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Los trabajadores desaparecieron cuando el coronavirus impactó la fábrica de L.A. Apparel mientras sus colegas luchaban por respuestas

LOS ANGELES, CA
Los Angeles Apparel celebra una sesión de capacitación en salud y seguridad para sus empleados el miércoles, después de que los funcionarios del condado cerraron la fábrica de prendas de vestir en el sur de Los Ángeles debido a más de 300 casos de coronavirus y cuatro muertes de trabajadores.
(Jason Armond / Los Angeles Times)

Denuncian que no informaron a los trabajadores sobre los casos de coronavirus, creando un clima de miedo

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A medida que pasaron los meses, la gente comenzó a desaparecer. Las sillas una vez ocupadas por trabajadores de la confección dentro de la fábrica Los Angeles Apparel estaban vacías. Circulaban rumores de que los empleados desaparecidos se habían enfermado, o incluso muerto, de COVID-19.

Mariana, una mujer de 56 años de El Salvador, todos los día tenía miedo. Ella comentó que los trabajadores recibieron poca o información tardía de la compañía sobre casos positivos, lo que los dejó tratando de adivinar por qué sus colegas se habían ausentado.

El fundador de la compañía dijo que cuando el coronavirus se extendió por la fábrica, la gerencia informó de manera oportuna a los empleados que pudieron haber estado expuestos al contagio. Pero los trabajadores de la confección que hablaron con el Times cuentan una historia diferente, diciendo que en gran medida se mantuvieron a oscuras cuando los colegas se enfermaron, y que la información que recibieron fue lenta o vaga.

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Una mañana de junio, después de que se corrió la voz de que varios empleados habían muerto, los trabajadores decidieron organizar una acción. Docenas en una de las plantas de la compañía se pararon junto a sus estaciones y se negaron a coser durante casi dos horas, exigiendo mejores condiciones de higiene.

“Nos levantamos y dijimos que no íbamos a trabajar hasta que prometieran limpiar las máquinas”, reveló Mariana, quien aceptó ser identificada sólo por su segundo nombre por temor a represalias. “Queríamos que cerraran la fábrica para que limpiaran”.

LOS ANGELES, CA
Revisan la temperatura de una empleada antes de ingresar a Los Angeles Apparel.
(Jason Armond / Los Angeles Times)

El coronavirus está aumentando en los lugares de trabajo en todo el condado de Los Ángeles a medida que se reabre la economía. Pero las autoridades dicen que Los Angeles Apparel sufrió el peor brote de coronavirus de cualquier negocio en el condado, con más de 300 de los aproximadamente 1.800 empleados de la fábrica dando positivo. Cuatro han muerto.

En entrevistas con el Times en los últimos días, los trabajadores y extrabajadores de Los Angeles Apparel relataron que la compañía no les informaba cuando la gente se enfermaba, creando un clima de pánico e incertidumbre.

También señalaron que la gerencia no hizo cumplir el distanciamiento social y tampoco capacitó adecuadamente a los empleados sobre cómo mantenerse a salvo. A los vendedores se les permitió entrar a la fábrica para vender productos a los trabajadores, dijeron, lo que aumentó el riesgo.

El Departamento de Salud Pública del condado de Los Ángeles dijo que cerró por primera vez las operaciones en Los Angeles Apparel el 27 de junio, después de que los inspectores encontraron “violaciones flagrantes” de las órdenes de control de infecciones y la compañía no cooperó con una investigación de un brote de coronavirus reportado.

La semana pasada, el departamento ordenó la suspensión continua de las operaciones en los edificios de South Los Angeles de la empresa hasta que se realicen las mejoras necesarias.

La División de Seguridad y Salud Ocupacional del estado, Cal / OSHA, abrió una inspección in situ en junio para investigar una queja sobre los riesgos en el lugar de trabajo en una instalación de Los Angeles Apparel, reportada por trabajadores de la compañía.

