Anuncio

Su pensión no le alcanza y ahora trabaja angustiada por el coronavirus: ‘Está infectado y anda en la calle’

En esta foto de archivo una mujer que lleva una mascarilla se para con su perro, haciendo una pausa durante su caminata, en el centro de Los Ángeles.
(Jay L. Clendenin/Jay L. Clendenin/Jay L. Clendenin/Los Angeles Tim)
Share

“Me da temor”, dice sin titubeos una niñera que prefiere el anonimato.

El temor de Catalina, como la identificaremos, es variopinto. Y no es para menos, el riesgo de salir a la calle a trabajar es colosal, ante la vorágine de casos de coronavirus detectados en los últimos días en Los Ángeles. En su caso particular, parece que está rodeada de personas portadoras de Covid-19.

Esta mujer, que ronda los 60 años, es de diminuta estatura, ojos achinados y una holgada sonrisa. Cada día se mueve en autobús durante 30 minutos para llegar a su trabajo. Esa ha sido su rutina los últimos cinco años, desplazándose desde un vecindario pobre a una zona acaudalada de la ciudad.

Según la Cancillería de El Salvador fuera de sus fronteras van siete fatalidades a causa de esta pandemia

Abr. 2, 2020

Al subirse al transporte público, afirma que ella se cubre la boca con una mascarilla y cubre sus manos con unos guantes. Al llegar a su casa deja los zapatos afuera y a la ropa le echa alcohol. “Estoy tratando de seguir las reglas”, dice en referencia a las medidas emitidas por las autoridades.

Anuncio

“Siento temor”, dijo por segunda vez.

El desasosiego de Catalina tiene varias vertientes, todas le afectan sus entrañas.

Su esposo, un obrero, es de los que salió magullado por la cuarentena. La mujer asegura que su pareja pasó tres semanas sin recibir un centavo. Lleva apenas unos cuantos días que recobró su empleo.

En su campo de trabajo, también ha pasado lo mismo.

“Mucha gente (rica) ha descansado a las muchachas”, señaló la niñera en una entrevista telefónica, después de una extenuante jornada y recién llegada a su casa.

“Necesito trabajar, porque lo que me dan del retiro no me alcanza ni para pagar la renta”, aseguró.

La reducción en los ingresos de su hogar la tuvo acongojada por algunos días, pero ahora lo que le quita el sueño es el temor al contagio de coronavirus.

“Estoy tomando mis medidas de precaución, yo salgo en las manos de Dios”, enunció.

“Necesito trabajar, por eso salgo”, añadió la mujer que no reveló cuánto gana, pero sí confirmó que le pagan más del mínimo por la hora.

El afamado animador Erazno cuenta los cambios implementados en su show que se escucha en 90 ciudades de Estados Unidos

Abr. 2, 2020

Catalina decidió hablar, en parte, para hacer catarsis, pero también para que se conozca lo que le provoca palpitaciones más aceleradas. Su patrona le tiene mucha confianza y ella le reveló que una vecina, en la casa que está a un costado, vive una persona que padece de coronavirus.

“El señor es el que está infectado”, le confesó.

Al igual que la mayor parte de la gente en ese vecindario, la patrona de esta niñera es judía. Al observar las tradiciones que siguen, afirma que la mayoría de esos habitantes son ortodoxos hebreos.

Lo que a Catalina ha dejado casi petrificada es que en otra familia, vecina de sus patrones, hay alguien más contagiado, el problema es que esa persona no sabe que esos síntomas son de Covid-19.

“No andan al día con las noticias, no sabe que está infectado”, le dijo la patrona al advertir que por ser ortodoxos no tienen televisión ni celulares, pasan más aislados de la gente.

Eso es algo que entiende Catalina, pues lleva varios años trabajando en ese vecindario. Es más, esta mujer latina sostiene que en esos hogares tienen la cocina como algo sagrado, por esa razón ella no mete manos en la estufa, sus tareas se limitan a cuidar los niños del hogar y hacer limpieza.

“Está infectado y anda en la calle”, dijo la niñera sobre este segundo caso, dejando entrever que esa persona está propagando el virus en ese vecindario.

El consulado local informa que de 8 am a 8 pm estarán atendiendo las preguntas del público

Abr. 1, 2020

Desde que emergió la pandemia en California, el condado de Santa Clara se mantuvo a la cabeza con las defunciones. No obstante, en este momento el condado de Los Ángeles ha duplicado la cifra de muertes y cuadruplicado los contagios en comparación con ese condado al norte del Estado Dorado.

