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‘Si no me morí, fue por algo’: Madre deportada regresa a sus labores tras sobrevivir a ataque

Alejandro Tamayo/The San Diego Union-Tribune
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Esther Morales, activista y madre deportada regresó a sus actividades luego de haber sobrevivido a una agresión con arma blanca que casi le cuesta la vida.

El pasado 27 de junio, la también integrante del grupo de apoyo Dreamers ’ Moms, pretendía reabrir su restaurante en la Zona Centro de Tijuana luego de que permaneciera cerrado varias semanas debido a la emergencia sanitaria.

A temprana hora, antes de que las puertas abrieran, discutió con una familiar y dos hombres, quienes la agredieron en el cuello con un cuchillo cuando Morales se rehusó a prestarles dinero.

“No me di cuenta de que me puse con Sansón a las patadas, porque eran tres y yo solita”, señaló la activista, quién dijo confiar en que los involucrados deberán responder ante la justicia por lo que hicieron.

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La Fiscalía de Baja California ya ha presentado cargos contra los presuntos responsables, quienes continúan prófugos.

Morales, de 61 años, se recupera poco a poco de aquella agresión. Hoy todavía lleva una cánula de traqueotomía en el cuello, pero se dijo agradecida con la vida con esta segunda oportunidad.

Por ello, lo primero que quiso hacer una vez que tuvo la fuerza fue regresar este jueves al comedor comunitario Contra Viento y Marea, donde acostumbraba a preparar comida para personas en situación de calle.

“Si Dios me permitió salir de eso tan grave, es por algo. Y estamos aquí haciendo lo que nos gusta”, dijo la activista.

Morales llegó a Tijuana en 2010 tras haber vivido por décadas en Estados Unidos, en donde se ganaba la vida como cocinera.

Años más tarde abrió su restaurante La Antigüita, ubicado sobre la calle Cuarta, en el que ha dado empleo a otras mujeres recién deportadas y alimento a migrantes y personas con necesidad.

El comedor Contra Viento y Marea fue inaugurado el año pasado por inmigrantes que llegaron a Tijuana con una caravana centroamericana.

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El comedor Contra Viento y Marea está sirviendo comidas para los desamparados.
(Alejandro Tamayo/The San Diego Union-Tribune)

Gracias a donativos es posible repartir cerca de 100 platos de comida por lo menos cuatro veces a la semana. Previo a la contingencia sanitaria, se hacía lo propio seis veces a la semana dos veces al día, precisó Devi Machete, organizadora del comedor.

Para este jueves, Morales ayudó a preparar decenas de tortas de tamal y aguas frescas para los más necesitados. Una labor que replica en distintos albergues para migrantes en Tijuana.

“Es una bendición poder verla de pie de nuevo”, señaló Machete. “A unos días de que salió del hospital ella vino a buscarnos al comedor para preguntarnos cómo podía ayudar. Es una inspiración”.

El comedor Contra Viento y Marea está sirviendo comidas para los desamparados.
(Alejandro Tamayo/The San Diego Union-Tribune)

Morales se dijo ávida por regresar a trabajar a su restaurante, mismo que continúa cerrado luego de que fuera clausurado por el incidente violento.

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Sin embargo, dijo que buscará hacer los trámites necesarios para su reapertura. Por lo pronto, cuidará de su salud y continuará ayudando a los más vulnerables.

“Espero que para Navidad que es la época buena para los tamales y el atole, (el restaurante) ya esté abierto”.

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