La historia de Los Angeles Apparel, que pasó a fabricar mascarillas cuando comenzó la pandemia, subraya la creciente preocupación de que California no está haciendo lo suficiente para proteger a los trabajadores esenciales, muchos de ellos en las instalaciones de procesamiento y fabricación de alimentos, así como en fábricas de prendas de vestir. Las comunidades negras y latinas han sido especialmente afectadas por COVID-19.

Los latinos en el condado de Los Ángeles ahora tienen más del doble de probabilidades que los blancos de contraer el coronavirus, y las autoridades creen que muchos de ellos se enferman en el trabajo. La mayoría de los trabajadores de Los Angeles Apparel son hispanohablantes, señalaron funcionarios del condado.

El fundador de la compañía, Dov Charney, ha refutado las afirmaciones de que la compañía no protegió a sus trabajadores y no les informó de casos positivos. “No hubo secreto”, aseguró. Charney dijo que los empleados fueron informados “de inmediato” y alentados a hacerse la prueba y ponerse en cuarentena si era necesario.

“No me refiero a que, si había alguien contagiado en un edificio le decimos a los de la siguiente instalación, pero le avisamos a las personas que trabajaban cerca de ellos”, aseguró.

Charney dijo que la compañía realizó controles de temperatura y mantuvo un distanciamiento social adecuado, y que tasas de infección más altas en comunidades como South L.A. se reflejarían naturalmente en una fábrica en ese lugar.

Además, Charney expuso que creía que había un número elevado porque la empresa ha hecho que todos sus trabajadores sean examinados varias veces. (El condado ha dicho que sus datos indican que sólo una fracción de los empleados fueron evaluados).

LOS ANGELES, CA
El fundador de Los Angeles Apparel, Dov Charney, de 51 años, en el piso de costura de la fábrica. Ha sostenido que la compañía tomó medidas diligentes para proteger a sus trabajadores.
(Jason Armond / Los Angeles Times)

“Creemos que en todo momento, desde el comienzo de la epidemia, hemos estado haciendo lo posible para distanciarnos socialmente y seguir las directivas que conocemos”, manifestó Charney al Times la semana pasada. “Estamos lidiando con una epidemia masiva que ha aumentado astronómicamente en nuestra comunidad, en South Los Angeles, y se ha manifestado en nuestra fábrica”.

Charney fundó Los Angeles Apparel en 2016 después de ser expulsado de su antiguo negocio, American Apparel, luego de acusaciones de acoso sexual y otras conductas indebidas en la empresa.

Los expertos de la industria dicen que el brote de COVID-19 ha puesto de relieve los problemas de salud y seguridad que han afectado a la industria de la confección en Los Ángeles, y que las violaciones probablemente estén mucho más extendidas. El departamento de Salud Pública ha recibido al menos 19 quejas de coronavirus relacionadas con la industria, incluidas tres sobre Los Angeles Apparel. Actualmente está investigando un brote de coronavirus en otra instalación de fabricación de prendas.

Marissa Nuncio, directora de Garment Worker Center, señaló que el tipo de protecciones “insuficientes” contra el virus en Los Angeles Apparel es “definitivamente el peor que ha visto entre las diferentes fábricas de prendas de vestir de Los Ángeles”, muchas de las cuales son talleres que emplean inmigrantes indocumentados.

“Casi todos se han enfermado”, dijo Beto, un trabajador de la confección guatemalteco de 34 años en una pequeña fábrica en South Los Angeles, donde comentó que no se aplica el uso de mascarillas y que los empleados no reciben desinfectante. Un empleado que era su amigo murió después de mostrar síntomas del virus.

Los expertos dicen que el virus puede propagarse con mayor facilidad en las fábricas que en otros lugares de trabajo, ya que a menudo son entornos abarrotados donde las personas tocan los mismos materiales. Linda Delp, directora del Programa de Seguridad y Salud Laboral de UCLA, señaló que la presión para trabajar constantemente cuando se gana el sueldo a destajo, así como las políticas inadecuadas de ausencia por enfermedad, también pueden ser factores contribuyentes.

