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Se teme que haya escasez de personal en algunos hospitales de California a medida que el COVID-19 satura las camas

EMT Giselle Dorgalli, second from right, performs chest compression on a patient
Giselle Dorgalli, segunda desde la derecha, realiza una compresión torácica en un paciente que dio positivo por coronavirus en la sala de emergencias del Centro Médico Providence Holy Cross en Mission Hills.
(Jae C. Hong / Associated Press)
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A medida que los hospitales de California se acercan rápidamente a su capacidad máxima debido al aumento sin precedentes de casos de coronavirus, existe una creciente preocupación por la escasez de trabajadores al tiempo que el sistema de salud se esfuerza por manejar la progresiva demanda.

Las autoridades tienen planes de contingencia para abrir instalaciones adicionales si los hospitales se abruman, algo desarrollado en el primer aumento de COVID-19 la primavera pasada. Pero las condiciones han cambiado de manera significativa desde entonces, lo que podría hacer que la falta de personal sea un problema.

Por un lado, la oleada de primavera tuvo un alcance más limitado, y algunas partes de California, y la nación, se vieron más afectadas que otras. Eso permitió más espacio para transferir recursos y traer profesionales médicos de áreas que podían compartirlos. El aumento actual no solo es mayor que el de primavera, sino que también está mucho más extendido, dejando menos sectores con enfermeras y médicos de sobra.

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Además, algunos pacientes evitaron las salas de emergencia y las citas médicas opcionales en la primavera, por temor a infectarse. Ahora, menos personas se mantienen alejadas, y eso está sobrecargando a los hospitales, que ya ven una afluencia de pacientes con COVID-19.

“Por favor, sepa que esos recursos no son ilimitados”, dijo la Dra. Christina Ghaly, quien dirige la agencia del Condado que opera cuatro hospitales públicos de atención aguda y varias clínicas, en una conferencia de prensa el miércoles. “La dotación de personal es escasa y es más escasa de lo que sería normalmente en un hospital”.

Los hospitales se están llenando rápidamente, pero hasta ahora han podido manejar el aumento. Los funcionarios de salud del Condado anticipan que, en una semana, el condado de Los Ángeles podría ver entre 275 y 500 nuevas admisiones de COVID-19 por día. Según el modelo actual, si la tasa de casos nuevos sigue aumentando, el condado de L.A. tendrá una escasez de camas de UCI durante las próximas cuatro semanas, según las autoridades de salud del Condado.

Hay opciones cuando las condiciones empeoran.

Los hospitales pueden limitar la atención ambulatoria no esencial, cancelar cirugías no esenciales y dar de alta más rápidamente a los pacientes que podrían ser atendidos en hospitales de rehabilitación e instalaciones de atención médica.

Para aumentar la dotación de personal en áreas críticas durante la pandemia, los hospitales han pedido al personal ambulatorio con experiencia en emergencias y cuidados intensivos que trabaje en las salas de emergencia y las unidades de COVID. Las instalaciones también han contratado a enfermeras itinerantes para reforzar la dotación de personal.

Algunos hospitales también están solicitando exenciones del estado que permitirían a las enfermeras atender a más pacientes de los permitidos por la ley estatal.

La ansiedad dentro de las instalaciones médicas está aumentando a medida que se incrementan los casos y los trabajadores sienten que están entrando en un territorio desconocido durante esta pandemia.

A diferencia de la primavera, las salas de emergencia en todo el condado de L.A., tanto en hospitales públicos como privados, están ocupadas.

“El número de casos de COVID-19 y hospitalizaciones ha aumentado de manera constante en las últimas semanas”, dijo Darlene Scafiddi, vicepresidenta de enfermería del Pomona Valley Hospital Medical Center, en una reunión reciente de la Junta de Supervisores. “Nuestros números en el hospital se han duplicado en las últimas tres semanas. Como somos el único centro de trauma en el este del Valle de San Gabriel y un centro integral de accidentes cerebrovasculares, en este momento todas nuestras camas de UCI están llenas y va en aumento”.

Un alto funcionario del Greater El Monte Community Hospital señaló que la instalación estaba experimentando un “aumento sustancial”.

En la primavera, durante la primera ola de la pandemia de COVID-19, la gente evitaba el hospital por miedo a contraer el virus, y la sala de emergencias vio una disminución en su volumen de pacientes debido al temor del público a buscar atención, expuso Claude Stang, director ejecutivo del departamento de emergencias del Centro Médico Cedars-Sinai.

“Eso ha cambiado. En esta tercera ola, los pacientes vienen al hospital por diversas afecciones y no parecen tener tanto miedo de ir al hospital”, manifestó Stang.

Eso no es algo malo, ya que la gente necesita atención y no debe retrasarla, dijo.

Durante la primera ola, el Cedars-Sinai, como la mayoría de los hospitales, pospuso las cirugías electivas y tuvo un censo diario promedio de solo unos 600 pacientes. En esta tercera ola, el Cedars-Sinai es uno de los muchos hospitales que continúan operando y tiene un censo de alrededor de 900 pacientes.

Stang teme lo que sucederá con su personal a medida que los casos sigan aumentando. Dijo que le preocupa que los trabajadores de la salud se enfermen a medida que se propaga más el virus en la comunidad.

Desde principios de noviembre, los casos entre los trabajadores de la salud han aumentado un 71%, según los datos presentados por funcionarios del condado de Los Ángeles el miércoles.

