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Los trabajadores de repartos mantienen alimentados a los californianos, pero nadie cuida de ellos

DoorDash delivery worker Ricky Sierra
Un repartidor de DoorDash, Ricky Sierra, recoge un pedido en Mendocino Farms, en El Segundo.
(Christina House / Los Angeles Times)

Los esfuerzos de alivio del Coronavirus están dejando a algunos repartidores desprotegidos

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Mientras que la mayor parte de California se resguardaba en casa, Toby N. seguía entregando comidas para DoorDash en la ciudad de San Leandro, en el Área de la Bahía. Pero días después de que el condado de Alameda ordenara a sus residentes quedarse en casa, Toby comenzó a experimentar dificultad para respirar y tos seca.

Fue a un médico el domingo y le indicaron que se pusiera en cuarentena por dos semanas. “El paciente puede regresar a trabajar el 3 de abril de 2020, de acuerdo al manejo del dolor y los síntomas”, decía la nota de su médico, que The Times revisó. “Se le indica al paciente una cuarentena para evitar adquirir enfermedades virales o exponerse a otros”.

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Toby envió el documento al departamento de atención al cliente de DoorDash, esperando ser compensado por su tiempo libre, de acuerdo con una política que la compañía adoptó a principios de marzo para evitar que los trabajadores potencialmente contagiosos infecten a los clientes y al personal del restaurante.

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Pero DoorDash le negó su solicitud de pago por enfermedad debido a que la nota médica no mencionaba explícitamente el COVID-19. Sin embargo, también lo suspendió durante dos semanas, sin paga, en pos de la seguridad de “la comunidad DoorDash”.

Toby -quien prefiere ocultar su apellido para proteger sus posibilidades laborales futuras- es sólo uno de los miles de trabajadores de entregas que brindan lo que el estado de California considera un servicio esencial para los residentes, a quienes se les ordenó refugiarse en sus hogares para frenar la propagación del coronavirus.

Ellos representan un salvavidas para los restaurantes, a los que se les exigió suspender el servicio de comidas en persona, y una solución alternativa para los supermercados que deben limitar la cantidad de clientes en su interior.

Con la idea de mantener la tranquilidad y la salud en sus fuerzas laborales, DoorDash, Instacart, Postmates y Uber acordaron brindar hasta dos semanas de baja por enfermedad a los conductores diagnosticados con COVID-19 o a quienes un médico les indica una cuarentena.

Pero varios trabajadores le dijeron a The Times que las compañías no ofrecen suficientes protecciones para ayudarlos a evitar el contagio, ni los compensa por los riesgos para la salud relacionados con la situación.

En algunos casos en que las empresas sí ofrecen beneficios y protecciones, los documentos revisados por The Times y las versiones de los conductores muestran que, a veces, imponen limitaciones tales que dificultan el acceso real a ellos.

El lunes, los trabajadores de la nueva empresa de entrega de comestibles Instacart realizarán una huelga nacional hasta que la compañía -que afirmó recientemente que contrataría a 300,000 nuevos compradores para cumplir con una demanda récord- les proporcione equipo de protección gratuito, un adicional de $5 por pedido como pago de riesgo, y una extensión de la política de licencia por enfermedad hasta después del 8 de abril, que incluya a cualquier trabajador con una afección preexistente que sea un factor de riesgo conocido.

“Esto suena dramático, pero creo que la gente está realmente asustada por sus vidas”, expresó Sarah Clarke, una organizadora del grupo que planea la huelga de Instacart. “Los empleados corporativos pueden trabajar desde casa de manera segura, pero saben que los compradores son pobres y están ahí afuera arriesgando sus vidas para ganar $7 por pedido”.

El grupo acusó a Instacart de no cumplir con su política de licencia por enfermedad y señala que las condiciones para ello son “prácticamente imposibles de cumplir”.

La portavoz de Instacart, Natalia Montalvo, no respondió directamente a los pedidos de comentarios, pero afirmó que la salud y la seguridad de la “comunidad entera” era la “prioridad total” de la compañía. “Queremos subrayar que respetamos absolutamente los derechos de los compradores para proporcionarnos comentarios y expresar sus preocupaciones”, dice la declaración de Montalvo.

