, el fundador de Shake Shack y gastronómico de Union Hospitality Group, Danny Meyer, anunció que no solo se exigiría una prueba de vacunación para ingresar a sus restaurantes de servicio completo -incluidos Gramercy Tavern, en la ciudad de Nueva York, y Maialino Mare, en Washington, D.C.- sino que será también necesario para todo el personal (Meyer anticipó que las nuevas pautas no se aplican a Shake Shack, que creará sus propias políticas).

En Francia, el presidente Emmanuel Macron ordenó recientemente una prueba de vacunación o resultados negativos de la prueba COVID-19 para ingresar a museos y cines, así como para cenar en restaurantes.

El empresario gastronómico Florent Marneau emigró de Fontainebleau, al sureste de París, hace años, y ha estado atento a los crecientes casos de COVID en su país de origen, así como del controvertido “pase sanitario” de Macron. El chef y copropietario del Marché Moderne no está necesariamente de acuerdo con esto.

El condado de Los Ángeles exige ahora el uso de mascarilla en lugares públicos cerrados, lo que abre una nueva línea de batalla, ya que el coronavirus está aumentando considerablemente entre los no vacunados.

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“Si ayuda a deshacernos de todo el asunto rápidamente, tal vez sea una buena idea, pero al mismo tiempo es un arma de doble filo: ¿Qué tenemos que hacer? Tendremos que finiquitar muchos restaurantes solo para lograrlo”, afirmó Marneau, quien opera el restaurante de alta cocina francesa en Newport Beach junto con su esposa, la chef Amelia Marneau. “He tratado de no ser demasiado político al respecto. Por supuesto, la vida es lo primero: quieres proteger a las personas, no deseas exponer a nadie, pero al mismo tiempo hay muchos que pierden sus trabajos o renuncian. Claro que preocupa que esto empeore, y es de esperar que no sea así. Creo que el tema es mucho más político en Estados Unidos que en Europa”.

Marneau compartió que, si bien su personal está completamente vacunado, no exigirán vacunas ni pruebas, y agregó que “todavía no está en modo Delta”. El equipo se encuentra más preocupado por mantener todo en funcionamiento con el poco personal que hay. Marneau remarcó que Marché seguirá las pautas actuales del condado de Orange (que aconseja a todos los residentes adherirse a las normas emitidas el 28 de julio por el Departamento de Salud Pública de California, incluido el uso universal de cubierta facial en interiores).

Sus cajas de alta cocina para llevar ayudaron a mantener el restaurante durante 2020, y si tuvieran que cerrar el salón comedor nuevamente, los chefs esperan que el exitoso programa para llevar pueda compensar los costos operativos una vez más.

El chef Ross Pangilinan opera tres restaurantes: Mix Mix Kitchen Bar, en Santa Ana; Terrace by Mix Mix, en Costa Mesa; y ReMix Kitchen Bar, en Long Beach. Seguir los conjuntos de pautas -a veces diferentes- de dos condados, afirma, fue confuso en ocasiones. “Para mí, el condado de Orange nos salvó y no nos dejó caer; en Long Beach y L.A., todavía estamos tratando de poner las cosas en la vía correcta”, comentó, y agregó: “Siento que el condado de Orange ha ayudado mucho más a las empresas y ha sido más fácil de operar. L.A. fue más difícil; hay mayor cantidad de reglas y ha habido más bloqueos”.

Pangilinan, al igual que Marneau, está más centrado en la escasez de personal. Desconfía de la variante Delta, pero siente que hay suficiente orientación y agrega que nunca ha habido un brote en ninguno de sus tres restaurantes, y que los miembros del personal todavía están utilizando mascarilla en las tres ubicaciones. El chef sabe que podrían ser posibles más pautas y cierres para restaurantes a medida que las cifras del COVID-19 sigan aumentando, pero hasta que se emitan más estatutos, sus restaurantes continuarán como están. “Si se cierra, cerraremos”, dijo Pangilinan. “Vamos a seguir las pautas, las que sean. Esto es como es, y tenemos que seguir encontrando la forma de sobrevivir”.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.

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