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El cuidado del fin de vida ha tenido un gran auge en California. Así como los fraudes contra los adultos mayores

Ellie Craig Goldstein
Ellie Craig Goldstein sostiene una bolsa con artículos sentimentalmente importantes de su hermano, Peter Craig. Tres años después de la muerte de Peter, sus hermanas Ellie y Joyce Craig son perseguidas por el recuerdo de sus últimas horas de vida.
(Francine Orr / Los Angeles Times)
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Martin Huff tenía 67 años cuando se cayó de la bicicleta, se golpeó la rodilla y pasó un par de horas en una sala de emergencias del condado de Riverside antes de salir por su propia cuenta.

Diez días después estaba en un hospicio, diagnosticado como enfermo terminal por un pequeño proveedor de servicios para el final de la vida de Covina que dijo que estaba débil y que le quedaban cuando mucho seis meses o menos de vida.

Sin embargo, cinco años después de ese sombrío pronóstico, Huff no solo seguía vivo, sino que testificó en un tribunal federal, asegurando que nadie de California Hospice Care le había hecho un examen médico antes de afirmar que se estaba muriendo.

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“En realidad nunca supe exactamente cuál era el trato con el hospicio”, dijo.

Huff forma parte de una legión de estadounidenses mayores que han sido el blanco de un fraude audaz y generalizado en una industria destinada a proporcionar cuidados reconfortantes en sus últimos días, según una investigación de Los Angeles Times.

Al igual que Huff, muchos son reclutados involuntariamente por proveedores sin escrúpulos que facturan a Medicare por servicios y equipos de hospicio para pacientes “con enfermedades terminales” que realmente no están muriendo.

La intensa competencia por nuevos pacientes, que generan entre 154 y 1.432 dólares diarios en pagos por parte de Medicare, ha dado lugar a una industria de prácticas ilegales, incluyendo sobornos a médicos y reclutadores deshonestos que se centran en los posibles pacientes de las residencias de ancianos y otros lugares, según el Times.

El auge de los proveedores ha transformado la atención al final de la vida, que antes era el ámbito de las organizaciones benéficas y los grupos religiosos, en un negocio multimillonario dominado por operadores con ánimo de lucro.

En ningún lugar ese crecimiento ha sido más explosivo, y sus efectos secundarios más evidentes, que en el condado de Los Ángeles.

Los hospicios del Condado se han multiplicado por seis en la última década y ahora representan más de la mitad de los aproximadamente 1.200 proveedores certificados por Medicare en el estado, según un análisis del Times de los datos federales de salud.

Decenas de proveedores han surgido a lo largo de un corredor que se extiende hacia el oeste desde el Valle de San Gabriel, donde se encontraba el Hospicio de California, hasta el Valle de San Fernando, que ahora tiene la mayor concentración de hospicios de la nación.

“Hay demasiados proveedores en el condado de Los Ángeles, y muchos que están en esta industria por razones equivocadas”, dijo Edo Banach, quien dirige la National Hospice and Palliative Care Organization, el mayor grupo comercial de los hospicios en Estados Unidos. “La gente que entra en esto por la razón equivocada generalmente no hace un buen trabajo”.

Está en juego mucho más que el dinero.

Algunos pacientes que sin saberlo se inscribieron en un hospicio descubrieron más adelante que habían renunciado a sus derechos a recibir un tratamiento médico de emergencia para salvar sus vidas, según muestran los registros de la inspección estatal. Otros soportaron un dolor indescriptible en sus últimos días debido a que los proveedores no les proporcionaron los cuidados que necesitaban desesperadamente.

Otros más, sufrieron las consecuencias de llagas mal atendidas que desarrollaron gusanos o dieron lugar a hospitalizaciones.

Las leyes de privacidad y los informes gubernamentales que mantienen la confidencialidad de los nombres de los pacientes, médicos y administradores de los hospicios, hacen que sea difícil cuantificar y humanizar muchos de los casos.

