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Veteranos deportados cruzan la frontera unos minutos para ser vacunados

Robert Vivar (izq.) organiza a grupo de veteranos deportados previo a ser vacunados contra COVID-19
Robert Vivar (izq.) organiza a grupo de veteranos deportados previo a ser vacunados contra COVID-19 en el cruce fronterizo de San Ysidro.
(Alexandra Mendoza/U-T)
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Un grupo de veteranos deportados cruzó momentáneamente la frontera este miércoles para recibir la vacuna contra COVID-19, como parte de una clínica realizada por el Departamento de Asuntos de los Veteranos (VA).

Uno de ellos fue el ex integrante de la Marina estadounidense, Milton Tepeyac, quien hizo el viaje desde Sonora.

Hace un par de días, mientras buscaba casas en renta en Hermosillo, encontró una publicación en Facebook que anunciaba la clínica a realizarse en el cruce fronterizo de San Ysidro.

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Motivado por sus familiares y amigos, buscó vuelos a Tijuana, pero debido a la premura los precios eran elevados. Por ello, optó por hace el viaje en autobús, lo que le tomó cerca de 14 horas.

“El simple hecho de que estén haciendo esto ya es un logro increíble”, consideró Tepeyac de 45 años.

Asuntos Veteranos en colaboración con el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) se puso en contacto con veteranos que vivieran en o cerca de la frontera, para informarles tanto de la vacuna como de otros beneficios a los que son elegibles, explicó la doctora Jennifer MacDonald, asesora principal con VA.

En total, 21 personas, entre ellas familiares de veteranos deportados, recibieron la vacuna Johnson & Johnson de una sola dosis en una clínica especial instalada en las inmediaciones del cruce peatonal PedEast.

Veteranos y algunos familiares fueron llamados en turnos de cinco personas, y una vez que eran vacunados y monitoreados en el lado estadounidense, fueron retornados a México por el mismo cruce peatonal para continuar con el siguiente grupo.

“El escuchar su agradecimiento y ver el sentimiento de dignidad en los ojos de esta gente, fue algo muy convincente”, dijo MacDonald en entrevista telefónica.

Dijo que durante la clínica se buscó que todas las preguntas que hubiera sobre la vacuna fueran contestadas.

Miguel Hernández, veterano de la U.S. Army
Miguel Hernández, veterano de la U.S. Army, regresa a Tijuana tras recibir vacuna contra COVID-19 en el cruce fronterizo de San Ysidro
(Alexandra Mendoza/U-T)

También, hubo personal que les informó sobre otros beneficios y servicios, a los que tienen derecho sin importar nacionalidad o lugar de residencia, y a los que se puede tener acceso desde fuera del país.

MacDonald describió el sentir de los veteranos que acudieron a la clínica. “La mayoría de las personas a las que tuve el privilegio de vacunar, de las primeras cosas que me dijeron fue ‘gracias por hacer esto, por acordarse de nosotros’”.

Veteranos migrantes son elegibles para recibir la ciudadanía estadounidense, pero algunos de ellos no completaron el papeleo necesario.

En el caso de quienes son deportados, ha sido porque incurrieron en alguna ofensa y no culminaron su proceso migratorio debidamente.

En julio pasado, DHS y VA anunciaron que llevará a cabo una revisión de las políticas y prácticas para garantizar que tanto los militares no ciudadanos —actuales y antiguos— como sus familias inmediatas, que reúnan los requisitos, puedan permanecer en Estados Unidos o regresar a dicho país.

Mientras dicho plan avanza, veteranos y activistas ven con buenos ojos estas acciones.

Robert Vivar, co-director del Centro de Recursos para Veteranos Deportados en Tijuana, y quien fue una de las principales voces tanto para pedir como para dar a conocer esta clínica de vacunación, lo considera un buen primer paso.

“Varias acciones que hemos visto últimamente nos da a entender que hay progreso sobre algún proceso para regresar a militares deportados”, dijo Vivar.

Agregó que, para muchos veteranos deportados, el simple hecho de ingresar, aunque sea por unos minutos a Estados Unidos, es alentador. “Es algo que, aunque sea momentáneamente lo quieren disfrutar”.

El congresista Juan Vargas estuvo involucrado en este esfuerzo para que la clínica de vacunación se llevara a cabo.

“Seguiré luchando por todos nuestros veteranos que han servido diligentemente a nuestra nación, que viven en México o en otros países. Ellos merecen recursos de salud importantes como lo es la vacuna cotra COVID”, dijo en un comunicado.

Todas las personas mayores de 18 años en Baja California, sin importar nacionalidad, son elegibles para recibir la vacuna contra COVID. Sin embargo, los eventos de vacunación dependen de la disponibilidad de la vacuna.

Miguel Hernández de 75 años, veterano de la U.S. Army quien fuera deportado hace cuatro años, no había querido vacunarse, ya que dijo “no le gustan las agujas”.

El miércoles finalmente aceptó ya que dijo, su familia le insistía en que lo hiciera para prevenir la enfermedad. Previo a esta ocasión, la última vez que había sido vacunado de algo, fue mientras sirvió en la milicia estadounidense a finales de los años setenta, comentó.

Félix Peralta Jr., también veterano de la U.S. Army, quien fuera deportado a México hace 20 años, tampoco había querido vacunarse porque tenía dudas, pero al escuchar sobre esta clínica organizada por el gobierno estadounidense se convenció.

“Me siento nervioso, pero me da gusto que voy a cruzar legalmente para mi vacuna”, dijo Peralta de 58 años, minutos antes de recibirla.

Coincidió con sus compañeros veteranos, en que esta pequeña acción le revive la esperanza de algún día regresar a Estados Unidos con su familia.

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