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Trump lleva mensaje de aliento a El Paso y Dayton, pero lo que ha dicho en el pasado puede afectarle

Protest in Dayton, Ohio
Manifestantes anti-Trump en Dayton, Ohio.
(Scott Olson / Getty Images)
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El presidente Trump está llevando un mensaje dirigido a la unidad nacional y al ánimo a los sitios de los tiroteos masivos en El Paso y Dayton. Pero las palabras que ofrece para una América dividida serán complicadas por su propia retórica incendiaria y antiinmigrante que refleja el lenguaje vinculado a uno de los tiradores.

Es una situación muy inusual para un presidente estadounidense tratar de consolar al mismo tiempo a una comunidad y una nación que lo critica por contribuir a un clima incendiario que puede generar violencia.

El Paso, una ciudad mayormente latina y demócrata, ha visto desde hace mucho tiempo a Trump con recelo - y su declaración más contundente desde la masacre hizo poco para cambiar eso.

Ago. 7, 2019

Funcionarios de la Casa Blanca dijeron que las visitas de Trump el miércoles a Texas y Ohio, donde murieron 31 personas y decenas resultaron heridas, serían similares a las que llevó a cabo en comunidades en duelo como Parkland, Florida y Las Vegas, con el presidente republicano y la primera dama saludando a los socorristas y pasando tiempo con las familias y los sobrevivientes de luto.

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“Lo que quiere hacer es ir a estas comunidades y compartir su dolor, orar con ellas, ofrecerles sus condolencias”, dijo el martes el portavoz de la Casa Blanca, Hogan Gidley. Aseguró que Trump también quiere “tener una conversación” sobre formas de evitar futuros episodios mortales.

“Podemos hacer algo impactante para evitar que esto vuelva a suceder, si nos unimos”, dijo el portavoz.

Esa es una tarea difícil para un presidente que se nutre de la división y cuyos asesores dicen que ve la discordia y la inquietud por los cambios culturales, económicos y demográficos como clave para su reelección.

Al mismo tiempo, prominentes demócratas han echado la culpa a Trump con más frecuencia que pidiendo la unidad nacional después de los tiroteos, una medida de la profunda polarización en el país.

La masacre de 20 personas por un hombre que supuestamente quería matar a”tantos mexicanos como fuera posible” marca lo que parece ser uno de los crímenes de odio más mortíferos contra los latinos.

Ago. 6, 2019

Trump, que a menudo parece más cómodo en los escenarios con multitudes profundamente partidistas, no se ha destacado en proyectar empatía, mezclando lo que puede sonar como expresiones superficiales de dolor con comentarios incómodos. Si bien ha ofrecido abrazos a las víctimas de tornados y pasó tiempo al lado de las víctimas de otros tiroteos, aún no ha proyectado el tipo de emoción y vulnerabilidad de sus recientes predecesores.

Barack Obama se conmocionó visiblemente cuando se dirigió a la nación a raíz de la masacre de la escuela primaria Sandy Hook y lloró mientras pronunciaba un discurso en 2016 sobre los nuevos esfuerzos de control de armas. George W. Bush ayudó a unir al país después de los ataques del 11 de septiembre, sobre todo de pie sobre los escombros humeantes del World Trade Center, su brazo sobre el hombro de un bombero, mientras gritaba a través de un megáfono. Bill Clinton ayudó a tranquilizar a la nación después del bombardeo de un edificio federal en la ciudad de Oklahoma y el tiroteo masivo en la escuela secundaria Columbine.

Sin decir que Donald Trump dirigió el ataque, no será fácil disociar sus posiciones de los motivos del atacante en los lamentables sucesos de El Paso, Texas.

Ago. 5, 2019

Trump también ha podido invocar palabras relajantes. Pero después, a menudo, cae rápidamente en tuits y declaraciones divisivas, recientemente describiendo a los inmigrantes como “invasores”, sugiriendo que cuatro congresistas demócratas de color deberían “regresar” a sus países de origen a pesar de que son ciudadanas de EE.UU y llamando a Baltimore, una ciudad predominantemente negra, un infierno infestado de ratas.

En la ciudad fronteriza de Texas de El Paso, algunos residentes y legisladores demócratas locales dijeron que Trump no era bienvenido y lo instaron a mantenerse alejado.