El Times descubrió que desde 2008, los reguladores han citado a los hospicios de California con más frecuencia que en cualquier otro lugar del país por diferentes tipos de infracciones graves, cuatro veces más que los hospicios ubicados en estados como Texas y Georgia, que igualmente tienen un gran número de proveedores.

A pesar de esas citaciones, California y los reguladores federales rara vez han multado, suspendido o cerrado los hospicios infractores, según muestran los informes estatales. La supervisión se ha debilitado aún más durante la pandemia de coronavirus, ya que los reguladores suspendieron los requisitos para la mayoría de las inspecciones de hospicios y limitaron los tipos de quejas que investigan.

California, que tiene una de las barreras más bajas para establecer nuevos hospicios, también lidera la nación en violaciones por inscribir a pacientes sin las debidas pruebas médicas de que estaban terminalmente enfermos.

El análisis del Times reveló que los hospicios del condado de Los Ángeles daban de alta a los pacientes con un 80% más de frecuencia que los proveedores en todo el país, lo que pone de relieve una tasa que, según las autoridades federales, es una señal de alerta de fraude al Medicare.

California Hospice Care afirmó que Jesse Staten sufría de insuficiencia cardíaca terminal cuando lo inscribió en un tratamiento para el final de la vida. Su pronóstico de seis meses de vida expiró en 2012, pero no murió. Cuando el Times lo contactó ocho años después, todavía estaba fuerte.

“Estoy aguantando”, dijo Staten, de 75 años. “Tengo muchos problemas en la sangre y otros padecimientos, pero no puedo quejarme”.

Los fiscales federales acusaron a California Hospice Care de estafar a los contribuyentes con 7.5 millones de dólares en pagos ilegales en relación con Staten, Huff y decenas de otros beneficiarios de Medicare no elegibles. El dueño del hospicio, dos médicos y varios otros fueron sentenciados a prisión y otros fueron convictos o se declararon culpables de la estafa.

Muchos de los pacientes del hospicio eran adictos atraídos por la promesa de obtener analgésicos narcóticos gratuitos, dijeron los fiscales.

Algunos fueron reclutados por un médico que cobró una cuota por cada uno de los pacientes que conseguía para el hospicio, según su acusación.

Uno de esos pacientes era una mujer de 47 años que perdió su lugar en una lista de espera para un trasplante de hígado cuando se inscribió en el hospicio, porque se prohíbe la atención curativa. Le llevó meses ser reincorporada a la lista, y murió no mucho después de recibir finalmente un nuevo órgano.

“Esa es la última esperanza, y el hecho de que la persona sea eliminada de la lista de donantes de hígado al colocarla en el programa es una conducta difícil de entender”, dijo el juez de distrito de EE.UU James Otero al condenar a una enfermera de un hospicio a 18 meses de prisión. “Eso es cruel”.

Concebido como una opción para el final de la vida de los enfermos terminales, el cuidado de hospicio correctamente proporcionado ha sido como un regalo de Dios para millones de estadounidenses moribundos y sus familias. Proporciona cuidados paliativos y medicamentos recetados, servicios de enfermería, equipo médico, suministros y asesoramiento espiritual para aquellos diagnosticados con seis meses o menos de vida.

La industria de los hospicios en Estados Unidos se arraigó a mediados de la década de 1970, pero solo floreció después de que Medicare comenzó a cubrir sus servicios en 1983. Los proveedores con fines de lucro surgieron para satisfacer una necesidad creciente que superaba las capacidades de las instituciones de caridad y religiosas que fueron pioneras en el cuidado del fin de la vida.

En los últimos 20 años, el número de proveedores estadounidenses casi se ha duplicado, mientras que los gastos de Medicare en los hospicios se han multiplicado por seis, hasta alcanzar los 19.200 millones de dólares al año. Más de 1.5 millones de beneficiarios de Medicare reciben ahora atención de unos 5.000 hospicios, casi una cuarta parte de ellos en California.

