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Columna: Para nuestros niños, el joven blanco con una pistola es la cara del terrorismo

Mourners of the U.S. mass shooting in El Paso embrace each other at a vigil, seated with glowing candles.
Jóvenes dolientes asisten a la vigilia de oración del Hope Border Institute el domingo 4 de agosto de 2019 en El Paso, un día después del tiroteo masivo en una tienda Walmart.
(Mark Lambie / The El Paso Times)
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Mis hijos no recuerdan el 11 de septiembre. Mi pequeño aún no había nacido; sus hermanos tenían 3 años y 17 meses. Saben lo que significa esa fecha, han visto las imágenes y visitaron el sitio, pero no saben lo que significa, en realidad no. No pueden comprender la devastadora dislocación cultural que ocurrió en esos momentos en que el World Trade Center colapsó, el Pentágono ardió y lo aparentemente imposible se hizo realidad.

Mis hijos no creen en lo que parece inviable. En un país donde los tiroteos masivos se han convertido en rutina, nada parece imposible.

Las autoridades federales y locales dicen que hay una mayor preocupación por el terrorismo doméstico y la supremacía blanca.

Ago. 4, 2019

Para ellos, el símbolo del terror y el terrorismo no es Osama bin Laden, ni siquiera ISIS. Para ellos, el símbolo del terror y el terrorismo es un compañero estadounidense, casi siempre un hombre, casi siempre blanco, disparando a un grupo de personas que no conoce. En un teatro, escuela, oficina, centro comercial, concierto, restaurante, festival, o un Walmart.

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Estos eventos no los conmocionan ni les quitan su creencia sobre la cultura estadounidense. Los tiroteos masivos son parte de lo que saben que es la cultura de EE.UU. Y el hecho de que a nadie parece importarle lo suficiente como para hacer algo para evitarlo.

El sitio del foro 8chan, donde múltiples tiradores masivos sospechosos han publicado manifiestos, ya no será apoyado por Cloudflare.

Ago. 6, 2019

Sí, muchos protestan y marchan y escriben artículos de opinión indignados como este. Pero desde que la prohibición de las armas de asalto expiró en 2004, cualquier intento de evitar tiroteos masivos, o incluso reducir su creciente frecuencia y mortalidad, ha sido en gran medida una cuestión de retórica.

Si se le puede llamar declaraciones a la retórica en Twitter.

Para bien y para mal, Estados Unidos hizo muchas cosas para evitar otro 11 de septiembre. Además de las acciones militares, se establecieron agencias, se formó una comisión, el FBI y el Congreso realizaron investigaciones formales, se aprobaron actos de compensación a las víctimas, se tomaron medidas de seguridad adicionales en los edificios del gobierno y, por supuesto, en los aeropuertos.

La policía de Dayton, Ohio, trabaja para determinar por qué un pistolero de 24 años mató a nueve personas, entre ellas a su hermana, en un tiroteo en una popular zona de vida nocturna durante el fin de semana.

Ago. 6, 2019

Después de las masacres gemelas de este fin de semana en El Paso, Texas y Dayton, Ohio, la mayoría de los funcionarios del gobierno respondieron con lo que muchos jóvenes ridiculizan como tuits de “pensamientos y oraciones” o llamados igualmente típicos para un mayor control de armas.

Mis hijos no se preguntan qué acciones significativas se tomarán para abordar la aceptación en nuestro país de los tiroteos masivos como una forma de vida. Se preguntan cuándo será su turno de correr, agacharse o caerse.

No si…

Cuándo…

He pasado años dándoles consejos sobre qué hacer cuando un tirador aparece en su salón de clases / club / tienda / iglesia, la mayoría de los cuales implica estar al tanto y nunca lejos de las salidas, y recordar que aunque te lastimes saltando a través de una ventana a un lugar seguro, probablemente no te matará como lo haría una bala.

Consejos que probablemente sean inútiles.

Mientras tanto, termino prácticamente todos los días con la oración de que cuando llegue el tirador, esté en el lugar donde yo estoy, no en el lugar donde están mis hijos. Aunque las probabilidades de que los miembros de la familia mueran en dos incidentes separados se reducen cada día.

Es por la confianza de la respuesta de nuestro gobierno después del 11 de septiembre que mis hijos, quienes no recuerdan el tiempo en que se podía llevar un tubo de pasta de dientes de tamaño completo en un avión, no tienen miedo a las bombas.

