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Cómo un juego combate la epidemia del agotamiento de los milenios

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Cualquiera que se sienta ofendido por el meme “OK, boomer” debería mantenerse alejado de “Mosaic”.

Más allá de sus representaciones de los que tienen y los que no, hay descripciones de la vida diaria que muestran abismos tan profundos entre clases y generaciones que uno se pregunta si alguna vez se podrá construir un puente. “Mosaic”, un relato de la monotonía corporativa, los bajos salarios y las oportunidades que nunca se materializan, apela a esto al argumentar, citando a la banda Pulp, que “El futuro que tienes planeado no tiene mucho de qué festejar”.

Es desgarrador y puede ser estresante para quienes viven de cheque en cheque. El seguro de salud, por ejemplo, se anuncia aquí no como un beneficio real, sino simplemente como algo que puede ayudar a evitar una factura inesperada de $4.000. Una aplicación de citas llamada “Amor” está construida por aquellos que sufren intimidación y tienen creencias obsoletas sobre el género, y revela la gran tragedia de nuestra era romántica designada por la tecnología: cualquier euforia momentánea generada por un “acoplamiento” online se compensa de inmediato por miles de perfiles descartados, por los días y las noches que arrojaron cero notificaciones. “Me gustaron” 28 caricaturas digitales en “Mosaic”; 474 no me gustaron, al menos antes de dejar de revisar. Las aplicaciones de citas, por supuesto, no nos dicen cuántos descartan nuestro perfil hacia la izquierda, pero “Mosaic” nos recuerda que está implícito en su diseño.

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Eso me sonó familiar. Tanto como la reticencia de mi personaje al abrir el buzón por miedo a encontrar una factura dentro. Y a mi tipo encorvado le hicieron esta pregunta: “¿Cuándo fue la última vez que hablaste con otro ser humano?”.

Estaba implícito que los compañeros de trabajo no contaban, y como las horas que conté eran más de 50, comencé a preguntarme si “Mosaic” era realmente bueno para mi estado mental. Aunque sus personajes van a trabajar cuando está oscuro y regresan a casa cuando está aún más oscuro, decidí que sí, porque esa pregunta provenía de un pez dorado, y ese pez dorado vivía en mi bolsillo, al menos cuando no lo tiraba por el inodoro (esto sólo serviría para molestar temporalmente al pez).

Uno de una serie de juegos que este año nos han mostrado cómo la tecnología nos está llevando a la desesperación -además de “Neo Cab”, “Eliza” e incluso el éxito de taquilla “Death Stranding”-, “Mosaic” se une al regodeo de las miserias propias pero incorpora un estilo artístico a lo Michel Gondry al asunto, donde los rascacielos zigzaguean, los artistas callejeros aparecen bañados en una luz maravillosa, y justo cuando uno está listo para apagarlo y llorar, después de que un hombre y una mujer se alejan ligeramente de nosotros y apenas entramos en un elevador, nos embarcamos en un laberinto de jardines y luces que terminan abrazándonos.

“Mosaic” no pretende dañarnos, sino abofetear nuestras tendencias basadas en datos. Los trabajadores están despersonalizados hasta el punto de que son espacios en una hoja de cálculo; su desempeño se juzga únicamente por números y calificaciones. Cuando todos se organizan a través de clasificaciones, podemos olvidar que en realidad sufren.

El dinero también se convierte en una broma para ignorar, sólo porque nuestro personaje principal siempre será incapaz de pagar sus cuentas. “Mosaic” no es una simulación estratégica que ofrece un camino potencial por delante. No lo hay, y sólo la aparente inmersión del protagonista en la locura -después de todo, le habla a un pez dorado y, en otro momento, se convierte en una maleta- salva su cordura. En última instancia, es su imaginación, con la ayuda de algunos gatos callejeros juguetones, la que ayuda a liberarlo.

Con Apple entre la lista de productores -“Mosaic” está en Apple Arcade, el servicio de suscripción del gigante tecnológico, pero llegará a las consolas en 2020 y a las computadoras domésticas a principios de diciembre- me divirtió un poco que la empresa construida por Steve Jobs participara en una versión tan cínica de nuestra forma de vida moderna, un juego que llega para mostrarnos cómo nosotros, como sociedad, le hemos dado la espalda a las personas sin hogar.

En un medio más pasivo, “Mosaic” sería opresivo, sin el calor humano natural presente en obras inquietantes, tales como “Her”, el film de Spike Jonze. Pero cada mañana “Mosaic” nos despierta con una opción: arrojar a nuestro amigo pez parlanchín por el inodoro, o llevarlo con nosotros, eso es lo que nos impulsa. La naturaleza misma del medio interactivo proporciona optimismo, recordándonos que aún tenemos que tomar decisiones, incluso cuando el mundo pueda implicar que las toma por nosotros.

Juegos

‘Mosaic’

• Desarrollado por: Krillbite Studio

• Casa editora: Raw Fury

• Plataforma: ya en Apple Arcade; computadoras hogareñas desde el 5 de diciembre próximo, y versión para consolas en 2020

• Precio: la suscripción a Apple Arcade cuesta $4.99 al mes; $19.99 para PC.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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