“Virtualmente todo el crecimiento es de proveedores con fines de lucro, que parecen estar desplazando a las organizaciones sin fines de lucro locales que establecieron el modelo de hospicio y que tenían el deseo de mantener su integridad”, dijo Michael Connors, un defensor de la atención a largo plazo de California Advocates for Nursing Home Reform.

Los operadores con fines de lucro constituyen ahora el 70% de todos los hospicios certificados por los Centros de Servicios de Medicare y Medicaid y el 91% de los de California. En el condado de Los Ángeles, representan el 97%.

Muchos proveen excelentes cuidados.

Las encuestas de satisfacción reportadas por los hospicios a nivel nacional muestran que más del 80% de los encuestados califican a su hospicio como un 9 o 10 de cada 10, pero en el condado de Los Ángeles esa cifra cae al 74% Los encuestados en Los Ángeles también fueron menos propensos a reportar que los hospicios siempre les dieron la ayuda que necesitaban.

Las encuestas de satisfacción reportadas por los hospicios a nivel nacional muestran que más del 80% de los encuestados califican a su hospicio con un 9 o 10 en una escala del 1 al 10, pero en el condado de Los Ángeles esa cifra baja al 74%. Los encuestados en L.A. también fueron menos propensos a reportar que los hospicios siempre les proporcionaron la ayuda que necesitaban.

La mayoría de los cuidados de hospicio se proporcionan en los hogares de los pacientes, pero también se prestan servicios en instalaciones independientes, hogares de ancianos y centros de vida asistida. Las inspecciones reglamentarias y las auditorías financieras son poco frecuentes, lo que hace que el sistema sea un blanco fácil para los estafadores.

Las quejas sobre operadores sospechosos comenzaron a llegar a la línea directa de vigilancia de Medicare para personas mayores de California a mediados de 2017 y no han cesado, dijo Sandy Morales, quien supervisa la línea directa estatal financiada con fondos federales cuya misión es ayudar a los beneficiarios de Medicare a prevenir, detectar y reportar el fraude.

“Está por todo el sur de California: El condado de Riverside, Hemet, Indio, Long Beach, Los Ángeles, Bakersfield”, expuso. “En este momento, es enorme”.

Desde enero de 2019, su agencia ha remitido más de 100 casos de sospecha de fraude en hospicios a los investigadores federales, afirmó Morales. El consultorio de un médico en el condado de Los Ángeles informó recientemente que 10 pacientes parecían haber sido inscritos fraudulentamente por un hospicio.

Los defraudadores se aferran a un guión característico, tentando o engañando a los beneficiarios de Medicare para que se inscriban en servicios que no necesitan, dijo Morales. Envían a los reclutadores de puerta en puerta y a iglesias, bancos de alimentos, centros de ancianos y complejos de apartamentos, a menudo describiendo equivocadamente el hospicio como un beneficio “extra” de Medicare que paga las visitas de enfermería, las camas de hospital u otras necesidades.

‘No tiene sentido. No creo, siquiera, que haya 60 hospicios en Burbank que trabajen de manera correcta. No puede haber suficiente gente para 60 hospicios allí’.

— Jan Jones, directora ejecutiva de la red de la California Hospice Network

La pandemia ha generado nuevas formas de atraer a la gente, dijo, con reclutadores inescrupulosos que ahora atraen a los prospectos con desinfectante de manos, guantes y promesas de otros “regalos” con relación al COVID-19.

Muchos de los que se inscriben ni siquiera se dan cuenta de que están en un hospicio.

“Dirán: ‘No, no me estoy muriendo’. Quería ayuda con el mantenimiento de la casa y la cocina, ese es el motivo por el cual me inscribí”, dijo Morales.

En mayo de 2017, la hija de una paciente de Alzheimer le dijo a un investigador estatal que un vendedor del Hospicio All Seasons de Paramount inscribió a su madre con la promesa de atención de enfermería las 24 horas. Cuando nadie se presentó, llamó al hospicio y le dijeron que el único servicio de 24 horas era por teléfono.