En Los Ángeles van 91 muertos y 4.578 personas que padecen coronavirus, más que cualquier otro condado californiano.

Cuando en California se llegó a 8.155 casos positivos, el miércoles a las 2:16 pm, el gobernador Gavin Newsom manifestó en un tuit: “Esta enfermedad puede afectar a cualquiera. Toma esto en serio”, en un mensaje que iba acompañado con una etiqueta que dice: “Quédate en casa, salva vidas”.

Ese día, más tarde trascendió que en el condado de Los Ángeles de forma intempestiva se agregaron 500 nuevos casos, un aumento del 17% en relación al martes.

El aumento acelerado hizo que el alcalde Éric Garcetti ordenara que se usen mascarillas para contener la propagación. Esta medida aplica para todos los que realizan actividades como compra de comestibles o que tienen acceso a lugares esenciales en donde podrían entrar en contacto con otras personas.

La oriunda de Cabañas, El Salvador fue hospitalizada el 19 de marzo, ahora su pareja e hijo también están aislados por el contacto que tuvieron con ella

Mar. 28, 2020

La idea del alcalde es que se utilicen, incluso, mascarillas hechas en casa o al menos un pañuelo para cubrirse la boca.

“Vamos a tener que acostumbrarnos a vernos así”, dijo Garcetti después de colocarse una mascarilla.

Esta disposición entró en vigor ayer, jueves. En los supermercados todavía se podía observar que no todos estaban acatando la nueva restricción, menos del 40% andaban sus mascarillas, esa es la percepción que nos dio después de visitar un negocio mexicano de verduras, frutas, carnes y cereales.

Este viernes, al recorrer un vecindario cerca del centro de Los Ángeles, se podía ver que los transeúntes sí están tomando en serio las medidas de las autoridades.

Catalina, sin embargo, se adelantó a las disposiciones de Garcetti. Asimismo, dijo que ella tiene cierto alivio porque cuando llega a la casa en donde trabaja se encierra. “No salgo para nada”, indicó.

A pesar de que toma con rigidez las medidas de prevención, el riesgo sigue latente. Esta inmigrante latina sostiene que su patrona le confirmó que hay una tercera familia con una persona contagiada.

Hasta donde tiene conocimiento, dijo, nadie ha reportado a las autoridades sanitarias estos casos. A iniciativa propia, ella le sugirió a su patrona que hablara al condado para que monitoreen a esas personas, pero la respuesta fue negativa.

“No es que no puedan reportarlo, es algo que ellos tienen”, manifestó Catalina en referencia a la cultura y tradiciones que ella no entiende a cabalidad.

“Los contagiados siguen en contacto con la familia y los familiares salen a la calle, ese es el problema”, resaltó con desazón.

Los vendedores ambulantes salen a la calle a pesar de las restricciones porque no tienen otra fuente de ingresos

Mar. 27, 2020

Desde que se implementó la cuarentena, Catalina no ha dejado de trabajar. Al mismo tiempo, afirma que el aislamiento le favorece porque las actividades que realiza con los niños a su cargo están enfocadas en jugar, darles alimentos y bañarlos.

Las compras en el supermercado y la cocina están en manos de sus patrones.

En ese sentido, al subirse al autobús, cuando va de regreso a casa lleva su boca cubierta y los guantes bien puestos. Al llegar a su hogar, no solo deja los zapatos fuera de su vivienda, sino que se quita la ropa, la mete en una bolsa y de inmediato se da un baño con agua caliente.

Hasta la tarde de este viernes, la cifra de contagios en California estaba en 11.986 y las fatalidades han llegado a 269, los cuales siguen elevándose cada día.

“Nos ha cambiado la vida”, dijo Catalina con la incertidumbre de no saber qué más restricciones vendrán, pero ella tiene la esperanza de que, en un caso extremo, sus patrones le hagan un espacio en alguna habitación y hasta que pase la emergencia pueda permanecer ahí a salvo de todo peligro.

En la calle y en el vecindario en donde trabaja, dijo la entrevistada, el ambiente no pinta alentador.

“Y yo digo que en ese sector han de haber más casos”, concluyó.

Anuncio