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Instan a enfatizar la bondad para tener hijos con mejores grados

(Los Angeles Times)
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María Salazar pone mucho énfasis en la educación de su hija de siete años de edad, quien estudia hasta tres horas por día. Para ella, lo importante son las calificaciones para que la menor pueda sobresalir.

“Debe hacer tarea, luego un poco de lectura, seguido por deletreo y matemáticas. A veces estudia mínimo dos horas, y no creo que la esté presionando mucho”, dice Salazar.

Sin embargo, un estudio reciente revela que cuando los estudiantes enfrentan muchas expectativas de alto rendimiento, la presión percibida de los padres puede afectar su bienestar con ansiedad y hasta depresión.

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Los investigadores del estudio publicado en la Biblioteca Nacional de Medicina le pidieron a más de 500 alumnos de sexto grado que clasificaran lo que creían que sus padres valoraban como lo más importante. Los científicos también analizaron los promedios de calificaciones y el comportamiento en el aula.

Fue de esta manera que descubrieron que los adolescentes cuyos padres valoraban las calificaciones por encima de la amabilidad hacia los demás no obtuvieron mejores calificaciones, pero sí tenían niveles elevados de estrés, especialmente si el padre era crítico.

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Los expertos también encuentran que los adolescentes cuyos padres enfatizaban la bondad tanto o incluso más que el rendimiento académico tenían niveles más bajos de ansiedad y depresión, menos problemas de comportamiento, calificaciones más altas y una mayor autoestima.

Laura Berman, médico y terapeuta, analiza los hallazgos y acuerda en los resultados.

“Cuando los padres alientan a los niños a centrarse en la bondad tanto o más que sus calificaciones, estos niños terminan con una salud mental más fuerte, un mejor enfoque e incluso mejores calificaciones”, dice Berman.

Berman, quien ha trabajado con estudiantes de todo el país en temas como la autoestima y la educación sexual, dice que estos hallazgos tienen mucho sentido, especialmente cuando lo compara con sus experiencias como madre.

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“Como la mayoría de los padres, puedo concentrarme demasiado en las calificaciones de mis hijos y preocuparme por su tiempo frente a la pantalla o si entrarán en la universidad de sus sueños”, dijo.

“Sin embargo, cuando irradio este estrés y tensión, realmente lo sienten tanto a nivel consciente como subconsciente y lo leen como desaprobación, juicio y falta de comprensión. Esto los hace cerrarse y ser incapaces de concentrarse en su trabajo escolar”, sostiene Berman.

De acuerdo a la experta, quien no es parte del estudio, el estrés sobre los hijos está sucediendo en los hogares de todo Estados Unidos.

“Quiero que la gente sepa que hay una mejor manera de guiar a los niños hacia los resultados que deseamos”, dice Berman enfatizando que los padres deben redirigir su energía negativa a otro blanco y no hacia los menores.

“Los padres pueden aprender a tener fe en sus hijos, fe en que son aprendices inteligentes”, señala.

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A juicio de la experta, los padres deben aprender a separarse de las boletas de calificaciones de sus hijos y poner énfasis en otros marcadores de éxito, como el informe brillante de sus maestros sobre la bondad de sus hijos o su interés en el servicio comunitario y hacer del mundo un lugar mejor.

Es entonces cuando, “los padres verán a sus hijos florecer mental y físicamente”.

Por su parte, los investigadores también sugirieron que los padres deberían centrarse en ser solidarios cuando un niño tiene dificultades académicas. Pregúnteles a sus hijos cómo pueden ayudar, en lugar de ser críticos.

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