El administrador del hospicio reconoció la falsedad del discurso de venta, pero en gran medida se encogió de hombros.

“Es una situación muy competitiva”, dijo el administrador a los inspectores, según un informe estatal que no nombró al empleado. “No tengo control sobre lo que estos vendedores hacen o dicen. Hacen lo que quieren y prometen cualquier cosa para conseguir al paciente”.

Los Centros de Medicare y Medicaid no respondieron a preguntas específicas sobre el alcance del fraude de los hospicios, pero dijeron en una declaración que la agencia busca agresivamente descubrirlo.

“CMS identifica el fraude, el desperdicio y el abuso en los servicios de hospicio utilizando análisis de datos de vanguardia, revisión médica e investigaciones de integridad de programas”, manifestó. “En casos de fraude potencial, CMS refiere a esos proveedores a la policía para una mayor investigación criminal y para acciones administrativas apropiadas”.

La Oficina del Inspector General del Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos informó en julio de 2018 que la facturación inapropiada y el fraude por parte de los proveedores de hospicios le cuesta a los contribuyentes “cientos de millones de dólares”, pero se desconoce el alcance total.

El organismo de control se negó a comentar el alcance del fraude en los hospicios y dijo que no podía proporcionar un recuento de los casos que había investigado. El Departamento de Justicia no respondió a las reiteradas solicitudes de sus cifras de enjuiciamiento.

Pero según las entrevistas con los proveedores de hospicios y los expertos de la industria, y un examen de las liberaciones de las fuerzas del orden sobre casos individuales, informes de licencias estatales, demandas y datos federales, el fraude es generalizado.

“El fraude en los hospicios sigue siendo absolutamente desenfrenado en Estados Unidos”, dijo Mark Schlein, un abogado de la firma Baum Hedlund de Los Ángeles que se especializa en demandas de denunciantes de hospicios. Él relaciona el fraude en gran parte con el crecimiento desenfrenado de la industria.

“Eso se traduce en mucho dinero pagado a las compañías de hospicios por los programas federales de salud”, expuso. “Cuando se le preguntó a Willie Sutton, ‘¿Por qué alguien roba bancos?’ respondió, ‘Porque ahí es donde está el dinero’”.

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Más de dos docenas de hospicios salpican una milla de largo del Boulevard de la Victoria, una arteria este-oeste en el Valle de San Fernando. Un edificio de oficinas en la cuadra 13600 de Van Nuys alberga 15 proveedores.

“Los hospicios han estado creciendo como hongos por aquí”, dijo uno de los inquilinos, que se negó a dar su nombre por temor a alienar a sus vecinos en el complejo, donde los alquileres mensuales empiezan en un atractivo precio de 399 dólares.

Muchos otros están en comunidades vecinas del Valle, todas son parte de un creciente semillero regional de hospicios con fines de lucro. Una gran cantidad tiene pequeñas operaciones, algunos comprados como inversiones por personas con poca o ninguna experiencia en el cuidado de la salud.

Desde 2010, el número de proveedores en el condado de Los Ángeles se ha disparado de 100 a 618, según datos federales.

North Hollywood es el hogar de 35 hospicios, mientras que Glendale tiene 60, Burbank tiene 61 y Van Nuys 63.

En comparación, el Estado de Nueva York y Florida tienen cada uno menos de 50.

Con una población de 103.000 habitantes, Burbank tiene una tasa per cápita de hospicios que es casi 40 veces el promedio nacional, según el análisis de The Times.

“No tiene sentido”, dijo Jan Jones, recientemente jubilada directora ejecutiva de la Red de Hospicios de California, una coalición de proveedores sin fines de lucro. “No creo, siquiera, que haya 60 hospicios en Burbank que trabajen de manera correcta. No puede haber suficiente gente para 60 hospicios allí”.

