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Georgia reabrió primero pero la lectura de datos provoca controversia

El gobernador de Georgia, Brian Kemp, habla con los medios después de recorrer una planta de procesamiento de pollo en Gainesville, Georgia.
(Jennie Jarvie / Los Angeles Times)
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Casi un mes después de que Georgia se convirtiera en el primer estado en permitir que las empresas reabrieran tras el cierre del coronavirus, el gobernador Brian Kemp acudió a un programa de radio conservador para anunciar algunas buenas noticias.

Las hospitalizaciones disminuyeron más del 30% en menos de tres semanas, y Georgia había aumentado sus pruebas, con una tasa per cápita que lo ubicaba en el puesto 20 de 54 estados y territorios de EE.UU, en comparación con el 46 del mes anterior, explicó.

“Tenemos que mantener el pie en el acelerador”, dijo el republicano esta semana en el programa WSB del experto Erick Erickson. “Lo que estamos haciendo es trabajar”.

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Al día siguiente, uno de los hechos clave de Kemp fue cuestionado.

El Columbus Ledger-Enquirer informó que, a diferencia de muchos otros estados, Georgia calcula su número total de pruebas combinando controles de diagnóstico viral, que indican infección actual, y pruebas de anticuerpos, que señalan infección pasada.

Peor aún, el estado usa este total combinado como denominador cuando calcula el porcentaje de pruebas de diagnóstico positivas, haciendo que esa cifra parezca más pequeña de lo que es.

“Es increíblemente frustrante”, señaló Harry J. Heiman, profesor de la Escuela de Salud Pública de la Universidad Estatal de Georgia. “Lo único en lo que confiamos es en datos transparentes y precisos. Entonces, cuando eso se ve socavado, y en el caso de Georgia socavado repetidamente, es muy difícil entender lo que está sucediendo”.

Cuando Georgia comenzó a permitir que los salones de peluquería y manicura, gimnasios y salones de tatuajes abrieran sus puertas, algunos críticos predijeron que los casos, hospitalizaciones y muertes aumentarían.

Eso no ha sucedido, pero los expertos en salud pública dijeron que aún es demasiado pronto para medir el impacto de la reapertura.

Así, de esta manera, el debate se ha convertido en una guerra partidista por las matemáticas. Aquellos que quieren impulsar la economía tienden a ser republicanos y se centran en la caída de las hospitalizaciones y el aumento de las pruebas, mientras que los que son más cautelosos son a menudo demócratas y acusan al estado de manipular los números.

Los escépticos han encontrado muchos argumentos en el sitio web del Departamento de Salud Pública.

Georgia ha hecho el ridículo en todo el país en los últimos días desde que se descubrió que un gráfico en el sitio presentaba días fuera de orden cronológico, después del 30 de abril, saltó al 6 de mayo y luego nuevamente al 4 de mayo, creando la impresión errónea de que nuevas infecciones en cinco de los condados afectados fueron disminuyendo rápidamente. En realidad, se habían estancado.

La oficina de Kemp dijo que fue un error inocente, pero los críticos lo vieron como parte de un patrón de manejo de datos con fines políticos.

El mes pasado, cuando Kemp comenzó a levantar las restricciones comerciales en todo el estado, el Departamento de Salud Pública cambió la forma en que registraba nuevos casos, enumerando la fecha en que un paciente informó por primera vez los síntomas en lugar de la fecha en que una prueba dio positivo.

El cambio alteró la línea de tiempo, desplazando casos más al pasado.

Los críticos dijeron que la última controversia, sobre la combinación de pruebas de diagnóstico y anticuerpos, fue aún más dañina.

La presentación de los datos llevó a muchos georgianos a pensar erróneamente que el estado estaba haciendo un progreso más rápido en aumentar las pruebas de diagnóstico y reducir la tasa de pruebas positivas.

Desde principios de abril, cuando el sitio web comenzó a agrupar ambos tipos de pruebas, los análisis de anticuerpos representaron aproximadamente el 13% del total, según la información proporcionada por el departamento de salud.

Sin contarlos, la clasificación nacional per cápita de Georgia pasa del 20 al 29, encontró el Atlanta Journal-Constitution.

“En este momento, mucha gente dice: ‘¿Qué demonios está pasando?’”, expuso T.J. Muehleman, fundador del Proyecto COVID Mapping, una herramienta en línea que analiza las fuentes de datos COVID-19. “¿Cómo confiamos en los datos?”

En una conferencia de prensa el jueves, Kemp instó a los georgianos a ser pacientes y tener confianza en los datos. Aseguró que los miembros del personal estaban trabajando a “velocidad vertiginosa” para recopilar cantidades masivas de información y que algunos de los percances probablemente se debieron a la creciente presión para actualizar rápidamente el sitio web del estado.

“Miren, no somos perfectos”, manifestó. “Cometimos errores y, cuando lo hacemos, asumimos eso, lo cambiaremos y nos aseguraremos de que las personas lo sepan”.

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La disputa sobre los números tiene lugar en medio de una división política y cultural más amplia del riesgo.

