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Por qué al mercado laboral le espera una larga y accidentada recuperación

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Un camarero habla con un cliente en el Gotham Bar and Grill de Nueva York en 2018. El restaurante espera reabrir este verano, pero es probable que tenga solo 35 empleados en lugar de los 100 que tenía antes de cerrar el pasado marzo.
(Associated Press)
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Cuando David Spatafore mira a la economía gravemente afectada por la pandemia de COVID-19, cree que se avecinan buenos tiempos.

“Nuestro plan en este momento es tener un espectacular verano como en 2020”, dijo el propietario de la empresa de restaurantes de San Diego Blue Bridge Hospitality.

La demanda acumulada tras casi un año de distanciamiento social y cierres ha creado una gran reserva de demanda de consumo, piensa, y los clientes hambrientos por salir pronto volverán a surgir.

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Pero hay una trampa: Spatafore no espera volver a contratar a todos los casi 400 empleados que tenía en el punto álgido de su negocio antes de que se produjera la pandemia

Muchos economistas están de acuerdo con Spatafore en ambos aspectos: Habrá una reactivación de la economía para el Día del Trabajo, pero tras un estallido inicial de contrataciones, se observará un panorama más sombrío para los trabajadores.

La capacidad de la pandemia para expulsar del mercado laboral a estadounidenses que antes eran autosuficientes quedó demostrada una vez más a escala nacional cuando el Departamento de Trabajo publicó el pasado viernes una nueva ronda de datos sobre el empleo.

A pesar de una cierta estabilización de los nuevos casos de coronavirus y de una oleada de esperanza luego de que la administración Biden impulsó la aceleración de la vacunación, el crecimiento del empleo se estancó en enero por segundo mes consecutivo.

La economía añadió unos escasos 49.000 puestos de trabajo el mes pasado, tras perder 227.000 en diciembre. La tasa de desempleo del país bajó del 6.7% al 6.3%, pero esto se debió en gran medida a que cientos de miles de personas abandonaron la población activa. El mes pasado se produjeron más despidos permanentes, y el 40% de los 10 millones de desempleados oficiales llevan ya más de seis meses sin empleo.

El impacto económico de mayor alcance de la pandemia puede implicar la aceleración e intensificación de las tendencias que ya están en marcha.

Incluso si el presidente Biden tiene un éxito relativo a la hora de afrontar los retos, la mayoría de los analistas prevén que la recuperación en materia de empleo será larga y lenta. Los mercados de valores ya se han restablecido. Y la Oficina Presupuestaria del Congreso, que no es partidista, ha previsto que la producción económica de Estados Unidos se recupere por completo este verano, pero no el empleo, no hasta 2024.

Suponiendo 2 billones de dólares de gasto fiscal adicional, Mark Zandi, de Moody’s Analytics, predijo que todos los puestos de trabajo volverían en mayo de 2023, lo que supone más de tres años para una recuperación completa.

La pandemia ha desencadenado cambios potencialmente profundos en el comportamiento de los consumidores y en modelos empresariales muy arraigados. También ha acelerado modificaciones que ya estaban en marcha antes de que el coronavirus arrasara el país.

Muchos de estos cambios pueden ser bienvenidos, pero también perturbarán los puestos de trabajo de millones de trabajadores y empresas, aunque finalmente surjan nuevas oportunidades laborales.

Algunos puestos de empleo se desplazarán de los distritos comerciales urbanos a zonas más residenciales a medida que más personas trabajen desde casa. En enero, el Departamento de Trabajo dijo que el 23% de los empleados laboran desde casa.

También es posible que la pandemia haga perdurable: el incremento de las compras en línea y la entrega a domicilio de todo tipo de productos, desde medicamentos recetados hasta verduras frescas, y el aumento de los trabajos “por encargo”. Es posible que haya menos dependientes en las tiendas, pero más representantes del servicio de atención al cliente que gestionen los pedidos online.

Y muchos de los empleos anteriores a la pandemia simplemente no existirán.

Durante varios años, Lillian Isabella, actriz y dramaturga, complementó sus ingresos interpretando el papel de una paciente para ayudar a los estudiantes de medicina a prepararse para un examen que ponía a prueba sus habilidades. Es una de los cientos de personas de todo el país que han interpretado a “pacientes estandarizados” en diversos programas para formar mejores médicos.