“Son trabajadores que ya reciben salarios bajos, por lo que no tienen un ahorro del que podrían depender”, dijo. “A menos que puedan quedarse en casa cuando estén enfermos, hayan estado expuestos o infectados, existe una presión real para seguir acudiendo al trabajo”.

Tres de las muertes relacionadas con el coronavirus en Los Angeles Apparel ocurrieron a principios de junio y una al inicio de julio, informaron las autoridades.

“Hubo un gran número de casos, tenemos las cuatro muertes y no recibimos una respuesta oportuna de L.A. Apparel”, dijo Jan King, un oficial de salud pública del condado de L.A. para el oeste y el sur de Los Ángeles.

El departamento ha dicho que un proveedor de atención médica notificó el 19 de junio sobre un posible brote. Los funcionarios de salud pidieron a la compañía una lista de todos los empleados para poder compararla con los resultados de las pruebas que el departamento había recibido. La empresa no pudo proporcionar la lista después de múltiples solicitudes. (Charney dijo que le tomó mucho tiempo reunir la información).

Durante una visita al sitio el 26 de junio, el departamento declaró que los inspectores observaron múltiples violaciones de los protocolos de control de infecciones, incluido el uso de cartón como barrera entre los trabajadores. King señaló que, entre otras violaciones, la solución desinfectante no estaba fácilmente disponible y la administración no se encontraba monitoreando el distanciamiento social. Las estaciones de trabajo, apuntó, no estaban a seis pies de distancia.

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“Observamos que a veces cuando entraban empleados, por ejemplo, para recoger cheques, no había la distancia social aceptable”, expuso. “Muchas compañías están poniendo cinta adhesiva o conos para marcar los seis pies. Eso no se hizo. Si no tienes esas marcas, la gente tiende a agruparse”.

La empresa, comentó, no pudo decirles a los funcionarios dónde se habían sentado los trabajadores, dificultando el rastreo de contactos y obligando al departamento a “determinar que todos los que se encontraban allí estaban potencialmente expuestos”.

Tampoco capacitó a los empleados sobre seguridad en su idioma principal, que para la mayoría es el español. Charney señaló que la compañía ha estado brindando sesiones de capacitación esta semana y que antes de hacerlo, comunicó a los trabajadores cómo mantenerse a salvo.

“Dimos el mensaje de la distancia de seis pies, el de no venir a trabajar si están enfermos, el dato fundamental de que deben usar una mascarilla”, dijo. “Comunicamos esas cuestiones”.

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A los asistentes a una sesión de entrenamiento se les dice que avisen a sus supervisores si no se sienten bien.
(Jason Armond / Los Angeles Times)

Nuncio en el Garment Worker Center dijo que comenzó a escuchar en mayo de trabajadores de Los Angeles Apparel que se habían enfermado por el coronavirus. Describieron cómo los gerentes se acercaban a menos de seis pies de los trabajadores y el que la fábrica parecía permitir la entrada de visitantes sin demasiada supervisión.

“Los vendedores llegaban tratando de vender cosas a los empleados”, expuso. “[Los trabajadores] también dijeron que los solicitantes de empleo entraban fácilmente, y que no había protocolos establecidos para esas personas, como mantener la distancia social, o el uso de una mascarilla”.

Los trabajadores comentaron que la compañía no les comunicó los casos del virus, lo que les hizo sospechar que los empleados desaparecidos estaban enfermos.

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Chiara, una mujer peruana de 52 años quien pidió ser identificada por su apellido por temor a una reacción violenta, dio positivo por el coronavirus después de trabajar en la fábrica durante varias semanas. Cuando sintió los primeros síntomas en junio, parecía ser “una simple gripe”. Se presentó a su empleo unos días más, pero después de desarrollar un dolor de cabeza y sentirse débil, dejó de trabajar. Un supervisor le aconsejó que se hiciera la prueba.

Ahora, se pregunta si estuvo expuesta durante sus descansos, ya que no se había asegurado de que las personas que habían ocupado una mesa de almuerzo antes que ella, la hubieran desinfectado. Se ha preguntado si debió haber limpiado su propio equipo, ya que lo compartió con alguien de otro turno.

