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¿Te gusta cenar al aire libre? San Diego permite que los restaurantes sigan sirviendo en las aceras

Los clientes disfrutan de la comida fuera de la pizzería Landini's en Little Italy a principios de octubre.
(Kristian Carreon/For The San Diego Union-Tribune)

La ciudad se prepara para la nueva normativa que entrará en vigor el próximo mes de julio y establece reglas permanentes para los comedores exteriores.

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Un experimento de más de un año de duración sobre las cenas al aire libre, destinado a ayudar a los restaurantes de San Diego, tan castigados económicamente, a sobrevivir a la pandemia, se convertirá ahora en un elemento permanente, gracias a las medidas adoptadas el martes por el Ayuntamiento.

La nueva normativa de restaurantes al aire libre, la primera de su clase en San Diego, permitirá a los propietarios de restaurantes ampliar sus asientos al aire libre en las aceras y los espacios de estacionamiento con o sin parquímetro situadas frente a sus locales, siempre que paguen una tarifa, un requisito que hasta ahora no se había impuesto.

Spaces as Places, como se conoce el programa, entrará en vigor el próximo mes de julio, cuando expire el programa actual. Incluirá una serie de normas de diseño y seguridad que permitirán a los restaurantes instalar plataformas para sentarse a lo largo de bordillos sin pintar, amarillos o verdes, siempre que estén a una distancia mínima de 6 metros de una intersección, esquina de una calle, callejón o camino para entrada vehicular.

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Sin embargo, no se permitirán estos comedores al aire libre en los bordillos rojos, azules o blancos ni en los callejones. También estarán limitados a calles con límites de velocidad no superiores a 30 millas por hora, un aspecto de la nueva ordenanza que suscitó algunas diferencias de opinión entre los miembros del cabildo.

La votación del martes fue de 6 a 2, con el voto en contra de los regidores Joe LaCava y Sean Elo-Rivera porque consideran que el público estará mejor protegido si el máximo límite de velocidad es de 25 millas por hora.

El regidor Stephen Whitburn señaló que los negocios a lo largo de tres segmentos de calles clave en su distrito —Fourth Avenue y Fifth Avenue en Bankers Hill y University Avenue en North Park— ya no podrían tener comedores en la calle si el máximo límite de velocidad es de 25 mph.

El regidor Chris Cate no estuvo presente en la audiencia.

La incursión de San Diego en la ampliación de las cenas al aire libre el año pasado fue un éxito tan grande para los restaurantes que se esforzaban por cumplir con las cambiantes normas para comer en interiores, que los funcionarios de la ciudad decidieron crear un plan para mantener el popular programa permanentemente.

Al menos dos miembros del cabildo señalaron que la expansión de los restaurantes al aire libre ha sido uno de los pocos resultados positivos de la pandemia.

“Este es uno de los aspectos positivos que hemos visto en el horrible calvario que ha supuesto la pandemia de COVID-19”, dijo la regidora Marni von Wilpert.

“Las empresas dependen realmente del ingenio de la ciudad para ayudarles a recuperarse. Como sabemos, las repercusiones económicas de esta pandemia aún no han terminado”.

Clientes cenando al aire libre en Buona Forchetta en South Park.
(Kristian Carreon/For The San Diego Union-Tribune)

Aunque hasta ahora los comercios se han librado de tener que pagar tarifas por el derecho a erigir lo que los urbanistas en inglés denominan streetaries, por la combinación de calle y comedor para referirse a las estructuras exteriores ahora estarán sujetos a tarifas anuales por permisos de dos años, que oscilan entre los 10 y los 30 dólares por metro cuadrado. Las tarifas varían en función de la zona de la ciudad en la que se ubiquen los negocios.

El departamento de planificación de San Diego emplea un índice de equidad climática que se basa en factores ambientales y socioeconómicos para determinar si el propietario de un negocio pagará 10, 20 o 30 dólares por pie cuadrado.

Como ejemplo, el cargo anual por un permiso de dos años para un espacio de 200 pies cuadrados oscilaría entre 2000 y 6000 dólares. La plaza de estacionamiento media ocupa unos 200 pies cuadrados. También se cobrará una tasa de impacto urbanístico más nominal.

Una parte de los ingresos procedentes de la nueva tarifa de permiso se utilizaría para recuperar totalmente los costos de administración y aplicación del programa, pero los fondos restantes podrían destinarse a mejoras como la ampliación de las aceras y de los carriles ciclistas y otras mejoras para hacer las calles más atractivas para los peatones y los ciclistas.

El dinero de las tarifas también ayudaría a impulsar las comidas al aire libre en las zonas de menores ingresos.

Aunque el cabildo acordó establecer el límite máximo de velocidad en 30 mph para las estructuras de comedor al aire libre a lo largo de las calles, algunos miembros señalaron que hay una nueva ley estatal que entrará en vigor el 1 de enero que permitirá a los municipios reducir los límites de velocidad a lo largo de las calles de la ciudad.

Alentaron al personal de la ciudad a perseguir eso con la esperanza de asegurar que todos los cafés al aire libre en el derecho de paso público estén solo en las calles con un máximo de 25 mph.

