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Propietarios de restaurantes del condado de Los Ángeles temen no sobrevivir a otro cierre por COVID-19

A server in a mask and face shield carries food to a table of diners at an outdoor seating area
Autoridades de salud pública del condado de L.A. anunciaron una suspensión de tres semanas de las cenas en persona a partir del miércoles por la noche. Arriba, un mesero en La Boheme en West Hollywood en julio.
(Jason Armond / Los Angeles Times)
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Para Jacob Shaw y otros propietarios de restaurantes en Los Ángeles, la temporada de vacaciones iba a convertirse en un buen impulso para sus negocios

E incluso en medio de la pandemia COVID-19, que restringió la comida en persona a los asientos al aire libre, había esperanza de que las próximas semanas ayudaran a recuperar algunas de las enormes pérdidas que habían experimentado.

Pero los casos de coronavirus comenzaron a multiplicarse, lo que llevó a las autoridades de salud del condado de Los Ángeles a anunciar que, a partir del miércoles por la noche, los restaurantes y otros lugares de comida deben dejar de servir a las personas al aire libre y que en su lugar solo podrán ofrecer comida para llevar y entregas a domicilio.

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“No es bueno, pero no hay nada que podamos hacer”, dijo Shaw, propietario de Beaches, un restaurante y salón en Santa Mónica Boulevard en West Hollywood. “Por lo general, las fiestas son un pequeño empujón para nosotros, pero parece que eso no va a suceder este año”.

Shaw dijo que teme que la prohibición de comer al aire libre se extienda más allá de tres semanas - y que Beaches va a ser golpeada duramente sin la ayuda federal que estuvo disponible en la primavera y el verano.

“La última vez que cerramos, teníamos algunos paquetes de ayuda federales. Esta vez, no sabemos qué pasará”, dijo Shaw. “Es aterrador”.

Varios restaurantes planeaban recortar las horas de los empleados, despedirlos o simplemente cerrar. Muchos restaurantes hicieron grandes inversiones en comedores al aire libre. Algunos no saben qué otra cosa más pueden hacer para sobrevivir.

Estas son algunas opiniones de los restauranteros:

Es devastador

La propietaria de Casa Vega, Christy Vega Fowler, dice que gastó 30.000 dólares en la instalación de dos carpas comedor al aire libre detrás del restaurante mexicano en Sherman Oaks de su familia. Vega Fowler expuso que cuesta 10.000 dólares al mes alquilar las tiendas y que también está pagando su renta regular.

“Es imposible. No tiene sentido, y parece que nadie se preocupa por nosotros”, manifestó. Vega Fowler agregó que planeaba hacer cuentas hoy lunes y reducir drásticamente las horas de muchos de sus empleados.

“Nos dijeron que podíamos operar con el comedor al aire libre, lo hicimos de forma segura, realizamos la inversión, y luego nos lo quitaron”, dijo. “Es devastador”.

Parece como si fuera marzo otra vez

“Hemos estado operando durante muchas semanas mientras el número de casos disminuía. La comida al aire libre no es la razón por la que el número de casos está aumentando”, afirmó Caroline Styne, restaurantera, sumiller y copropietaria de AOC, Tavern and the Larder. “Lo que la gente hace en casa es el problema”.

Styne dijo que sus restaurantes no pueden sobrevivir con comida para llevar y que se ha visto obligada a despedir a la mayoría de su personal por segunda vez este año.

“Me siento tan responsable de todos”, enfatizó. “Es devastador y desgarrador. No sé cuántos lugares podrán sobrevivir a largo plazo”.

Styne dijo que los dueños de AOC ya habían gastado más de 20.000 dólares en la construcción del patio del restaurante, que tiene capacidad para 90 personas, y que recientemente habían hecho un depósito para una carpa exterior mejorada para el clima de invierno.

“Todavía estamos pagando eso”, dijo.

“Parece como si fuera marzo otra vez”, añadió. “Hemos gastado tanto dinero todo este tiempo solo para sobrevivir y no se ve ninguna señal de salvación en el horizonte.

“El hecho de que haya un proyecto de ley de ayuda a los restaurantes en el Congreso ahora mismo y que no haya sido aprobado, es un completo desastre”, subrayó. “Están dejando morir a los restaurantes independientes”.

¿Qué vamos a hacer?

“¿Qué pienso de ello? Es horrible. Es otro golpe”, dijo Michael Simhai, propietario del restaurante italiano Della Terra en el distrito de Fairfax, en una breve entrevista telefónica unos 10 minutos después de enterarse de la moratoria de las comidas al aire libre.

“Será horrible para mi personal”, comentó Simhai, señalando que la comida para llevar no compensaría la pérdida de clientes que cenan en los patios de su restaurante. “Todos los ayudantes de camarero, los que llevan la comida, los camareros - no serán necesarios.... Trabajan de cheque en cheque. ¿Qué vamos a hacer?”

