Anuncio

Las llamadas a las líneas directas de suicidio están aumentando por el coronavirus. Los consejeros sienten el dolor que está causando

Carolyn Levitan, director of the crisis line at Didi Hirsch Mental Health Services
Carolyn Levitan es directora de la línea de crisis en Didi Hirsch Mental Health Services, que espera un gran aumento en el volumen de llamadas en los próximos meses durante la pandemia de COVID-19.
(Myung J. Chun / Los Angeles Times)
Share

La voz en el otro extremo de la línea estaba llena de pánico.

La mujer al teléfono había vuelto del mercado con tos seca; estaba preocupada por tener el COVID-19, alarmada de poder infectar a su esposo y sus hijos. Por un breve momento, había olvidado sus miedos y abrazó a sus hijos.

“Ahora me temo que se los he contagiado”, dijo.

April Rosas consoló a la mujer de la única manera que pudo: por teléfono desde un pequeño cubículo gris en el tercer piso del Centro de Prevención del Suicidio Didi Hirsch en Century City.

Sus hijos “necesitaban amor”, dijo la persona que llamó. “No estaban bien, así que los abracé”.

Anuncio

“Hiciste tu papel como madre. Estabas allí para ellos ”, respondió Rosas. “Eso no es algo malo”.

La persona que llamó dijo que se había avergonzado de comunicarse. Pero que estaba luchando contra la ansiedad y no tenía a nadie más a quien recurrir.

“Este es un lugar seguro”, le aseguró la consejera de crisis de 28 años. “Muchas personas están llamando, expresando su tipo de preocupaciones”.

Pero en un giro inusual de los acontecimientos, los consejeros de crisis de Didi Hirsch, cuyo trabajo es tranquilizar, necesitan algo de tranquilidad, porque el coronavirus no conoce límites.

A medida que aumentan los casos en todo el país, superando los 300.000 el sábado, también lo hace el miedo y la ansiedad, de un posible contagio por el COVID-19, por los seres queridos que lo tienen, por los trabajos perdidos debido a eso. Con cada día de incertidumbre que pasa, los servicios de salud mental son cada vez más vitales. Y tensos.

En Nueva York, que tiene más casos confirmados de coronavirus que en cualquier otro lugar de EE.UU, el gobernador Andrew Cuomo ha enfatizado que “el impacto en la salud mental de esta pandemia es muy real”. Más de 6.000 profesionales de la salud mental se han inscrito para proporcionar servicios gratuitos en línea en el estado.

En Didi Hirsch Mental Health Services, una organización sin fines de lucro, los consejeros de crisis atendieron más de 1.800 llamadas relacionadas con COVID-19 en marzo, en comparación con sólo 20 en febrero.

¿Las principales preocupaciones? Ansiedad y estrés, problemas de salud, relaciones, soledad y aislamiento. Una de cada cinco llamadas relacionadas con COVID-19 incluyó “deseo suicida”. Aunque sólo ha habido un ligero aumento en el volumen general de llamadas, Didi Hirsch anticipa un gran incremento en los próximos meses.

“Sabemos que cuanto más dure esto, desafortunadamente, habrá más pérdidas, no sólo vidas sino también económicas”, manifestó Lyn Morris, vicepresidenta sénior de operaciones clínicas en Didi Hirsch. “Y cuanto más desesperadas e indefensas se vuelven las personas, mayor riesgo corren por el uso de sustancias, la depresión y otros problemas de salud mental”.

Durante décadas, los asesores de crisis de Didi Hirsch han brindado consuelo a cientos de miles de personas que llaman a la Línea de Ayuda de Socorro en Desastres y a la Línea Nacional de Prevención del Suicidio. Reciben alrededor de 130.000 llamadas y chats por año y han visto a gente que llama a través de recesiones, huracanes y la muerte de sus seres queridos.

La agencia, que ofrece servicios gratuitos de salud mental, trastorno por consumo de sustancias y prevención del suicidio, tiene oficinas en los condados de Los Ángeles y Orange.

En el último mes, los consejeros de crisis han experimentado un cambio dramático sobre lo que las personas que llaman quieren hablar.

Rosas ha tenido noticias de personas mayores que no han salido de casa y se sienten aisladas.

“Me siento tan solo”, dicen. “¿Cómo trato con esta soledad?”

Ella ha escuchado mientras los padres expresan ansiedades por sus hijos.

Después de seis años trabajando como consejera de crisis, Rosas sabe la importancia de estar allí para las personas que llaman, especialmente en este momento.

“Algunos de ellos quieren saber que van a estar bien. Desafortunadamente, eso no es algo que realmente podamos decir, porque no somos capaces de predecir lo que sucederá después”, dijo Rosas.

“Pero sólo haciéndoles saber que en este momento están bien, tomamos las cosas un minuto a la vez, y eso es todo lo que podemos hacer”.

Para aquellos que ya luchan con problemas de salud mental, como la madre que llamó a Rosas, el temor entre los consejeros es que la pandemia podría exacerbar sus síntomas. Así que cientos de empleados y voluntarios que responden llamadas, en inglés, español y coreano, dejan de lado sus propias preocupaciones para ayudar a los necesitados.

El 27 de marzo, Carolyn Levitan, directora de la línea de crisis de Didi Hirsch, atendió casi una docena de llamadas, todas relacionadas con el coronavirus de alguna manera. La gente estaba preocupada por su propia seguridad y bienestar, sus hijos, la pérdida del trabajo, el pago del automóvil y la hipoteca.

“Me preocupa si mis servicios públicos continuarán si no puedo pagar”, dijo una persona que llamó. “¿Seguiré recibiendo energía y agua?”.