Pero la semana pasada, después de poner en pausa esa prueba de habilidades clínicas durante la pandemia, los funcionarios encargados de otorgar licencias médicas en Estados Unidos decidieron suprimirla definitivamente, un doloroso recordatorio de cómo el daño económico del COVID-19 puede tocar hasta los más pequeños rincones de la economía.

“Era una buena forma de tener un trabajo estable”, dijo Isabella, de 31 años, que vive en Nueva York.

En San Diego, Spatafore ve algunos de esos mismos factores en juego en su empresa, que gestiona media docena de restaurantes, un club de playa, una tienda de postres y un mercado público.

El pasado mes de marzo, Spatafore despidió a la mayoría de sus empleados, llamándolos uno a uno. Su empresa sobrevivió a los cierres de primavera con la ayuda de sus familiares y un préstamo gubernamental de 1.2 millones de dólares, y volvió a tener 280 empleados el verano pasado antes de que la última oleada de COVID redujera su nómina a menos de 100.

“Han sido 11 meses de montaña rusa”, dice.

Ahora está subiendo de nuevo, pero, aunque las condiciones sean las mismas que antes del brote de coronavirus, Spatafore no cree que su plantilla vuelva a los niveles anteriores a la pandemia. Durante el último año, sus dos pizzerías, por ejemplo, pasaron de ser negocios de servicio completo, con cena, a un servicio de mostrador con recogida de pedidos, primero por necesidad, pero luego porque el cambio resultó ser un modelo exitoso.

“No vamos a volver atrás, lo que significa que no volveríamos a contratar camareros y camareras ni tantos ayudantes de camarero”, dijo.

En enero, el empleo en restaurantes y bares de EE.UU no tuvo crecimiento alguno, y ahora representa casi una cuarta parte de los puestos de trabajo que aún no se han recuperado.

Otros puestos de trabajo relacionados con el ocio y los viajes también siguen en el fondo. La industria hotelera se vio sacudida tras la predicción del cofundador de Microsoft, Bill Gates, el pasado mes de noviembre, de que más del 50% de los viajes de negocios se perderán en las secuelas de la pandemia.

Algunos hoteleros están hablando de la posibilidad de limpiar las habitaciones solo bajo demanda -y de pago-, lo que probablemente reducirá la necesidad de empleados de limpieza, expuso Robert Cole, analista principal de Phocuswright, una empresa de investigación del mercado de viajes. Otros hoteles ya emplean el registro de entrada y salida sin contacto.

“Va a ser un camino con altibajos y muy accidentado”, dijo Cole sobre la contratación y la recuperación del empleo y el negocio hotelero.

El panorama del comercio minorista también está cambiando. En enero, el empleo en las tiendas seguía siendo inferior en 330.000 personas a los niveles de hace un año, pero en el último año se han creado casi tantos puestos de trabajo en los servicios de almacenamiento y entrega.

En Comfort One Shoes, la cadena de calzado al por menor en el área de Washington, D.C., las ventas del año pasado fueron aproximadamente la mitad de lo que fueron en 2019, dijo Garrett Breton, presidente de la compañía. Pero sus ingresos online subieron más del 120%.

Tiene 45 empleados en este momento y proyecta que subirá a unos 75 cuando las cosas vuelvan a la normalidad, en comparación con más de 100 antes de la pandemia, en parte por el golpe a las zonas comerciales tradicionales.

“Creo que los centros urbanos del centro de la ciudad están profundamente marcados y no volverán solo porque la gente esté vacunada”, manifestó.

Jed Kolko, economista jefe del sitio de empleo en línea Indeed, espera que el trabajo en la mayoría de los sectores se recupere, pero las perspectivas a largo plazo para algunos están llenas de más riesgos.

“Algunas de las mayores incógnitas sobre lo que ocurrirá después de la pandemia son la magnitud de algunos de estos cambios: de la venta al por menor en persona a la entrega, del trabajo en la oficina al empleo a distancia, de la reducción del gasto en servicios a diferentes bienes”, expuso. “Algunos de ellos pueden ser permanentes”.

Para leer esta nota en inglés haga clic aquí

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