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Los fallos de la Corte Suprema dejan a Trump en minoría

President Trump attends a roundtable about America's seniors on June 15, 2020, at the White House.
El presidente Trump escucha durante una mesa redonda sobre los adultos mayores de Estados Unidos, el 15 de junio de 2020, en la Sala del Gabinete de la Casa Blanca.
(Evan Vucci / Associated Press)
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El presidente Trump reavivó agresivamente las guerras culturales de Estados Unidos desde que asumió el cargo, pero los fallos de la Corte Suprema sugirieron -en una temporada ya marcada por fuertes llamamientos a efectuar reformas policiales y a una mayor justicia racial- que el mandatario está en el bando perdedor.

Las derrotas de Trump, especialmente las relacionadas con los derechos de la comunidad LGBTQ y la inmigración, mostraron que el tribunal, que tiene mayoría conservadora, respalda un movimiento dominante hacia la ampliación de la igualdad en Estados Unidos, lo cual deja al presidente en una minoría cada vez más reducida, que busca el statu quo.

El tribunal también se negó a considerar casos que podrían ampliar los derechos de los propietarios de armas, otro tema candente para los votantes en este año electoral.

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Las decisiones asestaron un golpe seco a una Casa Blanca ya tambaleante, y aislaron aún más al mandatario solipsista de una opinión pública que acoge los esfuerzos para ampliar la promesa de Estados Unidos, especialmente para la comunidad LGBTQ y para los Negros.

“Donald Trump se está convirtiendo en una isla en su propio país”, expuso Douglas Brinkley, profesor de historia en la Universidad de Rice en Houston. “Sus puntos de vista sobre la justicia social, la raza, el género y la igualdad son cada vez más anticuados”.

En una decisión por 6-3 escrita por el juez Neil M. Gorsuch, designado por Trump, el tribunal dictaminó que la Ley de Derechos Civiles de 1964 protege a los trabajadores homosexuales y transgénero de la discriminación en el lugar de trabajo, desestimando así el argumento de la administración de que la norma no podía ampliarse porque no estaba escrita explícitamente para incluir a los gays.

El tribunal también se negó a escuchar la impugnación de la administración Trump de una ley santuario de California, lo cual mantiene en vigor la prohibición de que los funcionarios locales del orden ayuden a los agentes federales a tomar en custodia a los inmigrantes que se encuentran ilegalmente en el país cuando son liberados de la cárcel.

Independientemente de cómo haya evolucionado el país en los últimos cuatro años, Trump no ha querido arriesgarse a alienar a su base con temas de homosexualidad, armas e inmigración.

En las últimas semanas se reunió sólo con miembros de la policía que lo apoyan, no con víctimas de abusos por exceso de la fuerza. También difundió una falsa teoría de conspiración de que un hombre de 75 años empujado por la policía en Buffalo, Nueva York, había fingido sus heridas en la cabeza, y rechazó públicamente los planes de los funcionarios del Pentágono de renombrar 10 bases del Ejército bautizadas en honor a generales confederados.

Para sus partidarios, el carácter desafiante de Trump sigue siendo una parte elemental de su política, incrustada en el eslogan nostálgico bordado en tantas gorras rojas: “Make America Great Again” (Hagamos que Estados Unidos vuelva a ser grandioso).

El eslogan, según el encuestador demócrata Peter Hart, “simplemente les decía a las personas que temían al cambio y al mundo que les esperaba: ‘Voy a llegar [al poder] y vamos a restablecer el mundo en el que se sienten más cómodos’”.

Pero encuestas recientes muestran que Trump está lejos de la corriente principal estadounidense sobre estos temas, en un país que cambia vertiginosamente. “Ya sea la Corte Suprema o la corte de la opinión pública, estamos avanzando, no retrocediendo”, explicó Hart.

En los últimos tres tumultuosos meses, una mortal pandemia, una recesión económica agotadora y protestas masivas han mostrado bajo otra luz el comportamiento arrogante, ad hoc y amante de las cámaras del presidente. Las encuestas muestran que se está quedando más atrás que Joe Biden, el presunto candidato demócrata, a nivel nacional y en los principales estados decisivos.

El exvicepresidente calificó la decisión de la Corte Suprema de solidificar las protecciones legales para los estadounidenses LGBTQ como “un paso trascendental para nuestro país” y parte de una búsqueda continua de los ideales consagrados en la Constitución. “La Corte Suprema confirmó la idea simple pero profundamente estadounidense de que todo ser humano debe ser tratado con respeto y dignidad”, afirmó en un comunicado.

Trump, atrapado entre mostrar solidaridad con sus partidarios acérrimos y respaldar el lado equivocado de una opinión pública -y judicial- asimétrica, reaccionó a la decisión LGBTQ de la corte con lo que pareció una triste resignación.

“Han juzgado. Leí el fallo. Algunas personas se sorprendieron. Pero han fallado y vivimos con su decisión”, afirmó. “Eso es todo lo que puedo decir. Vivimos con la decisión de la Corte Suprema. Muy poderosa. Una decisión muy poderosa, en realidad”.

A pesar del amplio apoyo público hacia las parejas homosexuales y el matrimonio igualitario, la administración Trump desafió los esfuerzos de dos demandantes para afirmar que las protecciones legales existentes también se aplican a las personas discriminadas por su orientación sexual.

