Anuncio

La administración Trump toma medidas para cerrar la frontera a los migrantes, alegando el coronavirus

Agentes de la Patrulla Fronteriza cerca de una sección de la valla fronteriza México-Estados Unidos en La Joya, Texas.
Agentes de la Patrulla Fronteriza cerca de una sección de la valla fronteriza México-Estados Unidos en La Joya, Texas.
(John Moore / Getty Images)
Share

La administración Trump está tomando medidas para cerrar la frontera sur a ciertos migrantes, citando la rápida propagación del coronavirus.

Las autoridades de inmigración del país pronto podrían comenzar a retirar de inmediato a los inmigrantes que ingresan a EE.UU entre los puertos de entrada oficiales para repatriarlos a México, alegando que ello ayudará a frenar la expansión de la pandemia, expusieron funcionarios al Times.

La administración aún no anunció formalmente la propuesta, informada por primera vez por el New York Times el martes por la noche, pero está elaborando los detalles finales. Los funcionarios gubernamentales comenzaron a sentar las bases para esta medida.

Anuncio

Según la nueva política, los agentes de la Patrulla Fronteriza que detengan a adultos mexicanos que intentan cruzar la frontera entre los puertos de entrada deberán devolverlos a México en un puerto de entrada cercano en lugar de detenerlos, según Brandon Judd, presidente del sindicato que representa a 15.000 agentes, el Consejo Nacional de la Patrulla Fronteriza.

Los agentes deberán verificar la información de los migrantes, incluidos los antecedentes penales, en el lugar. El equipo que los ayudará a realizar dichos controles se estaba distribuyendo el martes, agregó Judd.

Judd, quien es cercano a la administración Trump, agregó que la nueva política podría entrar en vigencia el martes por la noche. “Esto limitará en gran medida el potencial de propagación del coronavirus”, señaló. “La administración busca formas de minimizar la exposición”.

El gobierno también comenzó a retirar a los oficiales de asilo y a otros empleados de los Servicios de Ciudadanía e Inmigración de EE.UU -el brazo del Departamento de Seguridad Nacional que administra el sistema legal de inmigración- de los centros de detención y puestos en todo el país, este martes.

Si bien algunas evaluaciones para casos de asilo continuarán telefónicamente, otras entrevistas fueron canceladas hasta el 1º de abril, según informaron fuentes de la agencia a The Times bajo condición de anonimato, para proteger contra represalias profesionales. El martes anterior, la agencia canceló todos los servicios en persona y cerró oficinas.

Sin embargo, la confusión abundaba el martes por la noche, mientras los funcionarios encargados de implementar la propuesta no tenían claros sus detalles.

Antes del brote global del coronavirus, los funcionarios estadounidenses ya retiraban rápidamente a muchos migrantes y obligaban a una gran cantidad de solicitantes de asilo a regresar a México, u otros países más al sur, bajo otras políticas diseñadas para disuadir la migración hacia la frontera sur. Esta no sería la primera vez que el presidente Trump amenaza con cerrar esa frontera.

Los funcionarios de Seguridad Nacional y la Casa Blanca se negaron a confirmar el plan con respecto a su respuesta al coronavirus, o a proporcionar más claridad.

“El presidente Trump está cien por ciento enfocado en proteger al pueblo estadounidense del coronavirus, y todas las opciones están sobre la mesa”, expresó en un comunicado la portavoz del Departamento de Seguridad Nacional, Heather Swift.

De aprobarse, es factible que la propuesta también enfrente desafíos legales inmediatos.

Judd expresó que la política no se aplicaría a familias, niños o migrantes centroamericanos, que sólo pueden ser devueltos a México con la aprobación del gobierno de esa nación, mientras que otras publicaciones informaron que todos los migrantes detenidos entre puertos de entrada, independientemente de su nacionalidad, serían devueltos a México.

Ni los funcionarios del Departamento de Seguridad Nacional de EE.UU ni el instituto de inmigración de México respondieron si México fue informado de que Estados Unidos tiene la intención de devolver unilateralmente a los migrantes a su territorio, sin ningún control o, según los informes, así sean o no ciudadanos mexicanos.