Joey Camp, un cocinero de línea de Waffle House, fue la primera persona en Georgia en ser aislada en un sitio de cuarentena especial después de recibir un diagnóstico de coronavirus. Ahora que está fuera, no puede entender el gran problema.

Mar. 27, 2020

Mientras tanto, algunos conductores de entregas para Amazon recibieron instrucciones de seguridad que están muy por debajo de las mejores prácticas publicadas por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE.UU (CDC).

Varios documentos que The Times revisó muestran que los trabajadores de reparto en California, incluso de una tienda Whole Foods en el área de Los Ángeles, estaban a sólo tres pies de distancia de otros tan recientemente como el martes. Se trata de la mitad del espacio que los CDC indican.

Un portavoz de Amazon afirmó que ahora aconseja mantener seis pies de distancia en base a la recomendación de expertos. Un letrero que insinuaba un espacio de tres pies también aconsejaba a los conductores a “lavarse las manos o utilizar desinfectante diariamente según sea necesario”.

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En un comunicado, el portavoz de Amazon, Timothy Carter, destacó que la compañía “trabajó estrechamente con las autoridades de salud para responder de manera proactiva... También hemos implementado medidas proactivas en nuestras instalaciones para proteger a los empleados, incluida una mayor limpieza, mantener la distancia social en nuestros centros de ejecución de pedidos y agregar distancia entre los conductores y los clientes al hacer las entregas”.

Amazon indicó recientemente que contrataría a 100,000 nuevos trabajadores de entregas y almacenes, y aumentaría los salarios de todos los empleados en su cadena de entrega en $2 por hora. Pero la posibilidad de la compañía de aplicar medidas de seguridad en toda su flota está limitada por el fuerte uso de proveedores de entrega externos.

Un camión de reparto de Amazon Prime es conducido en la Interestatal 5 en dirección norte, en Gustine, California.
(Robbin Goddard/Los Angeles Times)

Uno de esos proveedores, Carthago LGX, presentó ese aumento como una bonificación para distribuir a los trabajadores que reciban altas calificaciones y no tomen días de enfermedad, según las comunicaciones internas que The Times revisó y las listas de empleos en línea.

Según un conductor de Carthago LGX llamado Tony, quien pidió no revelar su apellido para evitar posibles represalias legales, su gerente les dijo que cualquiera que faltase por un día al trabajo por enfermedad no sería elegible para el “bono” por el resto del período de pago.

Un horario semanal revisado por The Times respaldó esa versión. “Compensaremos a los empleados con $2 adicionales por hora programada (máximo $16 por turno) a partir del 15 de marzo de 2020. Debe trabajar el turno programado, no faltar y ser ‘fantástico’”.

Carthago LGX no respondió a un correo de voz. Un portavoz de Amazon señaló que la compañía ha invertido $350 millones en todo el mundo para aumentar los salarios de los trabajadores y que ello no está vinculado al rendimiento ni queda a discreción de los socios.

Tony renunció recientemente a su empleo en Carthago LGX, en respuesta a lo que describió como una falta de preocupación por la seguridad de la fuerza laboral. Como la compañía no les brindaba máscaras a los conductores de reparto, él creaba las suyas con gomas elásticas y toallas de papel.

En cuanto a Toby, el conductor de DoorDash, dos días después de notificar al servicio de atención al cliente sobre su enfermedad, recibió como respuesta que había sido desactivado hasta que pudiera proporcionar pruebas de que “estaba libre de COVID-19”, a pesar de que habían rechazado sus días pagos por enfermedad alegando que el médico no había especificado que padeciera el nuevo coronavirus, según una propia portavoz de DoorDash.

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La vocera, Becky Sosnov, expresó que el pequeño “equipo laboral de la compañía está trabajando activamente para desarrollar e implementar una estrategia de protección de la salud y la seguridad de nuestra comunidad, en respuesta a la propagación del nuevo coronavirus”.

Por ahora, Toby está en un limbo. Le pidió a su médico una nueva nota para enviar a DoorDash, que explícitamente cite “síntomas relacionados con el COVID-19” y espera que la empresa haga una excepción a su regla de no apelación.

También aguarda los resultados de la prueba por COVID-19, que se realizó el martes en una estación de bomberos.

“Estoy sufriendo mucho porque realmente necesito el dinero”, remarcó.

Sam Dean, reportero de planta de The Times, contribuyó con este informe.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.

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