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Construyendo Entendimiento

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Para cuando su niño alcanza el segundo o tercer grado, usted debería notar un salto tremendo en la habilidad de lectura. Él o ella ya no vocalizan tantas palabras y - ¡Aleluya! – su hijo puede hasta leer libros cortos con capítulos. ¿Quiere decir esto que usted puede cerrar su involucramiento en la educación de la lectura de su hijo? No tan rápido.

Los padres pueden hacer una diferencia enorme en esta etapa, ayudando a sus hijos a mejorar su fluidez (leer sin trabarse) y sus habilidades de comprensión de lo que leen. “Es una etapa tan crucial para los niños ya que comienzan a leer para obtener información en lugar de tan sólo leer palabras”, dice Candace Fitzpatrick, maestra de tercer grado de la Escuela Primaria Luther Burbank en Artesia. Fitzpatrick, quien coordina el programa de intervención de lectura de la escuela para ayudar a los niños que tienen problemas para leer, nos provee las siguientes estrategias para ayudar a que su hijo sea un mejor lector.

¿Está usted buscando un libro que sea del nivel adecuado para su hijo? Ábralo por la mitad y haga que su niño lea una página. Si comete alrededor de 10 errores o más, ese libro es demasiado difícil. Si comete uno o dos errores, el libro es demasiado fácil. Escoja el libro donde se cometieron entre tres y siete errores. Será un desafío para su hijo, pero no le causará frustración. Si su niño se empeña en leer el libro más difícil, deje que lo haga, pero prepárese a leer junto con él o ella.

¿Su niño lee una palabra a la vez y con fluidez natural? La meta para leer es leer a la misma velocidad con la que las personas hablan. Usted puede ayudar leyéndole en voz alta a su hijo, enfatizando las pausas apropiadas, utilizando muchas expresiones y cambios de voces de acuerdo con el personaje. Luego haga que su hijo lea para usted.

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¿Le preocupa que su niño no absorba lo que acaba de leer? Juegue al “Di algo”. Al principio haga que su hijo lea una frase en voz alta. Luego usted dice “¡Di algo!”. El niño tiene que hablar de algo que haya aprendido del texto. A medida que mejora el entendimiento, pare y diga “¡Di algo!” luego de leer un párrafo, una página.

¿Su niño/a se resiste a leer? Intente hacerle escuchar un audiolibro mientras el niño/a lee a la par en el libro regular. Las personas que cuentan estos libros son muy expresivos y harán que su hijo se enganche enseguida. O quizás su niño se beneficie más si lee pasajes cortos.

¿Sabía usted que los lectores que hacen una conexión personal con las historias las comprenden mejor? Aliente a su hijo a que piense “en voz alta”, relacionando el texto que lee con experiencias personales o eventos actuales. La idea es mantener vivo el diálogo acerca del libro. Su niño se convertirá en un mejor lector – y ¡también podrían estrechar su relación!

- Karen Koch, Escritor de secciones de publicidad especial

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