Levitan habló con alguien preocupado por su abuela. La llamada la hizo preocuparse por su propia abuela de 90 años, encerrada en un hogar de ancianos. Después de su turno, Levitan la llamó.

Otro consejero recibió una llamada de alguien preocupado por la pérdida de trabajo; el consejero pensó en un miembro de su propia familia que estaba en la misma situación.

“Nunca hemos experimentado un momento en el que todos nuestros asesores estén lidiando con algunos de los mismos temores y ansiedades que las personas que llaman y los que visitan nuestro chat”, dijo Levitan.

Al mismo tiempo, los consejeros han estado lidiando con el riesgo de propagación del coronavirus en el centro. Didi Hirsch ha estado proporcionando servicios de telesalud y telepsiquiatría, pero todavía está trabajando para trasladar todo el sistema de llamadas fuera del sitio para permitir que los asesores laboren de forma remota.

Incluso con precauciones adicionales, como tomar temperaturas, distanciarse físicamente entre docenas de cubículos y limpiar profundamente el edificio varias veces al día, unas 40 personas tuvieron que ser puestas en cuarentena recientemente después de que un miembro del personal y un voluntario dieron positivo por el coronavirus. Nadie con quien entraron en contacto en el centro ha contraído el virus hasta ahora.

Los científicos que se apresuran a evitar una oleada de infecciones de coronavirus muestran un renovado interés en una medicina poco conocida: el plasma convaleciente.

Mar. 29, 2020

“Este tipo de situaciones ponen a nuestro propio personal y voluntarios en crisis”, dijo Levitan. Y los directores de línea de crisis en todo el país, señaló, están lidiando con los mismos tipos de preocupaciones y temores.

“Somos una línea de crisis con personas que a veces pueden sentirse igual durante este tiempo”.

A pesar de eso, los voluntarios y el personal están pidiendo hacer más. Aquellos que no pueden ingresar a la oficina se ofrecen a trabajar de forma remota, atendiendo Crisis Chat en línea, un servicio para aquellos que no quieran hablar por teléfono. Los gerentes están llenando entre cuatro y seis turnos por semana.

“La gente se siente realmente indefensa en un momento como este, y sabemos que no tenemos ningún control”, manifestó Levitan. Tomar llamadas y poder ayudar a la comunidad, dijo, “también reduce nuestra ansiedad”.

Dos meses después del primer caso confirmado de la enfermedad respiratoria mortal en California, el estado se está preparando para enfrentar lo que las autoridades de salud pública consideran que será el mes más cruel, un abril que augura un pico en la enfermedad y la muerte.

Mar. 28, 2020

En la oscuridad de la madrugada de la semana pasada, Rosas condujo media hora desde Lakewood hasta el centro de Didi Hirsch para su turno habitual. Cuando llegó alrededor de las 12:20 a.m., usó un termómetro que no requiere contacto en el edificio y, después de registrar su temperatura, subió las escaleras.

Se dirigió a su puesto favorito, sintiéndose calmada por la presencia de la ventana cercana. Después de desinfectar el cubículo y sus auriculares con toallitas Clorox, hizo clic en “listo” en su computadora y esperó a que entraran las llamadas.

Los voluntarios reciben cerca de 100 horas de capacitación antes de comenzar a recibir llamadas. Se les enseña a escuchar, hacer preguntas y apoyar emocionalmente a través de la validación y la empatía. Admiten que no tienen todas las respuestas, pero intentan proporcionar todos los recursos que puedan.

Los consejeros no hablan de sí mismos y, a veces, se escuchan diciendo: “No puedo imaginar lo difícil que es para ti”, incluso cuando, en realidad, pueden imaginarlo.

En las últimas semanas, Rosas se ha encontrado consolando a los trabajadores que se encuentran en primera fila en la atención de la pandemia. Hay enfermeras preocupadas por la falta de equipo de protección y compañeros de trabajo que dieron positivo. Personas cuyos cónyuges laboran en el cuidado de la salud, lo que genera temores de que la familia contraiga el virus.

La naturaleza se abre paso entre el coronavirus y restricciones: Ciervos, delfines, pavor reales, cabras y más, a la vista de todos

Mar. 21, 2020

Rosas trabaja duro para validar las inquietudes de las personas que llaman y ayudarles a comprender que no están solos. Juntos, intentan técnicas para serenarse.

“¿Por qué no tomamos algunas respiraciones profundas juntas”, les dice ella.

Practica lo mismo en su propia vida, se controla a sí misma cuando comienza a sentirse ansiosa y se acerca a sus seres queridos. El martes, después de trabajar su turno, se enteró de que podría haber estado expuesta al coronavirus en el centro.

Mientras espera saber si esa persona da positivo, Rosas ha tratado de mantenerse optimista. No trabajará en el centro hasta que vuelvan los resultados de la prueba, pero puede responder chats de forma remota.

“Si no somos nosotros, ¿quién será?”, preguntó Rosas. “La gente todavía precisa estos servicios; aún necesitan poder tener un lugar seguro para comunicarse con alguien. Si puedo hacer eso para otra persona, incluso si es una por día, entonces hice mi trabajo. Hice lo suficiente.

Eso, dijo, es lo que la mantiene en marcha.

Recursos para la prevención del suicidio y asesoramiento sobre crisis

Si usted o alguien que conoce siente impulsos suicidas, llame a la Línea Nacional de Prevención del Suicidio al 800-273-8255. Para la línea de ayuda de desastres, llame al 800-985-5990.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.

Anuncio