A medida que más personas se enferman, es más fácil para otras contraer el virus. Estos patrones han causado un número creciente de casos recientemente no solo entre los trabajadores de la salud, sino también en los centros de atención especializada, las escuelas y otros lugares de trabajo.

Los funcionarios estatales están considerando el tipo de orden de quedarse en casa que ayudó a frenar la propagación del virus en la primavera. Lo que no está claro es si los californianos soportarán incluso un bloqueo modificado como lo hicieron en marzo y abril.

Dic. 4, 2020

Una enfermera de un hospital de Kaiser en el condado de Los Ángeles dijo que se siente fatigada por la constante amenaza del COVID-19. Cuando llega al trabajo, nunca sabe si se le asignará un paciente infectado con el virus.

“Se siente mal porque quieres ayudar a los pacientes, pero al mismo tiempo estoy tan agotada”, manifestó la enfermera, que pidió no ser identificada porque su hospital prohíbe al personal médico hablar con los medios. “Siento que el estrés de trabajar en este momento es demasiado. Estoy superándolo, pero nunca he odiado más mi labor”.

Dijo que a veces descubren después de tratar a un paciente que en realidad tenía COVID-19. Sus mentes corren tratando de determinar cuánto tiempo y qué tan cerca interactuaron con ellos.

“Todo el mundo entra en pánico”, dijo.

A diferencia de principios de año, a su hospital no le falta equipos de protección personal. Ahora, al parecer, el factor limitante son las camas, y las proyecciones muestran que el hospital podría estar por encima de sus capacidades.

“Estamos alcanzando un pico al que nunca llegamos en la primera ronda”, expuso.

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Agregó que el hospital ha comenzado a trasladar a las enfermeras y a traer personal temporal para prepararse para un aumento mayor. Las cirugías electivas se cancelarán a partir de esta semana, dijo.

Un remedio propuesto para aligerar la carga de los hospitales ha resultado controvertido.

Al comienzo de la pandemia, las preocupaciones sobre la dotación de personal hospitalario llevaron al gobernador Gavin Newsom y al Departamento de Salud Pública de California a comenzar a permitir que los hospitales soliciten exenciones, solo cuando ven un aumento de COVID-19 o escasez de personal debido a la pandemia, para permitirles superar el número máximo de pacientes por enfermeros.

Aproximadamente 115 hospitales en California han sido aprobados para exenciones desde el inicio de la pandemia, algunos varias veces, ya que las exenciones duran 90 días, incluidas aproximadamente 31 instalaciones en el condado de Los Ángeles, según un análisis de datos del Departamento de Salud Pública de California. Más recientemente, el Hospital Antelope Valley en Lancaster recibió la aprobación poco después del Día de Acción de Gracias.

Antelope Valley Hospital, que según una portavoz del hospital tiene la segunda sala de emergencias más concurrida del estado, se ha inundado en las últimas semanas no solo con pacientes con COVID-19, sino también con pacientes con traumatismos.

El hospital recibió una exención para cambiar temporalmente su proporción de personal en su piso de telemetría, la unidad para pacientes que requieren un monitor cardíaco. En lugar de 1 enfermera por cada 4 pacientes, la proporción de personal es de 1 a 5.

“Es una medida temporal hasta que podamos recuperarnos del aumento de pacientes y la escasez de personal”, dijo la portavoz del hospital Cynthia Frausto, y agregó que varias enfermeras están contagiadas con el COVID-19 y otras dolencias.

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A principios de esta semana, las enfermeras tituladas celebraron una conferencia de prensa para protestar por el cambio de personal, que, según dicen, agrega más a su cansancio personal.

María Altamirano, una enfermera titulada que ha trabajado en el hospital durante 13 años, dijo que las enfermeras hacen más que cambiar a los pacientes con regularidad, administrar sus medicamentos, ayudarlos a ir al baño y brindar atención médica en general debido a que los familiares no pueden visitar a sus seres queridos con COVID-19, señaló, las enfermeras también deben ayudar a los pacientes con videollamadas.

Mientras tanto, también llevan una cantidad considerable de equipo de protección y, por lo general, no tienen tiempo para un descanso. A veces Altamirano ha tenido que esperar ocho horas para ir al baño. En ocasiones ha pasado un turno completo sin descanso. Hace dos semanas, estaba tan cansada que cuando llegó a casa no podía sentir sus pies.

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En un turno reciente, comenzó a las 7 a.m. y no comió ni bebió nada hasta las 11:30 a.m., cuando bebió un poco de té y una dona y regresó al trabajo. Las enfermeras ya no se abrazan ni hablan ni tienen tiempo para ofrecerse apoyo entre sí, a pesar del tremendo costo mental que la pandemia les ha causado, dijo.

“Te preocupas constantemente [mientras estás de descanso] por ‘¿Quién cuida a mi paciente? ¿Nadie?’. Así que todos hacemos todo lo que podemos para ayudarnos unos a otros”, destacó. “No hemos tenido un descanso desde marzo”.

En la noche de Acción de Gracias, el hospital vio un “tremendo aumento” de pacientes con trauma y COVID-19, dijo.

“Nuestra UCI ahora también está bombardeada con pacientes de COVID, y todavía tenemos que mantener las camas abiertas para nuestros pacientes con trauma y cirugías mayores, y ¿qué sucederá cuando los pacientes de COVID ocupen esas camas?”, subrayó Altamirano. “No vamos a poder cuidar [de ellos]... No habrá camas”.

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