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‘Subestimaron este virus’: Ómicron atraviesa las defensas de EEUU a pesar de los esfuerzos de Biden

Presidente Joe Biden
El presidente de EEUU, Joe Biden.
(Patrick Semansky / Associated Press)
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Después de que la variante Ómicron comenzara a extenderse por Estados Unidos justo antes de las festividades, el presidente Joe Biden desató lo que describió como un gran esfuerzo para reforzar las defensas del país.

Prometió apoyo para los hospitales abrumados, más pruebas en el hogar para detectar contagios y nuevas inversiones en el acceso a las vacunas.

Pero poco parece estar frenando la propagación de Ómicron, a pesar de la insistencia de Biden en que está “seguro de que estamos en el camino correcto” cuando la pandemia entra en su tercer año. Aunque los antígenos están evitando lo que de otro modo podría haber sido un número de muertes devastador, los hospitales son llevados al límite.

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Mientras tanto, los estadounidenses están frustrados con la orientación confusa de salud pública, la lucha por encontrar pruebas de COVID-19 y la renovada incertidumbre sobre si las escuelas mantendrán sus salones de clase abiertos.

El gobierno de Biden enfrenta crecientes críticas de expertos en salud e incluso de algunos ex asesores.

“La gran tragedia aquí es que superamos el invierno pasado e incluso el verano, y nunca hicimos el trabajo para abordar los problemas estructurales que nos están volviendo a poner en la situación en la que nos encontramos ahora”, señaló la Dra. Megan Ranney, decana académica de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Brown. “Nada de lo que está sucediendo hoy es impredecible”.

Algunos de los desafíos actuales tienen sus raíces en decisiones tomadas hace meses, señaló el Dr. Rick Bright, experto en salud pública de la Fundación Rockefeller y ex miembro del equipo de transición de Biden. Mencionó que los funcionarios de la administración no se prepararon para variantes más contagiosas cuando Biden declaró el 4 de julio que el país estaba “más cerca que nunca de declarar nuestra independencia de un virus mortal”.

“Subestimaron este virus”, subrayó Bright.

Ahora, agregó, “la administración está abrumada con el aumento actual”.

La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki, defendió la respuesta ante Ómicron y señaló esta semana que “estamos en un lugar diferente al que estábamos hace un año” debido a la distribución generalizada de vacunas. También comentó que la administración ha pasado meses presionando para aumentar la fabricación de kits de pruebas para la detección del coronavirus.

Sin embargo, algunas nuevas iniciativas de pruebas solo están disponibles en línea hasta ahora. El sábado, los estadounidenses con seguro médico privado pueden comenzar a recibir un reembolso por el costo de ocho pruebas caseras de coronavirus por mes.

La administración también aseguró 50 millones de pruebas que se pueden solicitar de forma gratuita a través de un sitio web del gobierno para fines de enero. Se espera que otras 450 millones de pruebas estén disponibles en las próximas semanas.

La Casa Blanca ya anunció que se proporcionarían millones de pruebas más a las escuelas para ayudar a evaluar a los estudiantes y al personal en busca de contagios, parte de una nueva estrategia de “prueba para quedarse” que tiene como objetivo mantener las aulas abiertas.

La variante Ómicron es la cepa más reciente y contagiosa del coronavirus que ha surgido desde que comenzó la pandemia. No solo es más transmisible que la variante Delta, que arrasó el país el año pasado, sino que también es más probable que cause contagios entre las personas vacunadas.

El resultado es un momento desorientador e inquietante a pesar de que los antígenos continúan ofreciendo protección contra enfermedades graves y la muerte, especialmente cuando se agrega una vacuna de refuerzo.

Dra. Janet Woodcock porta mascarilla al testificar en el Capitolio
La Dra. Janet Woodcock, comisionada interina de la Administración de Alimentos y Medicamentos, declara en Capitol Hill el martes.
(Shawn Thew / Associated Press)

“Es difícil procesar lo que realmente está sucediendo en este momento, que la mayoría de las personas contraerán COVID”, detalló la Dra. Janet Woodcock, comisionada interina de la Administración de Alimentos y Medicamentos, durante una audiencia en el Senado el martes.

Los senadores de ambos lados del pasillo estaban irritados por la audiencia, en la que participaron los principales funcionarios de salud de la administración.

La senadora Patty Murray (demócrata de Washington) se quejó de las reglas confusas sobre cuándo las personas deben aislarse después de los contagios y enfatizó que los esfuerzos de la administración se han quedado cortos.

“Me frustra que todavía estemos atrasados en temas que son tan importantes para las familias, como las pruebas y el apoyo a las escuelas”, señaló. “Eso no quiere decir que no hayamos progresado, está claro que no hemos hecho lo suficiente”.

El senador Richard Burr (republicano de Carolina del Norte) comentó que la administración ha perdido la confianza del pueblo estadounidense y agregó que “estoy al límite de mi paciencia”.

El Dr. Anthony Fauci, el principal asesor médico de Biden, comunicó a los senadores que “estamos haciendo lo mejor que podemos” contra lo que describió como “un virus muy astuto”.

Mientras Biden lucha contra la variante Ómicron, se enfrenta a obstáculos políticos constantes.

Algunos estadounidenses, particularmente los conservadores, no están dispuestos a vacunarse.

Veintisiete estados liderados por republicanos argumentan que Biden se excedió en su autoridad con un plan para exigir que la mayoría de los trabajadores estadounidenses se inoculen o que se hagan pruebas con regularidad. El tema ahora está en el limbo mientras espera una decisión de la Corte Suprema de Estados Unidos, donde los conservadores tienen una mayoría.

