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Los negocios funcionan de maravilla… para vendedores de artículos de supervivencia y búnkers

En este Costco en Burbank, como ocurre en otros Costco y tiendas de comestibles, hay desabasto de agua y otros artículos.
(Raul Roa / Los Angeles Times)
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La multitud en el exterior de la tienda de supervivencia en Upland esperaba unos minutos antes de que el gerente abriera el sitio.

En un viernes normal, esa multitud ansiosa no estaría allí.

Pero mientras muchos californianos compran suficientes pastas como para alimentar el retiro de Napoleón de Moscú y atacan los estantes de papel higiénico en la era del nuevo coronavirus, algunos se preparan para lo peor.

Eso significa acudir en masa a tiendas como Prep and Save y obtener sus existencias de alimentos de supervivencia, desinfectantes para manos y máscaras, cancelar las vacaciones y, aquellos que prevén futuros desastres, invierten en refugios. “Nuestros teléfonos han sonado sin parar”, afirmó Tony DeCastro, gerente de Prep and Save, mientras docenas de clientes recorrían los pasillos. “La gente compra todo lo que ve”.

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Durante las últimas semanas, los clientes han hecho muchas preguntas al personal. ¿Cómo debo aplicar este material antiviral? ¿Cuál es la mejor manera de almacenar agua de emergencia?

“Estamos operando entre el 300% y el 500% de los negocios”, afirmó Keith Hillen, dueño de la tienda. “Ha estado sucediendo desde finales de enero, principios de febrero”. La tienda está “racionando” las máscaras N-95 a los compradores, agregó. “De lo contrario, nos quedaríamos sin ellas”.

En California, se reportaron más de 200 casos del virus, incluidas al menos cuatro muertes. El gobernador Gavin Newsom declaró un estado de emergencia en respuesta al brote, que la Organización Mundial de la Salud (OMS) la semana pasada calificó oficialmente de pandemia.

La mayoría de los presupuestos domésticos pueden cubrir desinfectante de manos y bolsas de arroz de tamaño familiar. Para algunos habitantes, alrededor del 1%, los refugios personales se están convirtiendo en un elemento imprescindible.

Los búnkeres subterráneos en el almacén de Ron Hubbard en Montebello se han vendido rápidamente; los compran personas que ya habían considerado adquirir uno en las últimas semanas o que lo habían deseado por un tiempo pero nunca lo habían concretado. Algunos de sus clientes incluyen celebridades, reveló, “los que se ven en las revistas literalmente todas las semanas”.

“Nadie compra un búnker sólo por el coronavirus”, señaló Hubbard, propietario de Atlas Survival Shelters. “La gente que lo hace ya lo deseaba antes del coronavirus, pero esto los ha decidido. Fue la gota que colmó el vaso. Entonces dicen: ‘Bueno, hagámoslo’”.

Sus búnkers van desde los que, según Hubbard, son para el estadounidense promedio de clase trabajadora, de aproximadamente 100 pies cuadrados, con espacio para dos personas, hasta diseños más lujosos, que incluyen un dormitorio y espacio para un sofá de cuero y una gran televisión. A diferencia de los refugios de la era de la Guerra Fría, que “parecían una mazmorra”, estos “son como el interior de una casa”. La mayoría están prefabricados con acero.

El precio básico es cercano a los $25.000, dijo, y vendió la mayor parte de su inventario la semana pasada, con la excepción de “un par, muy pequeños”. “Vendí dos en 30 segundos hoy”, agregó, “de casi un cuarto de millón [de dólares] cada uno”.

A principios de este mes, Jim Cobb publicó una edición especial de su revista Prepper Survival Guide ($9,95), dedicada al coronavirus. El tema incluyó “25 consejos esenciales para mantenerse a salvo” y una sección en la que las máscaras faciales “realmente funcionan”.

Cientos de personas se comunicaron con el escritor, con sede en Wisconsin, a través de las redes sociales y correos electrónicos en las últimas semanas, dijo. Algunos ya se han estado preparando durante años y ofrecen su experiencia a quienes no la tienen, mientras que otros son novatos, que quieren aprender lo básico.

“He estado interesado en la preparación durante décadas”, confesó Cobb.

“En los pasados siete u ocho años, ha habido un aumento de interés. Y en estas últimas semanas, me siento el mariscal de campo del mejor equipo de fútbol del mundo”.

Pero lo último que Cobb quiere hacer es promover el pánico, y remarcó que no hay necesidad de llenar el carritos de compras con papel higiénico.

“Cuanta más información le demos a las personas, más tranquilas estarán”, indicó, “porque ahora pueden tomar una decisión informada en lugar de perder el control con cualquier cosa que el instinto les marque”.

Pero lo que para algunos ha demostrado ser un auge para otros se ha convertido en un fracaso.

Enjambres de turistas, impulsados por los mismos motivos que los sobrevivientes en ciernes, han cancelado sus viajes. Escaparse hoy luce muy diferente de lo que era el año pasado para esta misma época.

Anthony Ng, propietario de Elite 5 Star Travel en Monterey Park, precisó que desde enero canceló más de 200 viajes de clientes. “Nos ha impactado mucho”, agregó Ng, de 38 años. “Nos estamos preparando para lo peor. No hemos experimentado nada como esto. Viajar es lo último en la mente de las personas en este momento”.

Los clientes han cancelado sus travesías hasta septiembre, señaló, y ellos prefieren no volver a reservar o posponer las vacaciones. “Nos han preguntado mucho cosas como: ‘¿A dónde nos pueden redirigir?’”, aseguró. “Honestamente, con el escenario tal como está en este momento, no sugeriría que la gente viaje”.

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Mar. 18, 2020

Ng agregó que sólo los estudiantes parecen estar interesados en las vacaciones de primavera, los viajeros más jóvenes que optan por destinos como Cancún o Cabo San Lucas.

DC Vekic estimó que ha perdido alrededor de un año de ingresos debido a esas cancelaciones. “Realmente no nos pagan hasta que la gente viaja”, remarcó Vekic, quien dirige Cosmopolitan Travels Inc. “Todo el trabajo que hemos reservado durante los últimos nueve meses (grupos, bodas), todos cancelan”.

Los turistas han decidido no viajar hasta noviembre, precisó Vekic, quien ha estado en la industria durante aproximadamente una década y ahora trabaja 14 horas al día tratando de obtener los reembolsos para sus clientes, incluso para aquellos que no tenían seguro de viaje.

Algunas personas le han llamado para pedirle ayuda en recuperar el dinero, a pesar de no haber reservado con ella, comentó.

Un trabajador suelda los extremos de un refugio de 40 pies en los Refugios de Supervivencia de Atlas en Montebello en 2013.
(Gary Friedman / Los Angeles Times)

“Resistimos la gripe porcina, la gripe aviar y las cenizas volcánicas que cubrían la mitad de Europa”, manifestó. “Sin embargo, nunca ha sido tan malo como ahora”.

La industria del turismo, agregó, siempre es la primera en ser afectada. “Muchas personas que tenían reservas para el verano esperaban y esperaban, a ver qué sucedía, pero diría que alrededor del 70% de mis reservas veraniegas ya han sido canceladas”, señaló.

Sin embargo, no todos se encuentran en estado de pánico. El viernes por la mañana hubo dos reservas, después de que un par de personas sintieron que sería un buen momento para hacerlo porque los precios son bajos.

La agente entendió el impulso. “Yo misma estuve considerando subirme a un avión e ir a Cabo por unas semanas”, afirmó entre risas, “porque es más barato que quedarse en casa”.

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