Nueva York, Florida y docenas de otros estados requieren que los posibles dueños de hospicios obtengan un “certificado de necesidad” para justificar la demanda de proveedores adicionales antes de que puedan obtener la licencia.

Los proveedores de California deben estar libres de condenas por delitos graves, pero hay pocos requisitos para iniciar u operar un hospicio. Lo que se necesita es obtener la licencia del estado y la certificación de Medicare, un proceso que solo cuesta unos pocos miles de dólares.

“No existe un punto de entrada de alto costo para iniciar un programa de hospicio, a diferencia de un hospital o un hogar de ancianos”, dijo Jones. “Creo que mucha gente piensa que es un negocio fácil, lo que francamente considero que está mal. Es muy complicado y complejo, y muy importante para la gente a la que servimos”.

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Con el crecimiento explosivo han surgido serios problemas de calidad de la atención.

La revisión del Times de más de 800 informes de licencias e inspecciones estatales reveló caso tras caso en que los pacientes fueron privados de cuidados reconfortantes debido a las acciones - o inacción - de los proveedores de cuidados del hospicio.

Medicamentos para el dolor mal administrados, infecciones descuidadas, falta de visitas de enfermería, asistentes sanitarios en el hogar incompetentes o deshonestos, todos fueron citados entre los cientos de violaciones que obligaron a los hospicios a elaborar planes para corregir los problemas pero que resultaron en poca o ninguna acción disciplinaria.

Ellie Craig Goldstein
Ellie Craig Goldstein tiene una foto de su hermano, Peter Craig, y su hermana, Joyce Craig. Las hermanas dicen que quedaron traumatizadas cuando nadie del hospicio vino durante sus últimas horas.
(Francine Orr / Los Angeles Times)

Los pacientes sufrían por falta de medicación para el dolor o tenían gusanos que salían de llagas supurantes en los pies y heridas en la cabeza, según muestran los registros de la inspección estatal. Otros murieron solos porque nadie del hospicio se presentó cuando se le necesitó.

“Nunca sanaremos de esa devastación”, dijo Joyce Craig sobre los últimos momentos de su hermano Peter Craig, de 74 años, socio de una empresa de contabilidad de Los Ángeles que murió de cáncer en 2017.

El Departamento de Salud Pública de California otorga licencias y regula los hospicios para asegurar que cumplan con los estándares estatales y federales, pero tiene una capacidad limitada para castigar a los infractores. Las únicas multas que puede imponer son por violaciones de la confidencialidad del paciente.

Para calificar para un hospicio, los pacientes deben ser certificados como enfermos terminales por los médicos que los atienden, si los tienen, y por un médico de hospicio. El proceso de certificación se presta para que se cometan fraudes.

El análisis de los datos federales realizado por el Times demostró que los hospicios de California lideraron la nación en violaciones por inscribir pacientes no terminales, registrando 57 deficiencias de este tipo desde 2008, casi tres cuartas partes de ellas en el condado de Los Ángeles.

Los siguientes estados más cercanos fueron Georgia y Louisiana con 22 deficiencias cada uno. Pero las cifras reales en California y en otros lugares son probablemente mucho más altas, debido a las variaciones en la forma en que los inspectores estatales codifican y categorizan los diagnósticos terminales.

Una investigación del Times encontró fallas en la atención en los hospicios, incluyendo medicamentos mal administrados, heridas descuidadas y citas perdidas.

Dic. 9, 2020

En el Hospicio Eleos de Van Nuys, los funcionarios estatales que tomaron muestras de los registros de cinco pacientes en diciembre de 2016 descubrieron que no había pruebas de que alguno de ellos tuviera una enfermedad terminal. La agencia estaba “reclamando o intentando reclamar el reembolso de los pacientes que no necesitaban cuidados y servicios de hospicio”, según un informe.

Los cinco fueron dados de alta rápidamente, pero los registros muestran que no se tomó ninguna medida contra el médico o el hospicio. El hospicio ha cambiado de manos en dos ocasiones desde entonces, según un nuevo propietario que tomó el relevo en agosto y dijo que no tenía conocimiento de esas deficiencias.

