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Desde bodas hasta viajes para funerales; el coronavirus altera los planes más certeros

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Hace dos años, Xin Li, de 31 años, se casó con David Liu, de 29, en una ceremonia civil en el juzgado de Beverly Hills que se transmitió en video a más de 6,000 millas de distancia, a la ciudad natal de sus padres, Hefei, China.

La felicidad de Li se vio atenuada por una sensación de melancolía, puesto que su madre y su padre no se encontraban allí con ella. “Estaban desde el teléfono de un amigo, chateando por video con nosotros, y vieron la ceremonia”, comentó. “Pero no era lo mismo”.

Entonces, la pareja del Valle de San Gabriel decidió organizar una segunda boda, que estaba prevista este pasado 15 de febrero, para sus padres, familiares y amigos.

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Pero a fines de enero, el gobierno chino comenzó a luchar para contener el brote de coronavirus que se originó en Wuhan, una ciudad ubicada en la provincia aledaña al sitio donde viven los padres de Li.

Varios amigos en China comenzaron a advertirle a la joven que sus padres no podrían dejar la zona, y mucho menos viajar a Estados Unidos. Finalmente, su madre y padre le pidieron que siguiera adelante con la boda sin ellos.

La pareja decidió posponerla. “Siento que mi padre siempre ha esperado ese momento de caminar conmigo por el pasillo”, reflexionó Li.

La atención del mundo se centró en los números crudos de una enfermedad nueva y aterradora: más de 3.100 personas habían muerto hasta el martes, y hay más de 93,000 casos de la enfermedad reportados en todo el mundo. Se confirmó una cifra mayor a 120 casos en EE.UU.

Se cancelaron miles de vuelos, y el mercado bursátil estadounidense sufrió un gran golpe, lo cual avivó temores de una recesión mundial. Ciudades enteras, en China esencialmente, han sido bloqueadas.

Pero incluso en sus primeras etapas, el coronavirus cambió las reglas del juego social y dio por tierra con los planes de las personas en todo el mundo. Desde bodas hasta conferencias, vacaciones y funerales para queridos amigos, la enfermedad ha alterado vidas, más allá del costo físico que se ha cobrado.

El condado de Los Ángeles declaró el miércoles una emergencia local por la propagación de COVID-19.

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“Siento mucha ansiedad por mis padres, pero parecen estar lidiando bien con ello”, expresó Li. “Me pregunto: ¿Es este el momento más malo, o va a resultar peor? Estamos esperando”.

El artista de hip-hop y pop con sede en Hollywood Andre Xcellence cree que las cosas empeorarán. Compró máscaras protectoras, desinfectantes para manos y otros artículos para evitar enfermedades. También canceló un viaje, el pasado 8 de febrero, a Washington, D.C., para el funeral de un amigo cercano.

“Habíamos sido amigos durante 15 años, y me dolió”, reconoció. “Algunas personas probablemente pensaron que estaba loco. Pero desde entonces, han visto que tomé la decisión correcta. Lo cual no significa que fue sencillo”.

También canceló un viaje de celebración de cumpleaños a Australia y uno a Brasil, justo cuando ese país confirmaba su primer caso de coronavirus.

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Aún así, la enfermedad lo inspiró a escribir una canción al respecto, titulada “Wu Flu Pandemic”. Xcellence, quien sólo dice tener ‘poco más de 30 años’ cuando se le pregunta su edad, lanzó el sencillo para crear más conciencia sobre el coronavirus. “Veo a mis amigos en las redes sociales, que están felizmente inconscientes de lo que está sucediendo en el mundo”, comentó.

El viernes, John Tyler McClain, un residente de East Hollywood de 32 años, se preparaba para volar a Boston para una reunión familiar. El viaje había estado en los planes por una década, y McClain comentó que no veía a algunos de sus familiares en años. Pero sólo unas horas antes de que despegara su avión, dudaba sobre viajar o no.

A McClain no le preocupaba tanto enfermarse. Simplemente no quería quedar encerrado a 3,000 millas de distancia si ocurriera un brote en Boston. “No me preocupa contraer el coronavirus”, afirmó el asistente de escritura. “Lo que me altera es quedar atrapado en la costa este si cancelan los vuelos. O no poder volver a casa”. Finalmente, McClain decidió quedarse en su hogar.

Jane Shay Wald, socia emérita de un bufete de abogados de Culver City, estaba entusiasmada por asistir al 142º encuentro anual de la Asociación Internacional de Marcas, a finales de abril en Singapur. Durante años, ese ha sido uno de sus eventos favoritos porque puede ver a amigos y compañeros de todo el mundo.

Pero después, el 14 de febrero, la asociación envió un correo electrónico a los invitados. El evento se trasladaría de Singapur a una ciudad estadounidense aún por determinar en mayo o junio, según el correo electrónico.

“Esta decisión se debe a los desarrollos en evolución, la incertidumbre continua y las preocupaciones globales con respecto al coronavirus, así como la orientación del Ministerio de Salud de Singapur”, decía el mensaje.

Wald dijo que, después del cambio, muchos afirmaron que no viajarían a EE.UU. “A menudo, esta es la única vez que veo a muchas de estas personas con las que he fomentado amistades por años”, dijo. “Hablamos de mucho más que trabajo; también de nuestras familias y nuestras vidas. Y ahora eso no va a suceder”.

Para Li y Liu, que son productores de películas pequeñas, cancelar la boda en la cual finalmente su padre caminaría hacia el altar con ella y reuniría a su familia no era una opción. La pareja decidió posponer la ceremonia hasta agosto.

A pesar del aumento de la tasa de mortalidad mundial al 3.4%, la Organización Mundial de la Salud cree que la contención de COVID-19 es todavía posible.

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Un anuncio de la Casa Blanca emitido el 31 de enero prohibió los viajes para personas como los padres de Li. La pareja pensaba, erróneamente, que sus padres recibirían una exención por “familia inmediata”.

Pero Li y Liu pronto descubrieron un inconveniente en la letra pequeña: sus padres hubiesen calificado para tal exención sólo si Li hubiera sido menor de 21 años y soltera.

“Una vez que leímos eso, pensamos: ‘Adiós a la posibilidad de que vengan’”, comentó la chica.

El 4 de febrero, la pareja envió un correo electrónico a los invitados a la boda, anunciando el aplazamiento. Pero la ansiedad de Li por sus padres no disminuyó. Estaban esencialmente atrapados en Hefei. “Leía tantas cosas todos los días; me encontraba realmente preocupada por la salud de ellos y también por su estado mental”, comentó. “Sabía que estaban confinados, casi como bajo arresto domiciliario”.

La reportera de planta Soumya Karlamangla contribuyó con este informe.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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