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Un agente del sheriff le disparó a un joven latino de 18 años; los manifestantes exigen respuestas

Bailarines aztecas en la estación del sheriff de Compton para protestar por el tiroteo fatal de Andrés Guardado.
Bailarines aztecas se unen a otros frente a la estación del sheriff de Compton para protestar por el tiroteo fatal de Andrés Guardado. Familiares indicaron que el joven de 18 años estaba trabajando como guardia de seguridad.
(Jason Armond / Los Angeles Times)
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Manifestantes y agentes del sheriff se enfrentaron en un tenso duelo, el domingo por la noche, por el tiroteo a un hombre joven de Gardena en el que participó un agente, y las autoridades al parecer utilizaron gas lacrimógeno para dispersar a un pequeño grupo que se había separado de la protesta pacífica.

“No queremos ver a sus hijos heridos”, anunció una voz desde un helicóptero del sheriff que volaba en círculos sobre la zona, instando a las familias a marcharse para no exponerse al gas pimienta o a gases lacrimógenos, y para mantenerse a salvo de los alborotadores.

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Cientos de manifestantes se habían reunido en Gardena antes de ese episodio para exigir justicia para Andrés Guardado, un joven latino de 18 años de edad, que fue asesinado a tiros el jueves pasado por un sheriff del condado de Los Ángeles. Según las autoridades, Guardado estaba armado y había huido de los agentes, pero no informaron qué provocó el tiroteo.

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“Corrió porque estaba asustado”, decía uno de los letreros de los manifestantes. “¿Por qué mataron a ese chico?”, coreaba la multitud.

Automovilistas que pasaban por el lugar alzaban los puños en solidaridad y hacían sonar la bocina. Los bailarines aztecas tocaban la batería al frente de la procesión.

Protesters at a rally  or Andres Guardado, a Gardena man who was fatally shot by a Los Angeles County sheriff's deputy.
Manifestantes en un acto por Andrés Guardado, un joven de Gardena que fue asesinado a tiros por un agente del sheriff del condado de Los Ángeles.
(Jason Armond / Los Angeles Times)

Los manifestantes marcharon por West Redondo Beach Boulevard, donde le dispararon a Guardado, y colmaron la calle mientras se dirigían hacia la estación del sheriff, en Compton, a más de tres millas de distancia.

La tía de Guardado, Edis Abarca, llevaba una bandera de El Salvador envuelta alrededor de su cuerpo, para reflejar el país del cual ella y sus parientes debieron huir, por la guerra civil. La familia se siente “rota”, expresó.

Los manifestantes expresaron que les preocupa que el tiroteo hubiese sido injustificado, y exigieron más respuestas de las autoridades, que hasta ahora dieron pocos detalles sobre los eventos que llevaron a la muerte de Guardado.

“Lo que le sucedió a Andrés no fue nada más una tragedia, fue un crimen rotundo”, afirmó Ron Gochez, miembro de Unión del Barrio, que organizó la manifestación. “Esta es sólo una más de tantas personas que han sido asesinadas por los agentes del sheriff del condado de Los Ángeles y la policía... esta es la unidad entre la comunidad negra y latina, decir que estamos hartos de esto”.

Guardado fue baleado alrededor de las 6 p.m. del jueves pasado, después de una confrontación con agentes, cerca de un taller de carrocería de Gardena, indicó el capitán Kent Wegener, de la división de homicidios. Guardado estaba hablando con alguien en un automóvil que estaba bloqueando el lugar, cuando agentes de la estación del sheriff de Compton se detuvieron, detalló Wegener.

Guardado huyó, con una pistola en su mano, y dos agentes lo persiguieron a pie, agregó Wegener. Uno de los oficiales lo enfrentó y abrió fuego, baleándolo seis veces en la parte superior del torso. El joven fue declarado muerto en el lugar.

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Las autoridades no saben si Guardado había apuntado con su arma al agente, y no precisaron tampoco si efectuó algún disparo.