“Este presidente, que ayudó a crear el odio que hizo posible la tragedia del sábado, no debería venir a El Paso”, tuiteó el candidato presidencial demócrata Beto O’Rourke, quien fue congresista por tres periodos en esa área. “No necesitamos más división. Necesitamos sanar. No tiene lugar aquí”.

Trump, en vísperas de su viaje a El Paso, respondió en Twitter que O’Rourke “debería respetar a las víctimas y a las fuerzas del orden, ¡y estar callado!”.

En Dayton, la alcaldesa Nan Whaley dijo que se reuniría con Trump el miércoles, pero aseguró a los periodistas que estaba decepcionada con sus comentarios escritos el lunes en respuesta a los tiroteos. Su discurso incluyó una denuncia de “racismo, intolerancia y supremacía blanca” y una declaración de que “el odio no tiene lugar en Estados Unidos”. Pero no mencionó los nuevos esfuerzos para limitar las ventas de ciertas armas o la retórica antiinmigratoria encontrada en un documento publicado online justo antes del ataque de El Paso.

El autor del manifiesto insistió en que sus criterios “son anteriores a Trump y su campaña para la presidencia”. Pero las palabras se hicieron eco de algunas de las opiniones que el primer mandatario ha expresado sobre la inmigración, incluida la afirmación de que los demócratas “tienen la intención de utilizar fronteras abiertas, atención médica gratuita para ilegales, ciudadanía y más para promulgar un golpe político importando y luego legalizando a millones de nuevos votantes”.

Whaley, la alcaldesa de Dayton, dijo simplemente: “Todos tienen el poder de ser una fuerza para unir a las personas, y todos tienen el poder de ser una fuerza para separar a las personas, eso depende del presidente de Estados Unidos”.

Los demócratas que compiten por desafiar a Trump en las elecciones de 2020 han sido casi unánimes al exhortarlo por la retórica que advirtieron que fomentó las actitudes racistas del tirador de El Paso mientras buscaban proyectar el liderazgo durante un momento difícil para una nación golpeada.

El ex vicepresidente Joe Biden, el favorito en las primarias demócratas de 2020, está programado para hablar sobre el nacionalismo blanco el miércoles en Iowa y, según extractos de su campaña, declarará que Trump “carece de la autoridad moral para liderar” porque “se alineó con las fuerzas más oscuras de nuestra nación” y “tanto en lenguaje claro como en código... ha avivado las llamas de la supremacía blanca”.

El senador de Nueva Jersey, Cory Booker, pronunció un discurso sobre la violencia armada y el nacionalismo blanco el miércoles en la iglesia de Charleston, SC, donde nueve feligreses negros fueron asesinados en 2015. Pete Buttigieg, alcalde de South Bend, Indiana, publicó un plan detallado para control de armas y disuasión.

Gidley y otros funcionarios de la Casa Blanca denunciaron sugerencias de que la retórica de Trump era de alguna manera responsable del tiroteo.

“No es culpa del político cuando alguien actúa con su intención malvada”, dijo, señalando a otros tiradores que han expresado sus preferencias políticas por los políticos demócratas, incluida la senadora de Massachusetts Elizabeth Warren y Bernie Sanders de Vermont.

“Es vergonzoso que los demócratas no puedan evitar politizar un momento de dolor nacional”, agregó Tim Murtaugh, portavoz de la campaña de Trump.

Trump, citando a uno de los presentadores de su programa favorito “Fox & Friends”, tuiteó: “¿George Bush condenó alguna vez al presidente Obama después de Sandy Hook? El presidente Obama tuvo 32 tiroteos masivos durante su período. No mucha gente dijo que Obama estaba fuera de control. Hubo tiroteos masivos antes de que el primer mandatario pensara en postularse para Presidente”.

La portavoz de Warren, Kristen Orthman, dijo que los líderes tienen la obligación de hablar.

“Seamos claros”, dijo en un comunicado. “Existe una línea directa entre la retórica del presidente y las motivaciones declaradas del tirador de El Paso”.

Las encuestas recientes del Centro de Investigación Pew revelaron que el 85% de los adultos estadounidenses creen que el tono y la naturaleza del debate político en el país se ha vuelto más negativo, y una mayoría dice que Trump ha cambiado las cosas para peor. Más de tres cuartas partes, el 78%, dice que los funcionarios electos que usan un lenguaje acalorado o agresivo para hablar sobre ciertas personas o grupos hacen que la violencia contra esa gente sea más probable.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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