Tampoco se aclaró de inmediato el martes si los solicitantes de asilo, que tienen derecho legal de pedir protección en Estados Unidos por donde sea que ingresen, podrán iniciar el proceso durante este tiempo, aunque la retirada de los funcionarios indica que las solicitudes podrían verse restringidas.

Estados Unidos tiene exponencialmente más casos de coronavirus que México y la mayoría de los demás países al sur, en hemisferio occidental. Los funcionarios de la administración no confirmaron aún que ningún empleado de Seguridad Nacional en la tercera agencia más grande del gobierno -o los migrantes en sus instalaciones de detención- haya contraído el coronavirus.

Judd expuso que hasta ahora, ningún agente o migrante detenido ha dado positivo. Reconoció que se han reportado muchos menos casos en México que en Estados Unidos, pero aún le preocupa que el virus se pueda propagar desde México.

La Casa Blanca también se resiste a los llamados a poner un alto en los controles interiores de inmigración, detener los procedimientos judiciales por temas inmigratorios o liberar a los migrantes de los centros de detención que son altamente vulnerables a la propagación de la pandemia, a pesar de las preocupaciones de la administración Trump y de otros funcionarios regionales, expertos en salud y defensores de la inmigración, de que el gobierno se arriesga a empeorar la propagación del coronavirus dentro de Estados Unidos o en otros países.

Más temprano el martes, Guatemala se convirtió en la primera nación en rechazar los vuelos de deportación de EE.UU, ya sea de guatemaltecos o de otros ciudadanos, bajo un controvertido acuerdo de asilo con la nación centroamericana. Según ese pacto, que rige desde noviembre, Estados Unidos ha enviado a Guatemala a más de 900 hondureños y salvadoreños que piden asilo en EE.UU.

Las autoridades de Seguridad Nacional, como David Marín, director de operaciones de ejecución y remoción de la Oficina de Inmigración y Control de Aduanas en Los Ángeles, expresaron su preocupación de que si otros países se negaran a aceptar vuelos de deportación en medio de temores de coronavirus, el espacio de detención en Estados Unidos podría agotarse pronto.

En el centro de detención de Adelanto, en California, por ejemplo, señaló Marín, si los funcionarios no pueden repatriar a 150 personas por semana -aproximadamente la mitad de las cuales son ciudadanos mexicanos a quienes las autoridades conducen hasta la frontera- estarían en su capacidad máxima en aproximadamente quince días.

Según una decisión judicial, nadie puede permanecer detenido durante más de 180 días una vez que tiene una orden final de expulsión, si no hay una probabilidad significativa de remoción en el futuro previsible. “México no se quedará muy atrás”, dijo Marín. “Si tuviéramos a alguien y esto durara más de seis meses, nos veríamos en la necesidad de revisar cada uno de esos casos. Nos respaldarían”.

Desde el jueves pasado, el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas comenzó a tomar la temperatura de los detenidos que son puestos en un avión para ser deportados a otro país, indicaron funcionarios a The Times. Han hecho lo mismo con quienes abordan un vuelo de transferencia a otro centro de detención.

Marín rechazó las críticas de que, al continuar con los controles en medio del brote de coronavirus, la agencia pueda poner en peligro al público y a los migrantes bajo su custodia. “Entonces, ¿todos los centros de detención, todos los lugares donde se mantiene a las personas recluidas -las cárceles, las prisiones- deberían liberarlos?”, preguntó.

Eleanor Acer, directora de protección de refugiados para Human Rights First, afirmó que la administración Trump utiliza el coronavirus como una tapadera para sus objetivos claros de restringir la inmigración.

“Las decisiones relacionadas con la pandemia deben ser guiadas por funcionarios de salud pública”, expuso Acer en un comunicado, “no por los planes de larga data de la administración Trump para cerrar la frontera a los refugiados que buscan asilo”.

O’Toole reportó desde la ciudad de Guatemala; Hennessy-Fiske desde Nueva Orleans. La reportera de planta Brittny Mejia, en Los Ángeles, contribuyó con este artículo.

Para leer esta nota en inglés haga clic aquí

Anuncio