Si bien los expertos en salud pública temen que el aminorar las restricciones pueda hacer que el virus se recupere, los críticos del bloqueo los acusan de centrarse en los peores escenarios. Al observar la devastación económica provocada por el virus, se enfurecen ante las historias de los medios nacionales que castigan a Georgia por liderar la carrera para convertirse en el “Destino de la muerte número 1 de Estados Unidos” y poner a sus ciudadanos como un “experimento de sacrificio humano”.

Un artículo del Wall Street Journal, retuiteado por Kemp, elogió “el modelo de Georgia”. Argumentó que el “escape alentador del estado” podría contrarrestar los “costos horrendos de la reacción exagerada” e “inspirar a las personas a reanudar sus actividades esenciales”.

Sin embargo, en una encuesta realizada a fines de abril y principios de mayo, la respuesta al COVID de Kemp se clasificó como la menos popular en la nación, con sólo el 39% de los residentes de Georgia diciendo que la aprobaban.

Cuando Georgia comenzó a reabrir el 24 de abril, más de 22.000 personas en el estado habían dado positivo por el virus y alrededor de 890 individuos habían muerto. Cuatro semanas después, más de 41.000 georgianos dieron positivo y más de 1.800 fallecieron.

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También hay demoras a medida que los funcionarios de salud pública se reúnen y presentan información. Los datos de los últimos 14 días están típicamente incompletos, señaló Muehleman.

Durante las primeras semanas después de la reapertura, los expertos esperarían que las hospitalizaciones y muertes se estabilicen o disminuyan, lo que refleja los resultados de la protección en el lugar. Incluso posteriormente a eso, la duda generalizada de salir inmediatamente podría prevenir un aumento importante de las infecciones.

En Georgia, muchos dueños de negocios en Atlanta y en ciudades afectadas por el coronavirus mantuvieron sus puertas cerradas después de que Kemp levantó las restricciones y una gran cantidad de consumidores continuaron aislandose.

Cuatro semanas después, la reapertura no parece haber llevado a un repunte significativo de la economía. La tasa de desempleo del estado aumentó esta semana a casi el 12%, más que durante la Gran Recesión.

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Aún así, el presidente Trump no ha dudado en señalar a Georgia con elogios.

“Los estados se están abriendo. Los números disminuyen a medida que reinician sus actividades”, manifestó el martes en el Capitolio de Estados Unidos. “Vean a Georgia”.

También elogió a Florida, donde el gobierno se ha enfrentado a acusaciones de que también está manipulando datos para reforzar su reapertura.

Esta semana, Rebekah Jones, gerente del sitio web COVID-19 de Florida, le dijo a la estación de televisión West Palm Beach CBS-12 que fue destituida de su cargo porque desobedeció las órdenes de “cambiar manualmente los datos para aumentar el apoyo al plan de reapertura”.

En una conferencia de prensa el miércoles, el gobernador Ron DeSantis aseguró que el sitio web COVID-19 del estado era completamente transparente y que Jones fue despedida porque puso datos en el sitio web que “los científicos no creían que fueran válidos” y se negó a escuchar a sus superiores.

DeSantis, un republicano, rechazó rápidamente la cobertura de los medios sobre su manejo de la respuesta como una “típica narrativa partidista”.

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“Hay muchas personas en su profesión que hablaron poéticamente durante semanas y semanas sobre cómo Florida iba a ser tal como Nueva York”, señaló. “’Espere dos semanas, Florida será el próximo. Al igual que Italia, espere dos semanas’. Bueno, diablos, estamos a ocho semanas de eso, y no ha sucedido”.

En Georgia, Erickson, el presentador del programa de radio, se burló de los críticos que se centraron en los errores de datos del estado como teóricos de la conspiración, comparándolos con los de la derecha que una vez dijeron que el COVID-19 no era diferente a la gripe común.

“Hemos pasado de los creyentes del COVID-19 a la derecha a los creyentes del COVID-19 a la izquierda”, manifestó.

Erickson luego ofreció una teoría de conspiración propia.

“La razón”, dijo, “es porque no quieren que la economía se vuelva a abrir”.

Quienes se oponen a levantar las restricciones argumentan que Georgia se ha salvado de un aumento dramático en los casos de COVID-19 sólo porque mucha gente ignoró al gobernador.

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En Albany, una ciudad predominantemente negra del suroeste de Georgia devastada por el virus, Demetrius Young, comisionado de la ciudad, dijo que estaba agradecido de que la comunidad, incluidos los dueños de negocios locales, se hubieran reunido y continuaran refugiándose en casa.

Aún así, después de aislarse en casa durante meses, Young fue a la tienda la semana pasada por primera vez.

Planeaba organizar una graduación virtual de preparatoria y un almuerzo familiar para su hija adolescente el sábado. No sería la reunión habitual dentro de casa, enfatizó, donde todos se amontonan uno encima del otro alrededor de una mesa repleta con barbacoa y accesorios.

En cambio, 20 personas se reunirán en su patio delantero, con las familias sentadas en mesas redondas espaciadas a seis pies de distancia, cenando tocino, huevos, sémola y croquetas de salmón. Todos usarían máscaras.

“Ni siquiera diré que se está volviendo a la normalidad”, dijo. “Se trata de avanzar sabiendo que debemos tomar precauciones”.

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