Editorial: Muchas cosas dependen del Censo de 2020. Será mejor que lo hagamos bien

Hacer bien el censo decenal es vital para nuestra democracia, por lo que esperamos que la Oficina del Censo, después de un periodo de prueba difícil, esté lista para el conteo del año 2020

Ene. 5, 2020 1:22 PM PT

En aproximadamente tres meses, el gobierno federal comenzará a recopilar datos para el censo, la encuesta nacional enormemente complicada requerida cada 10 años por el artículo 1 de la Constitución de Estados Unidos.

Es una tarea desalentadora contar a todas las personas que viven en una nación tan grande como la nuestra, y después de meses de controversias sobre la inclusión de una pregunta sobre la ciudadanía, la discusión de los presupuestos del Congreso y la cancelación de pruebas de campo cruciales, sólo podemos esperar que la Oficina del Censo hará el recuento correcto. De hecho, debe hacerlo, porque muchas cosas están dependiendo en él.

El censo tiene dos propósitos principales. Primero, se usa para determinar cuántos escaños en el Congreso tendrá cada estado, y para establecer líneas fronterizas para los distritos legislativos estatales y del Congreso, a menudo basados en la población. El número de escaños en el Congreso asignados a cada estado también ayuda a determinar cuántos votos del Colegio Electoral tiene el estado en las elecciones presidenciales.

En segundo lugar, el gobierno federal utiliza los datos del censo para determinar la asignación de ayuda federal. Según el Instituto de Políticas Públicas de California, se desembolsan casi $900 mil millones de dólares en todo el país sobre la base de datos del censo, incluidos más de $100 mil millones de dólares para programas que benefician a los californianos.

Por lo tanto, los conteos erróneos del censo pueden tener profundos efectos. Y en censos recientes, los centros urbanos donde las minorías y los inmigrantes tendían a agruparse han sido subestimados. De hecho, una revisión del censo de 2010 estimó que no se contó a más del 2% de la población negra de la nación y el 1.5% de la población latina.

Por ejemplo, se perdió alrededor del 10% de los hombres negros de 30 a 46 años, y el 5.9% en los últimos años de la adolescencia y 20 años. Tampoco se tomó un aproximado del 5% de los hombres latinos.

El censo de 2010 también tuvo problemas para contar niños, ya que se estima que faltó un millón de niños menores de 5 años, según otra revisión de la Oficina del Censo.

Titulares de Hoy

Al mismo tiempo, el censo tendió a contar en exceso a las poblaciones blancas, lo que significa que la redistribución de distritos después del censo de 2010 desplazó cierto peso político de los centros urbanos, que tienden a votar por los demócratas, a las poblaciones suburbanas y rurales, que tienden a votar por los republicanos.

Estos conteos bajos y excesivos reducen desproporcionadamente la representación de las comunidades minoritarias, inmigrantes y de bajos ingresos.

Por lo tanto, es de vital importancia hacerlo bien. California, en particular, no puede permitirse el lujo de hacerlo mal. Las estimaciones previas al censo, que no siempre son precisas, sugieren que debido a la desaceleración del crecimiento de la población, el estado puede estar en camino de perder uno de sus 53 escaños en la Cámara, haciendo que un recuento completo y preciso aquí sea aún más crucial.

Pero la administración Trump ya ha sembrado la desconfianza con su intento de agregar una pregunta sobre la ciudadanía al censo, que según los expertos conduciría a los inmigrantes indocumentados, incluso posiblemente a los que están legalmente en el país, a evitar responder al conteo.

Fue aún más inquietante cuando las investigaciones posteriores revelaron que activistas republicanos estaban detrás de la medida, aparentemente con la esperanza de que la inclusión de la pregunta disminuiría la cooperación en áreas favorables a los demócratas.

La Corte Suprema bloqueó la pregunta luego de encontrar que el supuesto razonamiento del Secretario de Comercio Wilbur Ross, que el Departamento de Justicia quería que la pregunta ayudara a hacer cumplir la Ley de Derechos Electorales, era falso.

Pero incluso con la pregunta eliminada, las sospechas persisten en las comunidades inmigrantes que desconfían de las políticas de inmigración draconianas de la administración Trump.

EEUU

También hay incertidumbres técnicas sobre el censo. Por primera vez, el censo de 2020 se realizará principalmente en línea utilizando un sistema que sólo se ha probado ligeramente debido a restricciones presupuestarias.

Si bien algunos expertos creen que la Oficina del Censo estará lista, y la Oficina de Contabilidad del Gobierno dice que la oficina abordó muchas preocupaciones que la GAO había planteado y que los preparativos ahora “en general están en el camino correcto”, los defensores de las comunidades con antecedentes de no ser contados siguen siendo escépticos.

Parte del problema, dicen los críticos, es que la Oficina del Censo tardó en trabajar con los estados y las partes interesadas locales en las campañas de sensibilización pública. El retraso, temen, hará que sea más difícil llegar a los miembros de comunidades históricamente mal contadas.

Para garantizar un recuento más preciso, muchos estados han creado sus propias campañas de divulgación e información pública. California gastará $187 millones de dólares.

Mientras que varios estados republicanos están gastando nada o muy poco para divulgar el censo. Si bien parece extraño gastar dinero del estado para ayudar a garantizar un censo federal preciso, las apuestas son lo suficientemente altas como para que California justifique el gasto.

Pero no sólo California necesita un recuento preciso. Un censo confiable es fundamental para la democracia representativa de Estados Unidos, y la administración Trump debe garantizar que el conteo 2020 se realice bajo los más altos estándares profesionales posibles.

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