Aunque más de cuatro de cada cinco estadounidenses respaldan las verificaciones de antecedentes universales para la compra de armas, Trump ha evitado llevar a cabo tales reformas incluso después de numerosos tiroteos en masa, receloso de poner a prueba a la Asociación Nacional del Rifle y por temor a que los dueños de armas dejen de apoyarlo.

También siguió desestimando el movimiento Black Lives Matter, que generó protestas en cientos de ciudades y pueblos desde el asesinato de George Floyd, un hombre Negro, el 25 de mayo pasado en Minneapolis, a manos de la policía.

Las encuestas muestran que el 74% de los estadounidenses apoyan el impulso para la igualdad racial, y el 69% cree que la muerte de Floyd es evidencia de un problema más profundo dentro de las fuerzas del orden público de EE.UU.

Las manifestaciones hicieron que el comisionado de la Liga Nacional de Fútbol (NFL) y uno de sus atletas más prominentes se disculparan por no reconocer que el gesto de protesta de los jugadores durante el himno nacional en los encuentros deportivos fue un esfuerzo válido para llamar la atención sobre el racismo sistémico y la brutalidad policial.

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Pero Trump siguió afirmando su oposición a que los jugadores se arrodillen antes de los juegos, y se negó a aceptar su explicación de que la acción no es, como él sostiene, una falta de respeto hacia la bandera.

Incluso NASCAR, cuya base de admiradores está arraigada en el sur, prohibió la semana pasada las banderas confederadas de sus eventos, y su carrera del domingo incluyó a un piloto Negro cuyo vehículo tenía estampadas las palabras “Black Lives Matter”. Cornell Belcher, un encuestador demócrata, calificó la repentina modificación en el circuito de carreras como “la evidencia más profunda de un cambio inmediato en este tema”.

Para los republicanos, el manual de “ley y orden” del primer mandatario -que aumenta los temores de los blancos sobre la criminalidad Negra y los movimientos de protesta- puede ser ineficaz este otoño. “Siempre ha funcionado para ellos”, dijo Belcher. “Entiendo que les resulte difícil alejarse de eso, porque ha funcionado muy a menudo, pero esta vez parece diferente. De hecho, hay apoyo blanco para algunas reformas policiales bastante básicas”.

En casi 700 casos de apelaciones de huelgas de jurados, los fiscales golpearon a futuros jurados Negros en el 72% de los casos y a latinos en el 28%, y los tribunales de apelación no han podido frenar la práctica, según un estudio de UC Berkeley.

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Trump se ha mantenido en silencio y poco involucrado, mientras que los republicanos en el Congreso entablaron debates sobre la legislación de una reforma policial en respuesta a las manifestaciones, que se encendieron nuevamente durante el fin de semana cuando otro hombre Negro, Rayshard Brooks, fue baleado por la espalda y asesinado por un oficial en Atlanta.

“Los líderes realmente importantes saben cómo leer al público”, consideró Brinkley, señalando la actitud del presidente Johnson en la década de 1960 ante el movimiento de derechos civiles, y la aceptación del movimiento ambiental por el presidente Nixon unos años después.

“Contra todo pronóstico, en medio del COVID-19, es un momento para los derechos y las libertades civiles; un verano de libertad”, agregó. “Trump está perdiendo su discurso todos los días, pero apuesta a que las cosas se pondrán tan mal este verano que la gente abandonará el movimiento porque habría demasiados edificios en llamas”.

Hasta ahora, la reacción violenta que el presidente está ansioso por aprovechar no se ha materializado. En todo caso, los contratiempos de la Corte Suprema del lunes pueden perjudicar la idea del mandatario ante sus partidarios. “Este fallo será muy desalentador para su base y especialmente para aquellos que han sido escépticos de Trump”, afirmó Andrew T. Walker, profesor del Seminario Teológico Bautista del Sur.

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El docente describió que él y otros conservadores sociales apoyaron en gran medida a Trump, a pesar de las dudas sobre el comportamiento del presidente, porque siempre estuvo de su lado en los asuntos de libertad religiosa. “Para los conservadores religiosos que ya están dolidos por votar por él, que les arrojen esto en la cara genera un verdadero desánimo y desconfianza en su capacidad de elegir jueces sólidos”.

Carrie Severino, quien dirige Judicial Crisis Network, un grupo conservador de defensa judicial, criticó el fallo de la Corte Suprema sobre los derechos LGBTQ y lo consideró “un ataque de fuerza bruta contra nuestro sistema constitucional”, además de despreciar particularmente a Gorsuch.

“El juez [Antonin] Scalia estaría decepcionado de que su sucesor haya maltratado tanto el textualismo hoy, en aras de apelar a los campus universitarios y los consejos editoriales”, escribió en una serie de tuits.

Más preocupante para Trump todavía es que algunos lo hayan culpado directamente. “Todos los evangélicos que lo apoyaron en 2016 para que los proteja de las corrientes culturales, encontraron su excusa perfecta para quedarse en casa en [las elecciones de] 2020 gracias a los jueces designados por Trump para la Corte Suprema”, ironizó el bloguero conservador Erick Erickson en un tuit.

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