Los gobernadores republicanos igualmente se han resistido a más mandatos relacionados con el COVID-19, como exigir el uso de cubrebocas en interiores.

Pero algunos de los aliados de Biden también han instado a la administración a corregir el rumbo.

Exmiembros del equipo de transición del presidente han escrito en revistas médicas que los legisladores deben prepararse para una “nueva normalidad”, pasando de un estado de emergencia a mejorar la infraestructura de salud pública para ayudar al país a enfrentar el coronavirus como una amenaza permanente.

La Dra. Celine Gounder, experta en enfermedades infecciosas de la Universidad de Nueva York y coautora de uno de los artículos, indicó que la administración se ha centrado en las vacunas y ha descuidado otras estrategias.

“Los antígenos son las herramientas N°1, N°2, N°3 más importantes en la caja de herramientas”, señaló. “Pero no son la única”.

La administración debería haber comenzado a ampliar su enfoque en la primavera, cuando se hizo evidente el grado de vacilación ante las vacunas, agregó.

La idea original era “si se constituye, ellos vendrán”, pero grandes sectores del país siguen sin estar dispuestos a aplicarse las inyecciones. Más del 25% de los adultos en Estados Unidos no están completamente inoculados.

Maestra con pancarta en su auto en protesta protocolos de COVID
La profesora de escuela primaria Carrie Landheer protesta a favor de protocolos de seguridad de COVID-19 más estrictos, frente a la sede del Distrito Escolar Unificado de Oakland el 7 de enero.
(Noah Berger / Associated Press)

Por ejemplo, comentó, la administración debería esforzarse más para lograr que los estadounidenses actualicen sus cubrebocas porque las versiones de tela brindan menos protección contra Ómicron. El sitio web de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) sigue recomendando mascarillas de tela bien ajustadas como método de prevención. Pero más personas deberían usar N95 o KN95, señaló Gounder.

“No creo que eso se haya asimilado. La gente también asume que esos cubrebocas serán incómodos”, comentó. “A veces solo se necesita ponérselos enfrente”.

No está claro exactamente qué tan dañino terminará siendo el aumento de Ómicron. Hay indicios de que la variante está causando una enfermedad menos grave, y el recuento nacional de hospitalizaciones por coronavirus incluye una cantidad significativa de pacientes que dan positivo a pesar de que fueron admitidos por otras razones.

Sin embargo, indicó Gounder, la variante en última instancia podría resultar más dañina en Estados Unidos que en Sudáfrica, donde se informó por primera vez de su existencia, o el Reino Unido, que ha sufrido su propia ola.

Por ejemplo, Sudáfrica tiene menos personas de la tercera edad, que son más vulnerables al COVID-19, y la variante apareció cuando el país estaba experimentando el verano, por lo que era menos probable que la gente se refugiara en el interior durante el clima frío. Y Reino Unido tiene un sistema de salud pública más extenso con beneficios de licencia pagada que puede ayudar a las personas a sobrellevar la pandemia.

Pero en Estados Unidos, la ola de Ómicron solo puede empeorar. Después de propagarse primero en lugares como Nueva York, eventualmente llegará a las áreas menos vacunadas del país.

“Las cifras no se ven bien”, señaló Gounder.

El Dr. Robert Wachter, presidente del Departamento de Medicina de UC San Francisco, explicó que el número de casos se ha disparado incluso más rápido de lo previsto, pero tiene la esperanza de que la ola provocada por la variante alcance su punto máximo pronto.

“En otros lugares que van por delante de la curva, están encontrando lo que hubiéramos esperado, que esto será horrible, enorme y alcanzará un punto máximo rápidamente y bajará con la misma velocidad”, señaló.

Por ahora, el aumento de las hospitalizaciones está sobrecargando al personal médico. Muchos trabajadores de la salud en todo el país abandonaron el campo laboral debido al agotamiento, los bajos salarios o una combinación de ambos en el último año.

Ranney, el decano de la Universidad de Brown, detalló que el plan de Biden de desplegar 1.000 médicos militares es “mejor que nada, pero no es adecuado”, y agregó que la administración debe enfocarse en reclutar y retener personal médico para combatir de manera efectiva este aumento y también los futuros. Tal iniciativa podría incluir bonos de pago por riesgos o incentivos para el pago de préstamos a fin de apoyar “la base del sistema”, incluidas las enfermeras y los asistentes médicos, indicó Ranney.

El Dr. Jay Varma, profesor de ciencias de la salud de la población en Weill Cornell Medicine, explicó que había sido “muy optimista” al comienzo de la administración Biden porque su enfoque de la pandemia “fue un revés total de lo que había sucedido durante la administración anterior”.

“Desafortunadamente, parece que gran parte de ese plan no se ejecutó tan vigorosamente como pareció haber sido planeado al principio”, puntualizó. “Entonces, lo que estamos viendo en este momento es un intento de ponernos al día con eso”.

Varma señaló la necesidad nacional de “pruebas caseras baratas, abundantes y de alta calidad”, y agregó que es “simplemente inaceptable para nosotros no tener ese tipo de pruebas disponibles para todos en todas partes, independientemente de su capacidad de pago”.

Al igual que Ranney, Varma señaló la necesidad de soluciones a largo plazo por parte de la administración Biden.

“Mi verdadera preocupación no es que aquello que prometieron no sea suficiente en este momento”, agregó. “Quiero que me aseguren que lo que están haciendo ahora es simplemente el inicio de una inversión mucho más vigorosa en el plan que presentaron originalmente cuando asumieron el cargo”.

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