Simhai se hizo eco de la frustración de haber gastado tanto dinero en acondicionar lugares para comer al aire libre.

“Abrimos un patio trasero. Gastamos dinero reforzándolo, poniendo calentadores, pensando que en la temporada de vacaciones ganaríamos dinero”, expuso Simhai, que abrió su restaurante en 2009. “Todo ese dinero que gasté, no puedo recuperarlo”.

“Estoy más preocupado por mi personal. Eso es lo que me preocupa. Después de tres semanas, ¿quién sabe? ¿Cuánto más después de eso? ¿Cómo van a pagar el alquiler?”, dijo Simhai.

No pudo evitar sentir que la industria de los restaurantes era un objetivo injusto, sin ninguna ayuda para compensar las pérdidas de los propietarios.

“Estoy seguro de que las personas que toman estas decisiones reciben el mismo salario independientemente de si hay un cierre o no”, destacó.

Estoy aterrorizado

Doug Rankin, chef del Bar Restaurante en Silver Lake, dijo que las comidas al aire libre han ayudado a su restaurante a alcanzar el equilibrio en los últimos meses, generando lo suficiente para mantenerlo durante todo el año y asegurar que el personal mantenga sus puestos de trabajo.

El restaurante ahora girará enteramente hacia la comida para llevar. Rankin dijo que todo el personal de servicio ya había sido despedido y que el personal de cocina sería reducido inmediatamente.

“Nos estamos aferrando a la vida”, subrayó. “Es increíblemente devastador”.

Rankin también expresó su frustración por no haber ayuda en el horizonte.

“No hay ayuda a la vista, nada en absoluto”, dijo. “Si van a seguir lanzándonos estas restricciones, tienen que proporcionar algún tipo de apoyo. Tengo muy poca fe en el gobierno en este momento”.

“Gastamos miles de dólares en asientos para exteriores y ahora no podemos usarlos. Nos han dicho que tres semanas, pero honestamente creo que será más tiempo”, dijo.

“Estamos considerando hacer una pausa hasta el final del año, cerrando el restaurante completamente”, añadió. “Es un panorama completamente diferente al de marzo, y la comida para llevar no va a ser suficiente si queremos sobrevivir”.

“Es frustrante porque hemos hecho todo lo que se nos ha pedido. Y ahora quieren señalar con el dedo a los restaurantes. ¿Dónde están los datos?” comentó.

“Mucha gente está perdiendo sus trabajos justo antes de las vacaciones”, dijo. “Tengo dos hijos en casa y estoy tratando de mantener a mi familia. Estoy aterrorizado”.

En espera de lo peor

Shirley Chung, chef-propietaria del restaurante Ms. Chi en Culver City, dijo que había estado enviando mensajes de texto a los chefs locales la semana pasada, especulando cuándo podría ocurrir otro cierre.

“Lo hemos estado esperando durante las últimas semanas y ahora el golpe finalmente llegó”, manifestó Chung.

Para complementar sus ingresos, la chef ha empezado a desarrollar varios conceptos en la cocina de su único restaurante. Ahora vende sus donuts de mochi bajo el nombre de Mo-Chi Donuts en Grubhub, y con este último cierre, está pensando en comenzar otro llamado Lu Rou Fantastic, enfocándose en el plato de panza de cerdo estofada.

“Todo lo que puedo pensar es cómo puedo aumentar mis ingresos en un solo lugar”, expuso. “Si este pedido de comida casera continúa, podría hacer un concepto de hamburguesa o comida frita - algo fácil que pueda hacer con la calidad de la cocina de Ms. Chi”.

Asegúrate de que estamos haciendo nuestra parte

Frances Cannon, directora ejecutiva del Gremio de Cerveceros del Condado de Los Ángeles - una organización sin fines de lucro con casi 100 miembros cerveceros - dijo que la última orden de cerrar los comedores al aire libre y las salas de degustación llega cuando sus miembros están “luchando para ganar lo suficiente para mantener las luces encendidas”.

“Habiendo reabierto solo a principios de octubre después de casi 100 días de cierre para comer al aire libre, nuestras cervecerías esperaban tratar de llegar a fin de mes mientras el clima de invierno todavía era razonable”, expuso Cannon en un correo electrónico.

“Nuestra industria no está contenta con la reducción de las ventas, pero también queremos asegurarnos de que estamos haciendo nuestra parte, y haciéndolo juntos”, dijo.

“El lado bueno aquí es que nuestra industria no fue seleccionada esta vez. Esto definitivamente tendrá un impacto increíblemente grave en la gastronomía y en la industria de la hospitalidad en general, pero si fuéramos elegidos arbitrariamente para cerrar mientras que otros negocios con comportamientos similares no lo fueron, entonces eso habría dejado un sabor amargo en nuestras bocas”, manifestó Cannon.

Para leer esta nota en inglés haga clic aquí

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