“Podríamos haber cuidado mejor nuestra salud, si los trabajadores hubiéramos recibido capacitación para protegernos del virus”, dijo Chiara. Pero planea regresar a la fábrica una vez que vuelva a abrir, ya que duda que pueda encontrar otro trabajo que le pague $14.25 por hora.

“Están cambiando las cosas allí”, señaló. “Me da seguridad de que estaré bien en el trabajo. Eso es lo que digo [ahora]. No sé qué pasará”.

Pero Maribel Maldonado, una trabajadora mexicana de 50 años que también dio positivo por el virus, no volverá.

Maldonado reveló que no había un distanciamiento social adecuado cuando comenzó a trabajar en abril como recortadora en Los Angeles Apparel. Se sentaba en una mesa de cartón improvisada con aproximadamente medio metro que la separaba de los demás, lo que le hacía preguntarse si podía distanciarse más.

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A principios de mayo, dijo, trabajaba en un área que carecía de ventilación. Se sentaba en una mesa larga donde los trabajadores intentaron mantener la distancia. En un momento, señaló, la compañía agregó más mesas porque la gente estaba sentada demasiado cerca.

Ella dio positivo por el coronavirus poco después, experimentando dolores de cabeza y náuseas. Ahora está tomando clases en línea para prepararse para un nuevo trabajo proporcionando servicios financieros relacionados con seguros de vida, trabajo que puede hacer sin contacto cercano con otros.

“No volvería allí, y mucho menos ahora que he empezado a mejorar”, aseguró. “Hace demasiado calor ahí. No tienen cuidado con el distanciamiento”.

Mariana, que ha trabajado en Los Angeles Apparel durante aproximadamente tres años, comenzó a usar dos mascarillas cuando escuchó de más y más empleados que se habían enfermado. Antes de que el condado cerrara la fábrica, a ella le hacían pruebas varias veces al mes y llevaba su propio desinfectante.

Después del paro laboral de junio, Charney se reunió con los trabajadores. Les dijo que practicaran el distanciamiento social ya que algunos empleados habían dado positivo, recordó Mariana.

Ella ha notado mejoras. Cuando Los Angeles Apparel abrió brevemente la semana pasada (la compañía dijo que se le dio permiso para operar, había “galones de desinfectantes”, aseguró.

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Además de llevar a cabo sesiones de entrenamiento de seguridad, como se muestra, Los Angeles Apparel dijo que ha mejorado sus instalaciones e instituido exámenes de salud más estrictos.
(Jason Armond / Los Angeles Times)

Charney dijo que la compañía ha agregado mejoras como grifos sin contacto, mejor ventilación, detección más sólida de síntomas y capacitación mejorada para el personal de limpieza. La empresa, aseguró, ha estado ayudando a los trabajadores a hacerse la prueba antes de reabrir.

“La oportunidad aquí es que vamos a tener la mejor fábrica”, manifestó. “Si esto dura mucho tiempo, tenemos la ocasión óptima de seguir adelante y mantener a todos a salvo”.

Durante una sesión de capacitación en seguridad para trabajadores llevada a cabo el miércoles pasado en la fábrica, 11 personas se sentaron en filas de sillas socialmente distanciadas. El desinfectante para manos y los guantes descansaban sobre una mesa cercana. Un letrero pegado al desinfectante decía en español: “Se requiere el uso de mascarillas”.

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Varios instructores hicieron una presentación en inglés y español, explicando que muchas personas negras y latinas han muerto por el virus. Los trabajadores debían limpiar los espacios de trabajo compartidos y notificar a los supervisores cuando no se sentían bien, dijeron.

“Tu trabajo estará aquí”, enfatizó un instructor al grupo en español. “Estamos tratando de evitar que más personas se enfermen”.

Cuando llegó el momento de las preguntas, un hombre levantó la mano.

“¿Puedes contraer el virus si tocas a alguien infectado?”, preguntó.

Unos segundos después, recibió una respuesta del instructor. Sí, hay un riesgo.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.

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