En cambio, gracias en gran parte al mismo gobierno, tienen miedo de... Estaba a punto de escribir armas, pero eso no es cierto.

Mis hijos no tienen miedo a las “armas”. Le temen a las armas de asalto. Y antes de que algunos de ustedes comiencen a enviarme comentarios sobre cómo los medios no saben la diferencia entre automático y semiautomático, voy darles la definición del Departamento de Justicia: “armas de fuego semiautomáticas con grandes municiones que fueron diseñadas y configuradas para fuego rápido y uso en combate”.

Ya sabe, los que fueron prohibidos hasta 2004.

Esta es la parte donde mucha gente dice que los tiroteos masivos han aumentado un 200 por ciento desde que expiró la prohibición, y muchas personas aseguran que no es cierto. O que Neil DeGrasse Tyson señala, por razones propias, que muchos también mueren de gripa.

Aquí es donde la gente comienza a gritar sobre la salud mental, Mitch McConnell, la 2da Enmienda, los videojuegos y todos se sienten realmente cómodos en sus rincones decorados con gráficos opuestos y evidencia anecdótica, aparte de las definiciones de lo que significa ser estadounidense.

Y mientras todos hacemos eso, alguien en algún lugar se pregunta cuándo sería una buena idea ir a su escuela / tienda de comestibles / biblioteca / parque de atracciones local y dispararle a tantas personas como sea posible antes de que la policía llegue a él.

No si…

Cuándo…

Esto no es nuevo y tampoco es normal, así que tenemos que dejar de hablar y hacer algo al respecto.

Deberíamos estar absolutamente preocupados por la salud mental, la seguridad e incluso la violencia en la cultura popular. Pero como las armas son las que permiten que una persona loca se convierta en un asesino en masa, ese algo tendrá que implicar el control de las armas.

El presidente Trump dijo recientemente que apoyaba la legislación que alentaría a los estados a implementar leyes de “bandera roja” para que sea más fácil garantizar que las personas con ciertas enfermedades mentales no puedan comprar armas, y eso es algo.

El ex fiscal general Eric Holder y muchos otros han pedido una prohibición federal de armas de asalto, silenciadores y armaduras corporales, así como verificaciones de antecedentes universales.

Muchos oficiales de policía han pedido leyes más estrictas y rigurosamente aplicadas con respecto a la posesión ilegal de armas o, como lo propuso la Ley de Prevención de Violencia de Armas y Comunidades Seguras de 2018, que ciertas armas y municiones estén sujetas a impuestos.

Un llamado para lograr que comprar un arma sea tan difícil como buscar un aborto –“un período de espera obligatorio de 48 horas, permiso por escrito de un padre o un juez, una nota de un médico que demuestre que comprende lo que está a punto de hacer, el tiempo dedicado a mirar videos sobre asesinatos individuales y masivos, viajar cientos de millas bajo su propio costo hasta la tienda de armas más cercana”- incluso esto se ha estado proponiendo.

¿Existe una solución perfecta que termine con todos los tiroteos masivos? No, pero todo o nada no es el estándar de la ley. Es posible que algunas o todas estas sugerencias no resuelvan el problema, pero por separado o juntas sin duda ayudarían.

¿Sabe lo que no ayudará? Hacer lo que hemos estado haciendo. Que es nada.

Al no hacer nada, no sólo aceptamos la mayor regularidad de los tiroteos masivos, sino que los aprobamos. Al no hacer nada, le decimos al mundo que está bien que hombres armados maten a un gran número de estadounidenses.

No hacer nada dice que el placer que algunas personas sienten al poseer cierto tipo de arma es más importante que el temor que el resto de nosotros tenemos por nuestra seguridad. A algunas personas les agrada conducir mientras están intoxicadas, pero eso no es legal. No todos, tal vez ni la mayoría, de los conductores ebrios matan personas. Pero algunos lo hacen, y nosotros como sociedad no estamos dispuestos a arriesgarnos.

Hacer algo, por otro lado, le permite al mundo saber, y nuestros hijos lo sabrían, que el gobierno estadounidense realmente se ha comprometido a proteger a sus ciudadanos de las amenazas extranjeras y domésticas, que nuestra guerra contra el terrorismo es real y universal.

Y que al menos sabemos que la amenaza de muerte por disparos masivos debería ser un “sí”, no un “cuándo”.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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