A pesar de que la ciudad se prepara para aplicar el nuevo programa, sigue tomando medidas contra los negocios que no han obtenido los permisos para sus estructuras o que las han construido infringiendo los códigos municipales y de incendios.

Varios restaurantes construyeron estructuras en sus espacios de estacionamiento o aceras, pensando que estaban permitidas, solo para enterarse más tarde de que no están permitidas y deben ser retiradas.

En mayo, los departamentos de servicios de desarrollo y de bomberos de la ciudad enviaron cartas a los titulares de los permisos y a los solicitantes para avisarles de que tenían hasta el 14 de julio de este año para adecuar sus estructuras de comedor al aire libre. Si no lo hacían, se exponían a la revocación de sus permisos.

Entre las infracciones que los investigadores de cumplimiento del código están observando se encuentran las cubiertas y barandillas de más de 45 pulgadas de altura y los revestimientos aéreos como los techos. Otro problema es que las estructuras de carpas y toldos se permitían solo para uso temporal, definido como un período de 180 días o menos, según el código de incendios de California, y ahora tienen que ser retiradas.

Hasta la fecha, los inspectores de la ciudad han visitado más de 100 negocios, a raíz de denuncias o como resultado de lo que han observado directamente en el curso de su trabajo, dijo Scott Robinson, portavoz de los servicios de desarrollo. Hasta ahora, 53 han recibido órdenes de sanción civil, y se están preparando otras 18 para su emisión, dijo Robinson.

Entre las docenas de restaurantes que han recibido avisos de que están en infracción se encuentran Cucina Urbana, Hob Nob Hill, Royal India y Puesto La Jolla.

“No es la intención del departamento de ser punitivo”, dijo el director de servicios de desarrollo Elyse Lowe en una entrevista. “Estamos tratando de conseguir el cumplimiento para que las empresas puedan seguir operando de una manera segura. No estamos aquí para quitarle dinero a las pequeñas empresas, de hecho, todo lo contrario. Hemos sido increíblemente indulgentes al permitir un uso temporal que nunca se había permitido en la ciudad para que puedan superar este difícil momento que ha provocado la pandemia”.

Reconociendo que la ciudad iba a empezar a ser más estricta en la adecuación de las estructuras de los comedores al aire libre, la Little Italy Association empezó a presionar a la oficina del gobernador Gavin Newsom hace unos meses con la esperanza de conseguir una orden ejecutiva que permitiera efectivamente a los restaurantes mantener sus estructuras en las aceras y sus instalaciones de iluminación exterior hasta el próximo mes de julio.

Con la ayuda de la Asociación de Restaurantes de California, se presentó una petición firmada por unos 40 restaurantes a los líderes de la Asamblea estatal, sin éxito, dijo Marco Li Mandri, administrador ejecutivo principal de Little Italy Association. Se enteró la semana pasada de que la oficina de Newsom, tras una última petición, no estaba dispuesta a aplicar nada a nivel estatal en este momento.

“Le doy crédito a la ciudad por ser lo más complaciente posible, y tengo que decir que esto salvó los negocios de la gente”, dijo Li Mandri.

“Pero ahora tenemos que desmontar esos techos, y estamos buscando generadores eléctricos portátiles para iluminar las instalaciones y buscando conseguir paraguas. Siempre hemos sabido que, con el tiempo, tendríamos que hacer permanentes esas estructuras temporales, pero esperábamos poder mantenerlas como están ahora hasta conseguir los permisos permanentes”.

Michael Georgopoulos, propietario de Huntress y Rustic Root, ambos en el Gaslamp Quarter, dice que sus estructuras exteriores son más grandes, de unos 600 y 800 pies cuadrados, y que tendrán que quitarles el techo, dada la normativa del código de incendios estatal que las prohíbe.

Georgopoulos, quien también forma parte de la junta directiva de la Gaslamp Quarter Association, dijo, “...estoy seguro de que en algún momento acudirán a mí. Este programa es estupendo para que Gaslamp obtenga más metros cuadrados para comer al aire libre, pero se perderán muchos de los ingresos de los parquímetros de los que dependemos. Así que, por un lado, es estupendo tener estas estructuras, pero tenemos que seguir obteniendo los ingresos de los parquímetros de los que dependemos”.

Además de permitir de forma permanente que se pueda comer en las calles de la ciudad, la nueva normativa también contempla otras opciones, como las ampliaciones de bordillo en las que la acera se prolonga de forma permanente en el carril de estacionamiento, los paseos públicos mediante el cierre de calles enteras y las cenas en estacionamientos de restaurantes de propiedad privada.

El programa Spaces as Places estará disponible para los propietarios de negocios 30 días después de la segunda lectura de la ordenanza por parte del Ayuntamiento, que se espera para el próximo mes.

Antes de que la nueva normativa pueda entrar en vigor en las zonas costeras de la ciudad, tendrá que ser aprobada por la Comisión Costera de California, lo que los responsables municipales creen que puede ocurrir antes del próximo mes de julio.

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