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Las cenas al aire libre regresan a Los Ángeles con las nuevas reglas de COVID-19: Televisores apagados, no más de 6 por mesa

Diners at the San Pedro Brewing Company.
(Caroline Cole / Los Angeles Times)
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Por primera vez en más de dos meses, los angelinos confinados ahora pueden comer algo en uno de los restaurantes de la región y quedarse un rato para saborearlo.

Los Ángeles revocó oficialmente su prohibición de comer al aire libre el viernes, eliminando el candado impuesto a los patios de los restaurantes luego de un prolongado cierre de salud pública.

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La medida representa no solo un impulso desesperadamente necesario para la industria culinaria del condado, que ha sido golpeada durante meses por cierres y restricciones destinadas a frustrar la transmisión del coronavirus, sino también la relajación de lo que resultó ser una de las disposiciones de salud controvertidas.

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Sin embargo, es igualmente importante lo que los funcionarios dicen que la decisión no representa: un fin inminente de la crisis del COVID-19 o una señal de que los residentes pueden dejar de lado las prácticas y protocolos destinados a obstaculizar la propagación del virus mortal.

Restaurants along Pier Plaza in Hermosa Beach return to outdoor dining.
Los restaurantes a lo largo de Pier Plaza en Hermosa Beach volvieron a abrir el viernes para comer al aire libre bajo restricciones de coronavirus relajadas en todo el estado.
(Jay L. Clendenin / Los Angeles Times)

“Nuestras cifras en ningún área han bajado a donde estaban antes del aumento repentino”, señaló esta semana la directora de Salud Pública del Condado, Bárbara Ferrer.

“Y, de hecho, existe la preocupación, como ha existido en el pasado, de que cuando se reabren las puertas se crean más oportunidades para que la gente se entremezcle, y muchos entienden esto como, ‘No tenemos un gran problema’. Y eso no funcionará para nosotros”.

Aún así, Los Ángeles ha experimentado una mejora significativa en prácticamente todas sus mediciones de coronavirus en las últimas semanas, lo que lleva a un creciente optimismo de que la región finalmente está dejando atrás la peor ola de la pandemia.

Adrian Ramirez, 29, right, enjoys a meal with friend Bobby Aksagul, 29.
“Es nuestra primera vez en el mundo real”, manifestó Adrián Ramírez, de 29 años, a la derecha, mientras disfrutaba de una comida el viernes con su amigo Bobby Aksagul, de 29 años, en el restaurante Mel’s Drive-In de Sherman Oaks. “La camarera nos dijo que éramos sus primeros clientes al aire libre”, dijo Ramírez.
(Genaro Molina / Los Angeles Times)

“Estamos en declive. Me siento cómoda diciendo, en este momento, que estamos fuera de la oleada”, señaló Ferrer al Ayuntamiento de Los Ángeles el miércoles.

La revocación de la prohibición de comer al aire libre es una de las señales más claras hasta ahora de que el condado va en una dirección más positiva. Los funcionarios de salud de Los Ángeles suspendieron originalmente la actividad a fines de noviembre, en medio de un número creciente de nuevos contagios por coronavirus.

Poco después, California emitió una nueva orden regional de quedarse en casa que cubre todo el sur del estado y que amplió la prohibición de comer al aire libre e impuso otra serie de restricciones.

Con la mejora de las condiciones, el gobernador Gavin Newsom anunció el lunes que esas medidas se cancelarían en todo el estado. Muchos restaurantes en las áreas afectadas pudieron reabrir para comidas al aire libre a principios de esta semana, pero Los Ángeles se retrasó y los funcionarios dijeron que querían elaborar medidas de seguridad adicionales.

En las semanas transcurridas desde que entró en vigor la prohibición de comer al aire libre, algunos críticos exigieron ver los datos que la justificaban y cuestionaron si sus beneficios excusaban el dolor económico que sufrirían los restaurantes.

Los funcionarios de salud del condado, sin embargo, han dicho que el peligro de transmisión del coronavirus aumenta durante cualquier actividad cuando las personas pasan períodos prolongados de tiempo cerca de quienes están fuera de sus domicilios sin usar cubrebocas.