Los inspectores encontraron un escenario similar cuando examinaron los registros de dos pacientes de Orion Hospice Care Services en Valley Village en noviembre de 2018.

El director médico del hospicio, al recertificar a una paciente como enferma terminal, escribió que ella experimentaba un declive constante en su salud y en su apetito, y que estaba perdiendo peso. Pero eso no es lo que la paciente le dijo a un investigador estatal.

“No tuve dolor y mi apetito está bien”, dijo, “y no perdí nada de peso”.

De hecho, los registros mantenidos en la casa de acogida donde vivía la mujer mostraban que había aumentado siete libras en los tres meses anteriores.

El administrador del hospicio se negó a comentar cuando los inspectores le pidieron que lo explicara, y el director médico admitió que nunca había puesto a la mujer en una balanza, describiendo un método similar al que se usa en las ferias del Condado para adivinar el peso de alguien.

“Evalué su peso por mi propio juicio clínico, no por ninguna medida real documentada”, dijo el médico, según un informe de inspección estatal.

Los inspectores estatales no encontraron ningún registro que apoyara el diagnóstico terminal, ni los informes de inspección reflejan ninguna acción disciplinaria contra el doctor o el hospicio más allá de requerir un plan de acción correctiva.

Para una paciente del Hospicio Guiding Light en Sun Valley, la evaluación no pudo ser más sombría.

La mujer se fatigaba fácilmente, necesitaba ayuda para alimentarse, vestirse, bañarse, ir al baño, caminar, manejar dinero y medicamentos y podía hablar “menos de seis palabras inteligibles por día”, según un registro de inspección estatal. También era incontinente, tenía antecedentes de caídas y era olvidadiza, desorientada y vivía “confundida ante la inminencia de su muerte”.

Sin embargo, al ser entrevistada por los inspectores estatales, la mujer, identificada en un informe de licencia estatal solo como Paciente 1, aseguró que su única dolencia era algún dolor de espalda debido a la artritis.

“La Paciente 1 declaró que sabía que no estaba lista para morir, y se rio mientras negaba que tuviera un diagnóstico terminal, y una esperanza de vida de seis meses o menos”, según el informe.

La enfermera que hizo las terribles y detalladas evaluaciones insistió en que eran exactas, a pesar de todas las pruebas que mostraban lo contrario. No se tomaron medidas disciplinarias, pero cuando los inspectores regresaron para un seguimiento 16 meses después, Guiding Light había cerrado su oficina.

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An office building in the San Fernando Valley is home of numerous hospice providers
Este edificio de oficinas en el Valle de San Fernando es el hogar de varios proveedores de servicios de hospicio. Desde 2010, el número de proveedores en el condado de Los Ángeles se ha disparado de 100 a 618, según datos de Medicare.
(Francine Orr / Los Angeles Times)

Karen Álvarez al principio no pensó mucho en los visitantes del Hospicio Ace of Hearts que se presentaron en la Villa de Retiro Sierra de Lancaster con montones de comida rápida. Después de todo, el administrador del apartamento dijo que muchos de sus inquilinos de bajos ingresos estaban agradecidos por una comida de cortesía.

Pero Álvarez pronto se vio afectada por las agresivas tácticas del personal del Ace of Hearts, que se hizo cargo del vestíbulo todos los miércoles y ‘arrastró’ a los residentes a sus unidades para ofrecerles cuidados “gratuitos” en el hospicio, camas de hospital, todo ello facturable a los contribuyentes.

“La gente del hospicio es cordial y te habla con amabilidad. Son comprensivos y agradables”, dijo. “No vienen en enjambres como abejas, como esta gente lo hizo”.

Pocos hospicios personifican mejor los problemas más serios que afligen a la industria - o subrayan el fracaso de los reguladores para abordarlos - que Ace of Hearts.