La familia del fallecido relató que el muchacho había trabajado como guardia de seguridad para Street Dynamic Auto Body, cerca de donde le dispararon. Pero las autoridades destacaron que Guardado tenía menos de 21 años, y por ello estaba imposibilitado para ser guardia de seguridad en California.

El joven no llevaba uniforme al momento de su muerte, y la pistola semiautomática calibre .40 que portaba no tenía licencia, agregaron las autoridades.

El sheriff Alex Villanueva declaró a los periodistas el sábado que los investigadores aún estaban reuniendo pruebas, pero no hubo una explicación de por qué le dispararon a Guardado.

Mientras tanto, miembros de la familia y funcionarios públicos han presionado al Departamento del Sheriff para obtener respuestas. Las representantes de Estados Unidos, Nanette Barragán y Maxine Waters, y el supervisor del condado de Los Ángeles, Mark Ridley-Thomas, pidieron el sábado investigaciones independientes, incluida una liderada por el procurador general del estado, Xavier Becerra.

“Otro día, y otro chico negro o latino que recibe un disparo en la espalda a manos de la policía”, expresaron Barragán y Waters en un comunicado conjunto. “Estos asesinatos deben llegar a su fin… Exigimos respuestas y pedimos una investigación independiente sobre esta trágica muerte. Debe haber total transparencia para que el público pueda confiar en la indagación y para saber que nos están diciendo la verdad”.

Los detectives de homicidios no tienen ningún video del tiroteo, indicó Wegener, y siguen trabajando para obtener imágenes de la escena, de parte de un proveedor externo.

Barragán y Waters criticaron a los agentes por no usar cámaras corporales, un equipo que, según Villanueva, pide desde diciembre de 2018, su primer mes en el cargo. El sheriff culpó por la demora a la falta de apoyo de la Junta de Supervisores del condado.

En una conferencia de prensa, el comandante del sheriff Chris Marks enfatizó que las autoridades están cerca de otorgar un contrato para adquirir cámaras corporales, que se entregarán a 5.200 uniformados que trabajan en patrullas.

Cuando la multitud de manifestantes llegó a la estación de Compton, el domingo, se encontraron con barricadas de metal y al menos una docena de agentes con equipo antidisturbios.

“¡Muéstrennos el video!”, coreaban.

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Al tiempo que los manifestantes golpeaban la cerca de metal, un agente les apuntaba con un arma de proyectil no letal amarilla. “¡Baja el arma!”, la multitud gritó en respuesta.

Mientras la mayoría de los manifestantes comenzaban a dispersarse, un grupo más pequeño de personas se enfrentó a una línea de agentes del sheriff con equipo antidisturbios. Poco después, hubo estallidos, humo y llamados al servicio médico. Los manifestantes se enjuagaban los ojos con leche.

A las 6:30 p.m., los agentes advirtieron a los manifestantes que se dispersaran o serían arrestados bajo sospecha de reunión ilegal.

Antes de la confrontación, la multitud abrió paso para que Christopher, el padre de Guardado, pudiera llegar al frente. Christopher seguía disculpándose mientras luchaba por encontrar las palabras adecuadas. “Como padre, sientes tanto dolor”, dijo. “No quieres que a tus hijos, tan jóvenes y con todo por delante, les arrebaten la vida injustamente”.

En la manifestación por Andrés Guardado, los dolientes rinden homenaje en un memorial improvisado en su honor.
(Jason Armond / Los Angeles Times)

El primo de Guardado, Steve Abarca, también estaba entre la multitud. “No sé qué pensar o qué decir”, expresó. “Tengo que estar aquí”.

Guardado asistía al Los Angeles Trade-Technical College para convertirse en mecánico o electricista, informó su familia. También estaba considerando unirse al Ejército y recientemente había comenzado a trabajar en Street Dynamic Auto Body. “Mi primo no tendría que haber muerto así”, reflexionó Abarca.

La videoperiodista de The Times, Jackeline Luna, contribuyó con este informe.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.

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