“Tenemos mucha preocupación porque ese es un lugar donde la gente se quitará las mascarillas”, señaló Ferrer sobre las comidas al aire libre. “Comúnmente están allí con quienes pueden no ser de su mismo domicilio y hay trabajadores que necesitan protección adicional”.

Junto con los restaurantes, las cervecerías de Los Ángeles también pueden reabrir para cenar al aire libre y las cavas pueden ofrecer degustaciones de la misma forma.

Según las nuevas reglas del condado, los asientos para comer en exteriores y para el servicio de vinos deben estar limitados al 50% de la capacidad, con mesas colocadas al menos a dos metros y medio de distancia.

Los asientos al aire libre también estarán limitados a no más de seis personas por mesa, y todos los que se sienten juntos deben ser del mismo domicilio, según exige la disposición de salud.

En un guiño a las preocupaciones en torno al Super Bowl y otros eventos deportivos que podrían mantener a la audiencia cerca durante períodos prolongados, la orden también estipula que “los televisores u otras pantallas que transmiten programación deben permanecer apagadas hasta nuevo aviso”.

Aunque el condado ha visto disminuir sus tasas de casos, “el riesgo de transmisión comunitaria sigue siendo muy alto”, según el Dr. Muntu Davis, oficial de salud.

“No existe tal cosa como que no hay riesgo en un restaurante o en cualquier otro lugar donde haya personas de diferentes domicilios juntas”, informó durante una sesión informativa el viernes.

Sobre este punto agregó: “Realmente debemos ser cautelosos a medida que avanzamos, dado que se avecina un evento deportivo importante”, y no es raro que la gente “grite, vocifere o clame durante la emoción de un juego”.

Si las condiciones mejoran, Davis señaló que el condado considerará los cambios a sus reglas según sea necesario.

“En este momento, tenemos que facilitar estas reaperturas”, indicó. “Queremos que estos casos continúen bajando, nuestras hospitalizaciones sigan reduciéndose. Nuestros trabajadores de la salud han estado haciendo una gran labor, están cansados”.

Las mejoras recientes, aunque indudablemente bienvenidas, ocultan la magnitud del último aumento.

A mediados de noviembre, los funcionarios de salud del condado advirtieron que implementarían la prohibición de comer al aire libre si el promedio de cinco días de nuevos casos de coronavirus llegaba a 4.000, o si las hospitalizaciones superaban las 1.750 por día.

Esos umbrales parecían casi impensables en ese momento, ya que habrían representado un regreso a los números de la virulenta ola del verano.

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Ahora, sin embargo, lograr que los casos y las hospitalizaciones alcancen los niveles que alguna vez fueron amenazantes representaría un progreso significativo. Durante los últimos cinco días, el condado ha promediado más de 6.500 nuevos casos diarios de coronavirus, según datos compilados por el Times.

Eso ha caído significativamente desde hace unas semanas, pero sigue siendo más alto que cualquier nivel visto antes del último aumento.

Las hospitalizaciones por COVID-19 también están disminuyendo a un ritmo constante, cayendo un 25% en todo el condado durante las últimas dos semanas. Sin embargo, el número de angelinos hospitalizados por coronavirus el jueves (5.669) sigue siendo más del doble que la cumbre de la oleada de verano.

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Los funcionarios reconocen que la reapertura más amplia de la economía podría poner en peligro el progreso. El COVID-19 es una enfermedad contagiosa y puede propagarse amplia y rápidamente, a medida que las personas entran en contacto con mayor frecuencia sin tomar precauciones, como cubrirse el rostro y mantener la distancia física.

A menos que las empresas y los residentes se mantengan fieles a los protocolos vigentes, los funcionarios dicen que el condado corre el riesgo de no poder avanzar con la rapidez y amplitud que todos quisieran.

“Realmente dependerá de todos, en términos de hacer lo correcto”, señaló Davis.

Para leer esta nota en inglés haga clic aquí

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