Más de una docena de pacientes no eran enfermos terminales y nunca debieron ser inscritos, según una denuncia penal por delito grave e informes estatales que detallan una letanía de deficiencias.

Con sede en una pequeña oficina en Foothill Boulevard en Tujunga, el hospicio acumuló al menos 115 violaciones reglamentarias desde 2014 hasta 2016, la segunda con más violaciones entre los 1.200 proveedores de California durante la última década, según muestran los registros federales.

Los detalles de las violaciones llenan casi 200 páginas de informes de inspección del estado que relatan el mal manejo de los medicamentos, las llagas descuidadas y las repetidas visitas perdidas de enfermeras y asistentes de salud en el hogar.

En el caso de un paciente, los asistentes de enfermería no se presentaron a 18 visitas seguidas en un lapso de varios meses.

“Debe haber sido un fallo informático”, fue como el administrador de Ace of Hearts lo explicó a los inspectores estatales, que encontraron otras docenas de visitas perdidas de pacientes.

La propietaria de Ace of Hearts, Rozanna Avetyan, de 42 años, que firmó los informes de inspección como administradora, no respondió a las peticiones de entrevistas dejadas a una persona en su casa del rancho Stevenson y a una mujer que respondió a su teléfono móvil pero que no se identificó.

Su abogado, Donald Marks, no respondió a repetidos mensajes de teléfono y de correo electrónico.

Elegir un hospicio de buena reputación puede ser una tarea difícil en un momento emocional mente duro para las familias.

Dic. 9, 2020

En 2016, el gobierno pagó al hospicio unos 450.000 dólares por 29 pacientes, de los cuales casi dos tercios fueron dados de alta vivos, según los datos de Medicare. Aunque los pacientes del hospicio pueden ser recertificados para recibir atención durante más de seis meses, los funcionarios federales dicen que las estancias muy largas y las elevadas tasas de “altas con vida” son indicadores potenciales de fraude.

La tasa de altas con vida del 62% de Ace of Hearts en 2016 fue casi seis veces más elevada que la tasa nacional de ese año, según el análisis de los datos de Medicare realizado por The Times.

En octubre, los inspectores estatales no encontraron evidencia de enfermedades terminales en tres de los 11 pacientes muestreados. Algunos habían sido admitidos por el director médico del hospicio, que firmó las certificaciones electrónicamente, según muestran los registros de inspección del estado.

El médico no identificado, cuyo consultorio estaba en Palm Springs, a más de 100 millas de Tujunga, dijo a los funcionarios estatales que no recordaba a algunos de los pacientes y que no sabía cómo su firma aparecía en sus certificaciones.

“No me gustan las computadoras, así que no las uso”, aseguró, según un informe de licencia del estado. “No firmé nada electrónicamente”.

Las certificaciones inadecuadas tuvieron serias ramificaciones: Algunos pacientes no terminales que se inscribieron se quedaron atónitos al saber que habían perdido su cobertura médica existente en el proceso, según el informe.

Al menos dos perdieron su cobertura de la HMO cuando se inscribieron en el hospicio sin que se les dijera que podían negarse. Uno se inscribió mientras estaba en un centro de vida asistida, según muestran los registros de licencias del estado, y el otro mientras residía en un hogar de acogida.

“La HMO ni siquiera lo ve en la sala de emergencias, y él no lo entiende”, dijo la propietaria de la casa de acogida a los investigadores del estado, según un informe estatal.

Cuando se le presionó para que diera una explicación, el administrador de Ace of Hearts culpó a la propietaria de la casa de acogida por remitir al hombre, que desarrolló serias llagas en la cama mientras estaba en el hospicio.

“No tuve nada más que problemas con la propietaria del hospital”, dijo el administrador. “Ahora el paciente tiene múltiples heridas. Le dije a su cuidador que aquí no atendemos heridas”.

