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Así fue como este cocinero inmigrante sobrevive un tiroteo y evade la deportación

Heladio Hernández y Enriqueta Peña reciben sus tarjetas tras mucho tiempo de vivir en las sombras.
Heladio Hernández y Enriqueta Peña reciben sus tarjetas tras mucho tiempo de vivir en las sombras.


(Selene Rivera )
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Heladio Hernández fue arrojado al suelo por los golpes. Su primer pensamiento fue que, al ser atacado por tres sujetos desconocidos con tal fuerza, ese sería su último día.

Sin mucho que hacer, más que rogarles a los asaltantes que se detuvieran, el nativo de Oaxaca, México, recuerda cubrirse como podía la cabeza y el estómago, hasta que escuchó varios balazos. Fue entonces cuando sus asaltantes se dieron a la fuga.

En abril 2006 y a los 20 años, Hernández había sido víctima de un asalto afuera de la taquería donde trabajaba, en la ciudad de Santa Ana. El joven resultó herido de bala en el estómago y con varios rozones de bala en el cuerpo.

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El inmigrante había salido de su país solamente dos años antes en busca de una vida tranquila lejos del crimen y un trabajo mejor remunerado.

Esa madruga su amiga y vecina Enriqueta Peña, tenía que recogerlo de su trabajo a las 3 de la mañana, hora en la que Hernández terminaba su turno. La amiga quedó perpleja al ver a Hernández bañado en sangre, y por temor a ser deportado se reusaba a ir a un hospital. Sin embargo, ella lo llevó a la clínica más cercana para que lo atendieran.

El doctor le dijo a Hernández que, de no ser atendido de emergencia, el habría muerto desangrado.

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“Cuando desperté en el hospital después de cuatro días me acordé de todo. Los maleantes llegaron a venderme droga y pedirme dinero, pero les dije que no tenía, y entonces de la nada empezaron a golpearme”, dijo Hernández.

“Quise defenderme, pero eran tres me golpearon en la nuca, caí en el piso y me dieron un balazo”, dijo.

Hernández fue persuadido a denunciar sus atacantes a pesar de estar convaleciente durante seis meses y casi perder la vida, pues se reusaba por miedo a ser deportado.

“Me preguntaba una y otra vez, y si denunció que bueno puede ser para mí. Las autoridades van a saber que no tengo papeles y me van a echar”, dijo.

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La denuncia entonces sería la prueba de su ataque y el hilo de auxilio que lo ayudaría a obtener una visa de protección contra la deportación en Estados Unidos.

Desde el ataque, Peña y Hernández se convirtieron en amigos. Con el tiempo, la gratitud y amistad se convirtió en amor y se casaron en el 2015. Ambos vivieron como indocumentados más de 18 años y en las sombras.

“Un día una amiga me vio mis heridas en los labios y brazos, me preguntó por que las tenía y le conté lo que me pasó. Ella me dijo que yo podía beneficiarme de la Visa U”, dijo Hernández.

Fue hace seis años entonces cuando Hernández le comentó a su esposa y los dos empezaron a indagar en el tema de conseguir la Visa U.

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El Congreso creó un estatus de visa U en el año 2000 para ayudar a las víctimas del crimen. El propósito de la visa U es motivar a las víctimas del crimen a ayudar a las agencias que hacen cumplir la ley a investigar y procesar crímenes sin miedo a ser deportadas.

La visa U no cubre todos los crímenes, pero sí incluye violencia doméstica, acecho, agresión sexual y agresión grave, entre otros crímenes.

Hace unos días, la pareja de esposos obtuvo la Visa U. Ambos podrán obtener la residencia permanente en tres años más cuando puedan calificar. Heladio y Enriqueta pueden solicitar la residencia permanente hasta abril del 2025. Asimismo, la ciudadanía se puede solicitar cinco años después de obtener la residencia permanente.

Para la fortuna de la pareja, había una denuncia en el departamento de policía, había fotos y también las pruebas del hospital en el que Hernández fue atendido.

Aunque con la Visa U no pueden viajar fuera del país los primeros tres años, existe la oportunidad de solicitar un perdón adelantado para salir y poder entrar, pero no se recomienda a menos que sea un caso urgente, dijo el abogado Sergio Siderman, experto en leyes migratorios que representó el caso.

“El trámite de un perdón adelantado es costoso y siempre representa un riesgo de que se niegue la entrada al regreso y perder todos los beneficios migratorios que ya tienen”, dijo.

Para buscar la residencia permanente, los beneficiados con la Visa Un no tienen que salir del país. Los beneficios de la Visa U son muy generosos y perdonan faltas graves como ingresar ilegalmente al país, estadía extendida, además de que pueden realizar su ajuste de estatus en una oficina de USCIS en los Estados Unidos sin tener que salir a un consulado en el extranjero, sostuvo el experto.

Cuando una persona indocumentada es víctima de un crimen, no hay fecha limite para aplicar por la Visa U.

“No importa si la agresión sucedió hace uno, cinco, diez o veinte años, lo importante es que existan evidencias del hecho delictivo del cual fue víctima el peticionario y contar con una Certificación Policiaca del crimen del cual se fue la víctima”, dijo el abogado.

La recomendación es hacerlo lo antes posible porque será más fácil encontrar evidencias en departamentos de policía y en hospitales. Si la agresión ocurrió recientemente se recomienda tener fotos y expedientes médicos a la mano. Si el proceso de una Visa U inicia con todos los documentos necesario y USCIS encuentra todos los elementos requeridos, el tiempo para resolución será más corto. Si USCIS requiere más pruebas o evidencias el caso se alarga hasta tener todos los requerimientos y/o evidencias.

Hernández ahora les pide a las personas que han estado en su situación, que no teman, que denuncien y hagan todo un folder de pruebas de sus ataques, porque esto les puede ayudar en el futuro.

“Aunque por ahora no puedo viajar, mi sueño es volver a ver a mi madre”, dijo. “Y aunque no podemos viajar fuera del país, lo podemos hacer en todos los estados de Estados Unidos y nos queremos dar ese gusto”, dijo sonriente.

Hernández logró identificar a uno de sus asaltantes luego de que las autoridades regresaran a mostrarle un folder de fotos. El inmigrante no sabe si finalmente sus atacantes fueron a la cárcel, pero agradece estar vivo y ahora sin el temor a la deportación.

“La palabra para expresar lo que siento es libertad”, dijo entre sonrisas Hernández, quien trabaja de cocinero en un restaurante de hamburguesas en Anaheim.

Por su parte Peña dijo sentirse en paz.

“Cuando tu jefe te despide porque sabe que tu seguro de trabajo no es bueno, no te queda mas que agacharte y dar las gracias. Ya no va a ser así”, dijo.

La pareja planea ir de vacaciones a Orlando.

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