El mal cuidado de las heridas no era más evidente que en el caso de un paciente tratado por una enfermera de Ace of Hearts que carecía de suficientes gasas limpias para vendar una grave llaga en el pie.

Fue solo una de una larga lista de deficiencias graves a lo largo de los años.

“El efecto acumulativo de estas prácticas sistémicas resultó en el fracaso de la agencia de hospicios para asegurar la provisión de atención médica de calidad en un ambiente seguro”, dijo un informe de inspección de 2016.

A pesar de todos esos problemas, Ace of Hearts siguió funcionando durante tres años. Eventualmente desapareció no por los reguladores estatales sino por sus propias visitas semanales de entrega de desayunos gratis a Sierra Retirement Village y al cercano Centro de Retiro de Aurora Village.

Álvarez, la gerente del complejo Sierra, dijo al Times que dos agentes federales pasaron un día para interrogarla sobre las visitas y las ofertas de sobornos de hasta 300 dólares por paciente de Avetyan, quien también era dueño del Team Hospice en Lancaster.

“No me interesaba en absoluto”, dijo Álvarez, que no fue acusada de mala conducta, con relación a las comisiones. “Dije: ‘No, tengo un trabajo, no necesito eso’”. Las autoridades habían sido informadas por una trabajadora social del Condado que se sorprendió de que a una residente que estaba visitando se le había dado una “cama de hospicio” a pesar de que no estaba enferma, expuso Álvarez.

En 2018, la oficina del fiscal general de California presentó cargos por fraude contra Avetyan y otras cuatro personas, alegando que sus hospicios habían facturado a Medicare y a Medi-Cal 1.2 millones de dólares por pacientes no elegibles.

Avetyan había pagado más de 180.000 dólares en sobornos por remisiones ilegales, algunas de ellas realizadas por una mujer que trabajaba en el consultorio de un médico y obtuvo nombres de la lista de pacientes, según alegaron los fiscales en una denuncia penal.

Otro médico, la Dra. Blanca Galapon, ahora de 80 años, fue acusada de certificar falsamente a una docena de pacientes como enfermos terminales a cambio de pagos no especificados de Avetyan, según la denuncia.

Avetyan se declaró culpable en abril de 2019 de un cargo de conspiración para pagar y aceptar sobornos del seguro y se le dio una sentencia suspendida de seis meses de cárcel y cuatro años de libertad condicional.

Galapon y otros acusados se declararon culpables por el aplazamiento de la acusación o la libertad condicional.

En enero, Avetyan fue excluida de todos los programas federales de salud, incluyendo Medicare y Medicaid, por al menos cinco años. A principios de la primavera, Ace of Hearts y Team Hospice cerraron sus oficinas.

Pero documentos de la corte y otros registros públicos indican que Avetyan buscó continuar involucrada en la industria de los hospicios.

Al menos cinco hospicios con sede en un edificio de oficinas de Van Nuys parecen haber sido derivados directamente de Ace of Hearts o tienen vínculos significativos con él, según el Times. Las biografías en línea que enumeran a dos jóvenes como directoras de los cinco hospicios describen a ambas como antiguas empleadas de Ace of Hearts.

Investigaciones del Times

Historias como esta no pueden hacerse sin su apoyo.

Una de ellas, Arpine Melikyan, se graduó en 2019 en Cal State Los Angeles, fue contadora de Ace of Hearts y ahora dirige otros dos proveedores, Life Hospice y High Care Hospice.

En una demanda de 2019, Avetyan alegó que accedió a pagar a Melikyan 5.000 dólares al mes y a proporcionarle personal y otros recursos a cambio de una participación del 30% en los dos hospicios. Melikyan se negó a hacer comentarios sobre la demanda, que la acusa de renegar del trato.

Avetyan debe volver al tribunal el 16 de diciembre, acusada de violar su libertad condicional.

Los fiscales no dieron detalles, pero dijeron en un correo electrónico a The Times que ella continuó facturando a Medi-Cal por servicios de hospicio después de haber sido excluida del programa.

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